Como predije ayer, el gobierno sirio ha iniciado una violenta represión a gran escala contra los opositores comenzando desde el sur, el área más activa de las protestas. Decenas de personas están siendo asesinadas o heridas. ¿Dónde están los gobiernos occidentales y los medios de comunicación, dispuestos a criticar a Israel por la caída de un sombrero y, encima de todo, aferrados a la consigna de: “¡Por favor, señor dictador, sea usted un reformista!?”
Esto debería pasar a la historia, junto con la indiferencia a la sublevación de Varsovia de 1944, la revuelta húngara de 1956, y la indiferencia a la represión de Irán en 2009, como un fracaso vergonzoso de Occidente. Irónicamente, esto se produce en el mismo momento de la obsesión con la supuesta protección de los civiles y una guerra confusa en Libia, que – si es o no lo que hay que hacer – es mucho menos importante en términos humanitarios y de interés nacional.
Hace unos tres años, un valiente disidente sirio me preguntó si llegaría a ver la democracia en Siria, durante su vida. Cuando dude en contestarle, me dijo, “Tal vez durante la vida de mis hijos”. Poco podía soñar que la negativa de Occidente a ayudar sería la responsable de la larga espera mientras el régimen persiste en la demagogia y la represión. ¡Qué vergüenza que el presidente Obama por segunda vez – Irán es la primera – tiene sólo palabras vacías, en un momento en que uno de los estados más represivos del mundo, enemigo de Estados Unidos, y el patrocinador del terrorismo podría ser derribado!.
En las últimas semanas, los países occidentales han dicho que Mubarak se tenía que ir, que Gadafi se debe ir. Pero ni uno solo ha dicho lo que debería ser un gritó en este momento: ¡Assad se debe ir!
Fuente: PajamasMedia.com
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