El plan de un supremacista blanco para prender fuego a una sinagoga le explotó en sus propias manos, literalmente. El hombre acabó ardiendo cuando las llamas volaron a través de la ventana y lo engulleron.
Tristan Morgan compareció ante el Tribunal Penal Central el pasado viernes, donde se declaró culpable de incendio y dos cargos en virtud de la Ley de Terrorismo en relación con el incendio en la Sinagoga de Exeter, en el Reino Unido.
Las imágenes del circuito cerrado de televisión mostraron al hombre de 52 años de edad vertiendo gasolina en el edificio religioso antes de incendiarlo. Cuando lo hizo, las llamas brotaron de la ventana e impactaron directamente en la cara de Morgan.
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