Casi todo el mundo cree que es raro el niño que nace con un defecto en el corazón; la realidad es que las malformaciones congénitas cardíacas ocurren en 8 de cada 1000 nacimientos vivos. Hasta hace unos 50 años, cuando un niño nacía con una malformación severa del corazón, casi nada podía hacerse por él y a los 5 años, la muerte ocurría en un 95% de los casos. Hoy día es al revés; gracias a los avances de la cirugía cardíaca, el pronóstico de supervivencia (muchas veces la curación total) llega al 95%. Esta es la historia de como una doctora, a mediados del siglo XX, ideó el primer procedimiento quirúrgico de corazón del recién nacido, tornándose éste, en el fundamento para el desarrollo posterior de diagnósticos y tratamientos con relación a las enfermedades cardíacas en los niños. Es por eso que se le recuerda como la fundadora de la cardiología pediátrica. Leamos su historia este mes de marzo, al celebrarse el Día Internacional de la Mujer.
Helen Brooke Taussig (1898-1986) nació en Cambridge, Massachusetts, EEUU. Sus padres, de religión judía, eran altamente cultos, siendo su padre un economista famoso, catedrático en la Universidad de Harvard y consejero del presidente Wilson. Su madre, graduada de la Universidad de Radcliffe, murió teniendo ella escasos 11 años de edad. Durante su niñez, Helen contrajo tuberculosis y sufrió de dislexia, trastorno que pudo superar gracias a la intensa intervención de su padre, quien fungió enérgicamente como su tutor. Cursa la preparatoria en el Cambridge School for Girls y comienza sus estudios universitarios en Radcliffe. A los dos años, se transfiere a la Universidad de Berkley en el estado de California para cursar sus estudios premédicos y es aceptada en la Escuela de Medicina de Johns Hopkins, Baltimore, Maryland. Al graduarse en 1927, decide hacer un año de estudios de postgrado en investigación cardíaca en Hopkins y de 1928 a 1930, hace su Internado y Residencia en pediatría en la misma institución.
Gracias a su experiencia en investigación cardíaca, en el año de 1930, a los 32 años de edad, Taussig es nombrada Directora de Cardiología Pediátrica del hospital pediátrico de Johns Hopkins (llamado en ese entonces Harriet Lane Home for Invalid Children). El equipo de la clínica consistía únicamente en un electrocardiógrafo (el ECG, recién descubierto en 1902), un aparato de rayos-X y un fluoroscopio (este último, obtiene radiografías en forma constante, lo que permite ver movimiento de órganos, como “en video”). Utilizando el ECG y el fluoroscopio, la Dra. Taussig comenzó a correlacionar los hallazgos de éstos en sus pacientes, con los hallazgos encontrados posteriormente a su muerte (en la autopsia). Fue así como comenzó a elucidar diagnósticos clínicos en vida, que anteriormente sólo podían hacerse en la mesa de autopsia.
Ya adentrada en sus investigaciones, a principios de los años 40, se le ocurrió la idea de crear un bypass para salvar a los bebés “azules” que nacían con “Tetralogía de Fallot” (llamados “azules” porque los 4 defectos en su corazón no permiten que la sangre llegue al pulmón a oxigenarse, lo que da apariencia de piel azul). Convenció a un cirujano llamado Alfred Blalock para que construyera una desviación vascular entre la arteria subclavia y la arteria pulmonar, para que la sangre sin oxígeno en estos niños, pudiera así llegar al pulmón, a oxigenarse. El 29 de noviembre de 1944 Blalock efectuó la operación, con Taussig a su lado, salvándole la vida a un pacientito y cambiando así la historia, pues a partir de entonces, la cirugía cardíaca de niños había nacido. Hoy día existen decenas de condiciones por las que existe remedio quirúrgico, habiendo sido nuestra protagonista la que dio el primer empuje a tan importante especialidad.
La operación se llama “operación Blalock-Taussig” y es efectuada en todo el mundo. La técnica es considerada también pionera, en el desarrollo de la cirugía de corazón abierto de adultos, durante la década de los años 50 del siglo pasado.
Helen Taussig fue también la primera en el mundo en crear un programa de enseñanza oficial de cardiología pediátrica; a propósito, esa fue la primera sub-especialidad pediátrica de la historia.
La Dra. Taussig escribió el libro Malformaciones Congénitas del Corazón (1947) y en 1954 recibió el prestigioso Premio Lasker por Investigación Clínica. Cinco años después se le nombró “Professor” en la Universidad Johns Hopkins. En 1964, Taussig recibió la Medalla de la Libertad del presidente de los EEUU Lyndon Johnson, e hizo otra vez historia al volverse la primera mujer presidenta de la American Heart Association (1965). En el transcurso de su carrera profesional, diecisiete universidades le otorgaron titulo Honoris Causa.
A finales de su carrera profesional, Helen se volvió sorda y leía los labios de sus pacientes. Al no poder usar su estetoscopio, ponía sus dedos en el pecho de los niños para sentir el ritmo de los latidos. “Yo oigo con mis dedos” solía decir, quedando sus estudiantes y colegas impresionados de sus dotes diagnósticos, a pesar de su invalidez.
Fue directora del Harriet Lane durante 33 años. Después de su retiro, se muda a Pennsilvania, donde murió en un accidente automovilístico tres días antes de su cumpleaños número 88.
Hoy día, la Universidad Johns Hopkins la honra al haber nombrado su centro de cardiología pediátrica el “Helen B. Taussig Children’s Pediatric Cardiac Center” y en el año 2005, su Escuela de Medicina bautizó a uno de sus cuatro pabellones en su honor.
Se cuenta que a Helen no le gustaba que la llamaran Dra. Taussig. “Deben acostumbrarse a llamarme Helen” decía a todos. Su sencillez fue equivalente a su determinación y brillantez; una luminaria que dio aportaciones incomparables a la medicina.
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