Clientes presas del pánico se apresuraron a retirar su dinero de los bancos, mientras los gobiernos latinoamericanos y del Caribe, entre ellos los de Antigua, México, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, exhortaban a mantener la calma el miércoles, temerosos de que las acusaciones de fraude al financista texano R. Allen Stanford repercutieran en sus países.
Reguladores norteamericanos acusaron el martes a Stanford, uno de los empresarios más prominentes del Caribe, y a tres de sus compañías con un fraude “masivo” centrado en certificados de depósitos con una alta tasa de interés.
La Comisión de Valores y Cambio (SEC) estadounidense congeló los bienes de tres compañías propiedad de Stanford, entre ellos el Stanford International Bank de Antigua. El banco cuenta con oficinas en México, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
Las acusaciones contra el millonario texano tienen “implicaciones muy graves” para Antigua, dijo el primer ministro Baldwin Spencer en un discurso en la noche del martes. Añadió que el gobierno está desarrollando un plan de contingencia.
El banco central prometió “hacer todo lo posible” para mantener la solidez del sistema bancario en la isla nación de Antigua y Barbuda.
Entre tanto, las autoridades de Colombia suspendieron el miércoles las actividades de la firma de corretaje Stanford International Bank para proteger “a clientes e inversionistas”, según un comunicado de la Superintendencia de Finanzas de Colombia.
En Venezuela, donde Stanford Bank tiene 14 sucursales y unos 15.000 clientes, el principal regulador bancario del país también hizo un llamado a la calma.
En Panamá, reguladores bancarios se hicieron cargo de sucursales de la unidad de Stanford tras una corrida bancaria. El Superintendente de Bancos de Panamá dijo que la situación no señala “un deterioro en la situación financiera del banco” en ese país.
Los bienes depositados en las cuatro sucursales del banco en Panamá serían de 200,8 millones de dólares, informó el periódico La Prensa.
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