El pasado mes de mayo, a la edad de 98 años, falleció Irene Sendler, una verdadera heroína de la Segunda Guerra Mundial, quien arriesgó su vida en Varsovia ocupada, para salvar de la muerte a 2,500 niños judíos.
Ella siempre permaneció como una heroína desconocida fuera de Polonia, pues apenas la terminación de la guerra, entró el régimen comunista a su país y casi todo quedó olvidado.
Su trabajo en esos años difíciles consistía en rescatar del ghetto de Varsovia, mediante formas casi impensables, bajo las narices de los nazis que lo custodiaban y llevarlos al seno de familias católicas y conventos para evitar los campos de concentración.
En sus últimos años de vida se encontraba en un delicado estado de salud por lo que no salía prácticamente del hospital, pero de joven su bravura rozaba con la inconsciencia por sus arriesgados métodos para con los pequeños del ghetto, quienes salían escondidos entre la basura, en ataúdes o en cajas de herramientas.
En varias ocasiones fue descubierta y brutalmente torturada por los alemanes; en una ocasión hasta se le condenó a muerte, evitando el patíbulo gracias al rescate que lograron miembros de la resistencia. A pesar de las torturas los nazis nunca descubrieron que enterrados bajo un manzano cercano a uno de sus cuarteles, ella escondió varios botes de metal en donde grababa los nombres de todos los niños que salvó, incluyendo su nueva identidad y las familias que los acogieron.
¡Descanse en paz otra justa entre las naciones!
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