Hace algún tiempo, la editorial jerosolimitana Nueve vidas acertó en impulsar la traducción y publicación de un dolido relato hilvanado por el joven escritor argentino-español Andrés Neuman (1977-). Dibuja a tres personajes que enfrentan, con diferencias en el tiempo, ese episodio que nunca concluye: la muerte. Alude a Mario abrumado por un implacable cáncer, a su esposa Elena que encuentra fuga y consuelo entregándose a libros y al sexo, y el pequeño Lito, de diez años, que procura descifrar lo que sus padres sienten y esconden.
Lito abre este relato (cuenta menos de 150 páginas) celebrando que, por fin, recibe trato de adulto por parte de una madre que llora y ríe a la vez mientras Mario su padre- grave y resuelto- inspecciona el vehículo que rodará en múltiples caminos. Lito no sabe – y apenas lo adivinará más tarde – que para lidiar con alguna calma con la muerte el padre le dedica honda atención para asegurar algún espacio en su memoria. Por su lado y en silencio, Elena convive con ambos consciente de que su esposo aún gozará de una breve pausa antes de su irrefrenable final.
Se trata en suma de un triángulo de personajes y reflexiones que alude a la finitud de la vida, que es un absurdo existencial inescapable.
En cada capítulo habla uno de los tres personajes. Mario graba sus palabras para que su hijo alguna vez las conozca; Elena teje un diario donde alude a lecturas que le consuelan al tiempo que describe sus íntimas aventuras con Ezequiel, el médico del marido; y Lito enhebra un complejo monólogo interior que acaso lo descifrará en el futuro.
Cada personaje ambiciona más algún consuelo que explicación alguna, un grito más que las lágrimas. Y la muerte abruma a todos pues bien saben que más tarde o más temprano se presentará. Debilitado por su fatal dolencia, Mario se refugia en la soledad de sus reflexiones confiando que su hijo – alguna vez- habrá de conocerlas. Por su lado, Lito se sumerge en la excitación de viajes y virajes, feliz y meditativo por las energías que despiertan. Y en fin, Elena y su amante Ezequiel se entregan a las intimidades de un juego como si fuera el mejor recurso para engañar a la muerte, y apenas saben qué sucederá cuando Mario abandone este mundo.
El escritor Andrés Neuman vive y trabaja en Granada, España. De madre italiana y padre judío, comparte con ellos afinidades musicales. Como adolescente Andrés abandonó Argentina, un país secularmente agitado por golpes militares e inclinaciones autoritarias. En la Granada lorquiana encontró creativa calma. Desde hace algunos años se perfila como un poeta y escritor que merece lugar y atención en los medios internacionales. La versión al hebreo de sus páginas Hablar solos mereció en su momento amplias lecturas.
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