Una recreación de la vida íntima de las mujeres de la Comunidad Judía de Damasco a principios del siglo XX | Entrevista a Victoria Dana, acerca de “A donde tú vayas iré”

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La escritora mexicana Victoria Dana reconstruye en su más reciente novela, A donde tú vayas iré, la vida de la comunidad judía de la ciudad de Damasco a principios del siglo XX. Una época convulsa, compleja, en donde esta comunidad, con tradiciones y costumbres que los acercaban a la tierra prometida de Israel, verá cómo los acontecimientos brutales de la Primera Guerra Mundial los alcanzará hasta ese espacio de seguridad que han construido a lo largo de los siglos: el barrio judío de Damasco, con esa mezcla de olores, sabores, palabras, gritos, cantos, saludos, chismorreos, que han marcado el ritmo de la comunidad durante siglos.

La Primera Guerra Mundial, desarrollada principalmente en los campos de batalla de Europa Occidental, tendrá, sin embargo, repercusiones en otros escenarios geopolíticos, estratégicos para los intereses de las grandes potencias. El Oriente Medio fue un lugar esencial para dirimir el conflicto mundial. En Siria las fuerzas del Imperio Turco, aliado de las potencias del Eje, se enfrentarán a la fuerza de Inglaterra y de Francia, dando como resultado un cambio en el mapa político de la región. Esta lucha terminará por destruir las formas de convivencia de una comunidad, que ha alcanzado un alto grado de comodidad económica, al dedicarse durante siglos al comercio en una de las ciudades más importantes del antiguo Imperio Turco.

Victoria Dana nos presenta en esta ocasión una historia construida a partir de recuerdos y conversaciones familiares y que también contó con un amplio proceso de investigación con los documentos de los primeros migrantes judío-sirios que llegaron a México, para construir la historia de Latife, una hermosa niña, perteneciente a una rica familia judía, que sin embargo tendrá que sufrir la caída en desgracia, ya que la madre de Latife no es capaz de darle un hijo varón a su marido, por lo que tanto ella como Latife, será condenada al ostracismo.


A la muerte de su padre la condición de la familia da un vuelco terrible producto de los conflictos familiares. Latife y su madre terminarán enfrentándose a la pobreza y a la humillación que está trae consigo. Las condiciones de la comunidad judía, además, se verán totalmente perjudicadas tras la caída del Imperio Turco en 1914. La rica comunidad judía será expoliada, amenazada, perseguida por las nuevas fuerzas militares que se enfrentan en abierta guerra civil para controlar e imponer su poder en los restos de un imperio que se desmorona.

La prosa de Victoria Dana recrea en A donde tú vayas iré, publicada por la Editorial Lumen, la vida cotidiana de la comunidad judía: los olores, los sabores de la cocina y de la comida se encuentran presentes en esta novela, en donde vemos que el papel de la mujer al interior de la comunidad es esencial para mantenerlas unida. Sin embargo, la comunidad judía de Damasco a principios del siglo XX es una comunidad apegada profundamente a sus tradiciones, entre las que se encuentren que el mayor peso del trabajo doméstico tremendo recae en las mujeres que, sin embargo, no tenían voz ni voto en las decisiones finales de las familias. Las decisiones las tomaban los hombres de la familia. Y si faltaba un heredero varón, como en el caso de la familia de Latife, la familia podía desheredarlas, porque la riqueza y las propiedades no podían pasar a otra familia.

Esta dureza en la forma en la que la tradiciones obligaban a tratar a las mujeres, que no conocían más allá de las calles del barrio judío, fue una de las razones que, ante las complejidades políticas y militares que se desatan tras la caída del Imperio Turco, dejó a la comunidad en una situación desesperante. Las mujeres no eran capaces de tomar decisiones que salvarán sus vidas porque las leyes, la cultura, la tradición les había quitado su voz y su valor. Los hombres murieron o eran llevados de manera obligada al ejército turco o sirio, y para evitar esta situación las familias tenían que pagar fuertes cantidades de dinero y evitar así los malos tratos o la muerte en el campo de batalla. Por esta razón, las comunidades judías de Damasco y de Siria tuvieron que migrar a América, en busca de mejores horizontes y nuevas posibilidades de trabajo. Latife logra emigrar a México, en donde encontrará por fin la paz y el sosiego, que tanto se le negaron a lo largo de su vida.

