Las risas, y la conversación iluminan a los pequeños que juegan, cercanos a la fuente. Sus hermosos cabellos ondulados, de color rojizo el más grande y la menina[1] de un encantador negro azulado. Sus cabezas se agitan en compás de un inocente e infantil diálogo. Un libro en mis manos. Se deslizan lentamente las páginas, como si flotasen en el tiempo y en el espacio. Contemplo a los infantes, con júbilo de ver lo maravillosa que es la infancia. Al observar el contenido de lo que leo, un relato histórico sobre los niños hebreos deportados. No son niños diversos a estos que observo, mas son períodos y tiempos diversos. Sus encantadoras cabelleras con reflejos y destellos de luz azulada, rojiza y de las más variadas tonalidades, dan un toque de magnetismo a la evocación del momento. Las imágenes del libro, son tocantes, pues muestran infantes judíos deportados en los campos de exterminio. Mi suspiro quiere saber más sobre el argumento. La lectura va del período en Europa entre los años 1942 – 1945, me lleva a meditar envolviéndome en una atmósfera de ese tiempo, portándome a hacer una pregunta:
¿Qué pensaron los pequeños niños deportados a Auschwitz? a Bergen-Belsen y a todos los otros lager?
Los infantes fueron tomados y agrupados, para ser trasladados a lugares donde el camino era preciso y conducibles a un punto final trazado. Sus pies se movieron sin entender el porque de este viaje. Así entraron en un laberinto de una única salida que los llevaría a la muerte. Habían sido vestidos con amor y cuidado, sin pensar que en pocos instantes todo cambiaría. Fueron alejados de todo, afecto y amparo.
La vista se detiene en un detalle, casi banal, pero lleno de sensaciones, los bellos zapatos lúcidos de algunos, los más pequeños, cubiertos por el polvo, debido a la larga travesía, en cambio las femeninas meninas con sus calcetines que caen repetidamente, ¿será por el nerviosismo del momento? o el agotamiento, creando un movimiento automático, de subirlos reiteradamente, logrando obtener una mínima pausa para descansar. En las tiernas manitos pocos llevan objetos, son simples, de infancia, pero con un significado especial, un verdadero y precioso tesoro. Una Menina de cabellos castaños, rizados, aprieta entre sus entrañas su más amado regalo, consiste en una diminuta cajita de hojalata, con bellos dibujos, proyectando en esta, toda su fuerza y amor a la vida, el deseo de aferrarse a una esperanza. Con un valor inestimable, fue su madre quien lo posó en sus manos, con un beso… y muchas lágrimas.
Son pensamientos de mentes inocentes que no pueden ser más que belleza pura, guiados por senderos conducibles a un laberinto sin razón.
Los niños de Auschwitz son infantes que representan a todos los niños del mundo, encarnan el sufrimiento y el martirio de la infancia anulada. No tuvieron el tiempo de pensar, de entender… No se les dio esetiempo… no se les dio tiempo de crecer, se les negó la existencia… ¿Porqué?? como a tantos niños del mundo actual, ellos simbolizan la infancia flagelada de un mundo que no quiso y no quiere ver… sus errores, en sus senderos, fueron esparcidas espinas. No entendieron porque eran distanciados de sus familias, no sabrán porque debían ir a un mundo oscuro sin respuestas, sin la devoción de las madres. Tantos pequeñuelos en hileras, cogidos unos con otros de las manos, como si fuesen a una paseo de escuela, sin una guía, o solo con la guía de seres desconocidos, personas, que no conocieron, ni vivieron la niñez, seres fuera de un mundo real. No comprendían, ni valorizaban la belleza de la infancia. Estos seres, sin valores – ¡Si tenían hijos! -, y también ¡fueron niños!, pero solo habitaron creyendo y aceptando su propia realidad cruel.
La infancia no puede ser anulada, la existencia no puede ser cancelada a ningún propósito, y más a un infante. No se puede pensar que entre sus senderos duros e irracionales se llegará a la muerte. La deportación de 200 niños de Roma que no regresaron, no llegaron ver la luz. Sus pies caminaron por tantos senderos y nos hace evocar un poema de la poetisa Gabriela Mistral “Piececitos de niños / azulosos de frío / ¡cómo os ven y no os cubren! / ¡Dios mío!… / Piececitos heridos / por los guijarros todos, / ultrajados de nieves / y lodos! / El hombre ciego ignora / que por donde pasáis, / una flor de luz viva / dejáis […]”, expresa el momento de la falta de protección hacia la infancia, ¿quién cubrió esos infantes?, nadie. ¿Qué cosa hicieron para merecer tanto infierno? – la respuesta es porsupuesto nada, solo ser niños, mentes limpias y transparentes.
¿Qué pensaron los niños deportados a Auschwitz? – Sus evocaciones fueron que no pensaron en un mal, sus cristalinos cerebros no conocían la negación, sus pensamientos solo sabían del afecto de las madres judías y su cobijo.
Es duro ver, conocer la historia, es difícil pensar que no pudieron ver construidos sus sueños, y esperanzas, como la más importante la de llegar a ser adulto, es la verdadera magia del ser humano. Pensaron que no existía la maldad, que la belleza era lo único que existía en la Tierra, no sabían, que la obscuridad en ese período era guiada hacia unano salida.
Los infantes de todos los campos de exterminio, simbolizan y representan la niñez negada, el dolor y el martirio de todos los niños del mundo, en todos los periodos. Ellos representan todas las nacionalidades del mundo, sean indianos, africanos, europeos, etc, que sufrieron, y sufren hoy la negación de la niñez, la anulación de existir.
Los niños de Auschwitz, Bergen-Belsen y de todos lo otros lager pensaron un camino de Amor y de flores, pero no de Espinas… los niños de los lager no tuvieron tiempo de Pensar…
[1] Menina: niña en lengua portuguesa.
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