Comunidad Judía de Francia se une para discutir la respuesta al antisemitismo

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El cuerpo representativo de la comunidad judía francesa, CRIF, acaba de celebrar su décima convención anual, titulada “Francia fracturada: ¿podemos unirnos contra el antisemitismo?”.

Como miembro de la Comisión de Estudios Políticos del CRIF, estuvo presente el Centro Simon Wiesenthal. Los oradores procedían de todos los espectros políticos, religiosos, intelectuales y de los medios de comunicación.

La mayoría de las presentaciones analizaron la particularidad del antisemitismo francés en el marco del preciado código de la república “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. Estos valores se situaron en el contexto de la “laicidad” contrarrestada por la amenaza del llamado “comunitarismo” (fundamentalmente el supersesionismo étnico y religioso).


Un ejemplo clarificador fue la emancipación formal de los judíos de la Revolución Francesa, comprobada por la declaración de Stanislas de Clermont-Tonnerre, miembro de la Asamblea Revolucionaria de 1789: “Para los judíos como individuos, todo; como pueblo, nada”, un concepto confirmado bajo Napoleón.

“Tan feliz como un judío en Francia” se convirtió en la respuesta judía durante casi un siglo, hecha añicos por el “Caso Dreyfus” de 1894. Francia fue dividida por el fabricado juicio por traición al capitán judío, con una ola de antisemitismo que resultó en el histórico manifiesto del Estado judío de Theodor Herzl.

Desde la colaboración nazi de Vichy hasta la caracterización de los judíos como “un pueblo dominante” que hizo el general Charles De Gaulle en 1967, pasando por la descripción del primer ministro Raymond Barre de las víctimas del bombardeo de la Sinagoga Copérnica de 1980 como “una bomba colocada para los judíos que mató a cuatro franceses inocentes”, el antisemitismo continuó.

“Para el individuo judío, ¡todo! Para el pueblo judío o su comunitarismo soberano, la audacia de un Estado judío, ¡nada!”

En esta convención del CRIF, el ex presidente de la ONG SOS-Racismo, Malek Boutih, de moderada izquierda, se mostró iconoclasta: “En la actualidad, no hay ningún lugar donde los judíos puedan sentirse seguros en Francia, debido al terror islamista, al nacionalismo populista y a la presión del conflicto de Oriente Medio sobre la opinión pública… Los antisemitas adaptan su discurso para eludir la ley”.

La respuesta está en educar a la sociedad: “¡Liberté, Egalité, Fraternité y una porción de Laicité! (¡Libertad, Igualdad Fraternidad y una porción de Laicidad!)”.

La indignación fue expresada en el mitin contra la islamofobia de este mes, con el motivo de una estrella amarilla, una apropiación de la Estrella amarilla de David impuesta por los nazis.

Las panaceas propuestas por los ponentes incluían viajes a Auschwitz, testimonios de víctimas del terrorismo y una “Carta de la Laicidad” que decía “¡Libertad e igualdad son los pilares, Fraternidad el objetivo!”.

“La república es exigente, pero también cuidadosa, con todos sus ciudadanos”, excepto, por supuesto, en el período previo a las elecciones municipales, regionales y parlamentarias, en las que la demografía determina el cortejo de votos. A esto se sumó la crítica de otras democracias, Estados Unidos y el Reino Unido, “donde el comunitarismo parece enloquecer”.

El 3 de diciembre, la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA) será debatida en la Asamblea Nacional Francesa, a la que se han adherido 127 de los 577 diputados. El ataque de la oposición ya ha comenzado por parte de unas 40 ONG a favor de los palestinos, y sus partidos políticos están furiosos por la ecuación antisemitismo-antisionismo.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se comprometió a aprobar la definición de la IHRA en la cena del CRIF en febrero.

La definición completa de la IHRA incluye un apéndice con una lista de ejemplos. Para obtener un consenso más amplio de apoyo, algunos oradores se pronunciaron a favor de una votación sobre la definición básica, pero añadiendo los ejemplos sólo como directrices para los profesores, la policía y los jueces.

Estos últimos claramente requieren capacitación en antisemitismo, ya que utilizan una política de puertas giratorias; incapaces de creer que las víctimas del racismo pueden convertirse en sus perpetradores. Colocan a los asesinos de un sobreviviente del Holocausto en estancias hospitalarias de larga duración para pruebas de demencia o por estar bajo la influencia del alcohol o los estupefacientes, en total negación de la justicia y el peligro de los asesinos para la sociedad.

A partir del debate intelectual, la atmósfera se volvió más concentrada: “El antisionismo como camuflaje para el antisemitismo”; “Boicot, desinversión, sanciones (BDS) como redentor de la política nazi de ¡Kauft nicht bei Juden! (¡No le compre a los judíos!)”; y el tema de la seguridad física.

Tras la masacre de Charlie Hebdo y el asalto al supermercado Hyper Cacher, el presidente Hollande puso en marcha un Estado de sitio, y el entonces ministro del interior, Bernard Cazeneuve, anunció el despliegue de la policía, las fuerzas especiales y el personal militar en todos los lugares judíos sensibles. Los soldados armados fueron colocados como guardias fuera de sinagogas, escuelas, centros comunitarios e instituciones.

En una reunión con el ministro, le pedí que anunciara como medida disuasoria, el día en que se eliminen estas contingencias, la presencia de 1.000 hombres vestidos de civil, aunque no fuera así. Los militares desaparecieron y no hubo tal declaración.

La convención del CRIF fue clausurada por el actual ministro del Interior, Christophe Castaner. Su resumen:

  • El antisemitismo y el antisionismo son ataques contra la república.
  • Todos los llamamientos al boicot serán castigados.
  • Estamos planificando la protección acumulada de sitios sensibles, como sinagogas y centros comunitarios.

La aplicación de esta política puede renovar la expresión “¡Feliz como un judío en Francia!”

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