Conversamos con Victoria Dana, escritora mexicana, autora de la novela Las palabras perdidas.

Adonde tu vayas iré, su segunda novela, es un libro que se nutre de la tradición bíblica, y que fluye con historias que nos recuerda a las novelas del escritor egipcio Naguib Mahfuz o del escritor afgano, Khalen Hosseini.

Javier Moro Hernández (JMH): ¿Cómo se dio el proceso de reconstruir la vida cotidiana de la comunidad judía de Damasco de principios del siglo XX?

Victoria Dana (VD): Me llevó alrededor de cuatro años,  y empecé con testimonios, pero  también tenía los recuerdos de mi padre, algunas cosas, también existen algunos testimonios escritos por parte de personas de ese generación de exiliados en México, a los cuales tuve acceso, por lo menos a algunos, lo que es muy interesante, porque en su mayoría son pequeñas frases o ideas sueltas sobre las que yo tenía que hacer toda una investigación, por ejemplo, mi papá estudió en la Alianza Israelí de Damasco, hasta sexto de primaria, y él se refería a esa escuela como el lugar en donde aprendió todo lo que sabía, y ese era el único dato que yo tenía, y entonces tenía que rastrear todos los datos que podía, y ahí encontré referencias de Libelo de Damasco de 1840, en donde se hablaba de los presos judíos de Damasco, y sobre las primeras escuelas judías modernas, y ahí fue de dónde me empecé a sumergir más en el tema, tratando de conocer más, leyendo; al final, la investigación fue un proceso muy rico, muy divertido.

JMH: Quería preguntarte sobre la reconstrucción de la memoria familiar. ¿Cómo abordaste ese proceso?

VD: Todas las circunstancias familiares de los personajes de la novela son una ficción, pero también son historias universales, de hecho mientras avanzaba en la escritura me di cuenta de que estaba repitiendo historias bíblicas y por eso inserté los títulos de los capítulos, que son referencias directas a la Biblia, sin embargo, la parte que tiene que ver con la memoria y el recuerdo sí es una reconstrucción que hice a partir de los recuerdos, pero como te contaba, tuve acceso a algunos documentos de los exiliados que llegaron a México, en uno de ellos logré leer, por ejemplo, el testimonio de un señor que decía en su testimonio escrito que su abuela había fallecido de hambre en Damasco, eso para mí me lleva a pensar y a imaginar toda la historia de hambre que sufrieron y vivieron esas mujeres, esas familias, y eso me permite recrear un entorno cotidiano y comunitario, por ejemplo el hecho de que estas mujeres no podían ir a visitar a sus familiares fallecidos, ir al cementerio, porque no sabían rezar, porque no recibían una educación religiosa, porque según la sociedad en la que vivían, ellas no la necesitaban, pero cuando la situación política empeoró y no había hombres y los hijos pequeños se morían de hambre, yo me preguntaba cómo le hicieron para enterrarlos, y eso me lleva a la idea de la memoria, que en mi familia se trabajó desde el relato oral, ya que mi padre tenía una memoria maravillosa, pero esa reconstrucción también se da porque la historia se construye a partir de lo que escuche de joven, lo que me contaron y lo que inventé, y luego lo que se da a partir de la investigación y la imaginación, pero a pesar de que es una historia comunitaria, con fuertes reminiscencias familiares, no es una novela autobiográfica, hay una recreación y un trabajo de creación de personajes y circunstancias.

JMH: Es una novela con dos niveles generales: uno que a recreación de la vida íntima de las mujeres de la comunidad judía de Damasco a principios del siglo XX, y otro es justo la vida de esa comunidad, que la que varios miembros tienen que salir y vivir exiliados en México después de la Primera Guerra Mundial cuando cae el Imperio Otomano y esa zona del mundo se convulsiona políticamente.

