Una estampida de elefantes… blancos amenaza a México con fuerza mayor a la de los ciclones trágicos del mes pasado.
De los elefantes siempre hablamos con el candor del niño asombrado en el circo, el zoológico o el cine de Tarzán. Mis elefantes son otros. Conocí a Margarita Debayle ante la tumba del poeta que medio siglo antes le había contado un cuento: “Este era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes. Un kiosco de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil muñequita, tan bonita, Margarita, tan bonita como tú”.
El gobierno de Nicaragua premiaba a Manuel Bernal por ser el mejor recitador de Rubén Darío y representando a la Asociación de Locutores de México lo acompañé a la ciudad de León, donde le entregaron la medalla. Los recuerdos saltan como chapulines y de aquel encuentro lo más asombroso fue conocer en persona a la que creíamos figura mítica nacida en la imaginación del gran poeta. Ha volado otro medio siglo y la mención del elefante me distrajo del propósito de este Bucareli.
La estampida incontenible de los elefantes blancos se oculta bajo la sombra de los problemas urgentes de México: las inundaciones, las iniciativas de leyes, la legalización de la marihuana, la indignación de los maestros y la criminalidad irreductible. En la confusa turbulencia mercaderes sigilosos tratan de introducir los monstruos para venderlos y cobrarlos caros en la entrega, dejando los daños del tropezón a los agobiados habitantes del país.
Quieren seducirnos, sobre todo a un gobierno recién llegado ansioso de grandes obras públicas, con propuestas cuyo fin es generarles jugosos ingresos a quienes las construyen a sabiendas de que los proyectos fracasarán como fracasaron en otros países. La lista de desastres incluye desde aeropuertos a refinerías, pasando por trenes aerodinámicos, carreteras de lujo, ciudades deportivas o de las artes y monumentos de ornato que dejan chica a la Estela de Luz en la entrada de los Leones de Chapultepec.
A cada nuevo gobierno se le propone un aeropuerto de la Ciudad de México. Grupo Aeroportuario del Pacífico ha presentado un proyecto presupuestado (siempre se triplica sobre la marcha) en cuatro mil millones de dólares. Cuando Aznar aterrizó en el gobierno español aprobó la construcción de la Terminal 4 de Barajas. Debía costar mil millones de euros. Costó 6 mil 200. Se tiró el dinero a borbotones. Hoy está en la quiebra.
Sigamos con los ejemplos de la Madre Patria. El Instituto de Medicina Legal costó 20 millones de euros. La obra concluida nunca ha llegado a usarse. El periódico “20 minutos”, único vivo de los siete gratuitos que hace tres años había en Madrid, enumera los fracasos: el hospital de Villalba costó más de 100 millones de euros (cada euro equivale a 20 pesos), se terminó en enero, está cerrado; el parque de bomberos de Valdemoro, casi cuatro millones, cerrado; el Tren de la Warner para conectar Madrid con un parque temático, pagado por el gobierno madrileño, acaba de ser cerrado por carencia de pasajeros y los cuatro millones de euros de manutención; Autovía MP 203 mil 70 millones, inconclusa; Tren de Navalcarnero, 160 millones pagados por el gobierno de Madrid, paralizado en 2010; del mismo bolsillo 300 millones, el doble de lo previsto para el Faro de la Moncloa, en ruinas; el Madrid Arena 100 millones, infrautilizados; Centro de Convenciones en la Castellana, 100 millones en cimientos y stop; el Obelisco de Calatrava que funciona a veces le cuesta a Madrid 150 mil euros anuales de mantenimiento; Centro de las Artes de Alcorcón, 120 millones, sin terminar; Instituto de Cirugía Molecular Príncipe de Asturias, se presupuestó en 27 millones, costó 40, no se usa; Faro de la Moncloa, inaugurado en 1992, con inversión de casi 4 millones de euros, 82 por ciento más de lo presupuestado, cerró en 2 mil 8 por incumplir la normativa de seguridad y se gastaron otros 6 millones pero nunca ha vuelto a abrir.
Los agentes viajeros traen en su muestrario trenes, astilleros, tranvías como el que impedimos en el Centro Histórico del DF, Conjuntos Olímpicos iguales al de Irapuato (también en México se cuecen habas) abandonado a media construcción, entre miles de ejemplos autóctonos.
En el chachareo multimillonario de elefantes blancos es próspera y extendida variedad de la corrupción. El negocio inmobiliario y financiero termina en construir. Y adiós. Si llega a funcionar será privado. Si fracasa, público.
Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar, yo siento en el alma una alondra cantar: tu acento. Margarita, te voy a contar un cuento.
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