VD: Lo que quería con A donde tú vayas iré era ver si yo era capaz de crear todo un universo, a todo un pueblo, un barrio con sus calles, y de no perderme, porque es muy complicado, entonces estas voces fueron todo un reto para mí, una pregunta, un reto, que también me había surgido desde la relectura de los escritores del siglo XIX, Tolstoi, Dostoievski, entonces esa era la intención en cuanto a la recreación de las voces de la comunidad, influenciada por los grandes maestros, pero por otro lado está la parte de la recreación de la cotidianidad, la parte costumbrista de la novela, que esa parte sí lo saque de testimonios, de lecturas, de recuerdos, por ejemplo, la imagen de las cocinas comunitarias de las casas, las relaciones cotidianas entre las mujeres, y sin duda me ayudó mucho estar observando fotografías, tratar de meterme a las fotografías, y tratar de hacerla hablar, por decirlo, porque además la fotografía llegó a Damasco en 1860, entonces hay muchas imágenes maravillosas, pero también creo que son mujeres de las que escuche hablar mucho, desde la infancia, esas voces que están ahí son voces que me acompañan desde la infancia.

JMH: Hay una parte de tu novela, que es cuando los sobrinos de Latife viajan a Buenos Aires, crea un controversia muy grande en la familia, porque se van sin permiso, sin avisar a nadie, y cuando la Primera Guerra Mundial se sigue extendiendo y se acerca a Damasco, estas dos partes de la novela nos habla de que el mundo puede ser muy grande pero al mismo tiempo aparentar estar aislado de la historia del mundo.

VD: Sí, es parte de la idea de la protección, una de las características del judaísmo es que ha construido la idea de la necesidad de poner cercos alrededor nuestro, o sea, la idea de cuidar tu casa, cuidar tus tradiciones y pon un cerco, eso es algo que está escrito en el Talmud, pero, por otro lado, cuando a uno le abren la ventana no hay forma de mantenerte aislado, a pesar de que la ciudad de Damasco estaba construida de esa manera, con el barrio judío aislado del barrio musulmán y aislado del barrio cristiano, por otro lado sobre el grupo [de] jóvenes que tomaron la decisión de irse a Buenos Aires, uno de ellos era mi abuelo, fue un grupito de jóvenes que pertenecían a buenas familias de la comunidad, que podían viajar a Líbano de vez en cuando y se subieron al barco y se fueron, no sé qué se imaginaron y se tardaron tres años en volver, pero procuraron trabajar en Buenos Aires y juntar dinero para no regresar sin nada, eso era muy interesante, porque parte de una idea de demostrar que sí puedo regresar con dinero, es decir, que de alguna manera, es la idea de triunfar en el mundo.

JMH: Tu novela nos refleja cómo la crisis mundial provocada por la Primera Guerra Mundial genera que estas comunidades aisladas, que se conforman como una unidad cerradas, tengan que abrirse, salir, migrar hacia otras zonas.

VD: Claro, pero justo lo que vemos es que a las mujeres sí les van muy mal, justo porque estaban en el centro de la comunidad, que se cerraba en torno a ellas y pretendía sobreprotegerlas, y ellas justo no saben cómo reaccionar o qué hacer, a diferencia de ellas, mujeres europeas, que formó parte de la resistencia militar, porque estaban en las fábricas, en los trenes, a diferencia de esas mujeres, las de la comunidad judía en Damasco no pudieron hacer nada y se murieron de hambre.

JMH: El personaje de Marie que es un espejo de los cambios que las mujeres sufrieron, pero las mujeres de las comunidades judías y musulmanas no lograron tomar las mismas decisiones, por este profundo respeto que le tenían a sus tradiciones son incapaces de traicionar sus tradiciones y eso les trajo consecuencias terribles.

VD: Claro, porque ellas estaban acostumbradas a que les dijeran que no necesitan aprender, que todo se les iba a dar, que ellas sólo necesitaban casarse, saber cocinar, estar en la casa, y con eso iban a estar muy bien, mientras su entorno estuviera protegido, pero si el entorno tiene un vuelco ellas no fueron capaces de tomar las decisiones adecuadas para sobrevivir.

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