La llegada de musulmanes a Uruguay y su contexto

Por:
- - Visto 756 veces

Nuestro país cuenta con atributos propios que lo hacen singular en el concierto de las naciones. La solidaridad y amistad de sus habitantes, su calidad de vida, sus logros futbolísticos y su peculiar carnaval son algunas de esas características. Pero estos conceptos se nutren con valor y este valor lo genera su población, que a través de los siglos reconoce los ideales democráticos, pluralistas y tolerantes a través del respeto, trabajo y bienestar.

Estos mismos indicadores son los que atrajeron a nuestros antepasados al llegar a estas tierras, lo que fue popularizado por el abogado y político argentino Juan Bautista Alberdi en la frase “nosotros descendemos de los barcos” en clara alusión a que los contingentes inmigratorios poblaban y construían los países de esta región.
Las cifras demográficas históricas arrojan guarismos interesantes. La población uruguaya en 1900 era de 936.120 habitantes, 40 años después la misma era de 2.163.547, el aumento había superado el 130% en cuatro décadas y el crecimiento y consolidación del estado nacional se hacía presente en cada situación.

Españoles, Franceses, Italianos, Rusos, Polacos, Judíos, Armenios y demás nacionalidades y etnias, huían de tierras ensangrentadas y violentas en busca de sueños de libertad. Y aquí encontrarían el desarrollo de su existencia, no sin penurias pero en el entendido que el trabajo y el esfuerzo les permitiría llegar al objetivo tantas veces pospuesto en sus lugares de origen. La solidaridad y la lealtad dejarían de lado las diferencias políticas, ideológicas, económicas y hasta culturales en busca de un nuevo desafío; la construcción y desarrollo de la República Oriental del Uruguay.


Todos vivenciamos el anecdotario de nuestros ancestros que relataban las dificultades con el idioma español, la búsqueda de un trabajo permanente, la vivienda compartida con coterráneos o amigos y las dificultades propias de un recién arribado. El tesón era permanente y el trabajo y el deseo interno de una sólida conformación familiar eran el motor de los recordados “Kuentenics”, algo así como un estigma del inmigrante judío que recorría las calles ciudadanas.

Quizás, por eso entre otras manifestaciones sociales y culturales, vivió un desarrollo notable la práctica del deporte y en especial el futbol, donde cada uno se mezcla con el otro corriendo tras un balón, generando un trabajo de equipo. Maravillosa forma de resaltar una sociedad que busca el esfuerzo grupal por encima del destaque personal.

La colectividad judía como otros grupos poblacionales colaboraron y forjaron su futuro aquí, consolidándose con el resto de los mosaicos culturales que hacían eclosión en estas tierras. Sin embargo la colectividad musulmana no tuvo en los albores del siglo veinte un desarrollo numérico importante en el Uruguay. La explicación quizás fuera geopolítica o religiosa, el Uruguay fue desde sus inicios un país laico cuya consagración surge con la propia independencia.

Los musulmanes se afincaron en Brasil, llegaron fuertes contingentes a Buenos Aires y demás provincias argentinas y se instalaron por miles en Colombia y Venezuela donde lograron formar en aquellos años una estructura institucional resaltable.

En Uruguay escasos pobladores abrazaron dichas creencias y el marco estructural se limitó a alguna institución creada por pocas decenas de adherentes. La cultura, alimentación, indumentaria y religión islámica fueron consideradas una rareza exótica durante décadas en el país.

Con la llegada de la denominada “globalización” y la asunción política de determinados gobiernos regionales afines al Islam, el tema se hizo más familiar. Uruguay recibió en la última década miles de ciudadanos latinoamericanos beneficiados con la bonanza económica que impulsaba a los países llamados emergentes. La comunidad islámica no fue ajena a este fenómeno. Esta inmigración por distintas razones, concentro las especiales miradas de la prensa nacional e internacional en el país.

Por razones humanitarias el gobierno del ex presidente José Mujica permitió la llegada al país el 9 de Octubre de 2014 de 42 ciudadanos sirios de religión islámica que componían 5 familias y huían de la guerra civil siria – que lleva más de 200.000 víctimas – previéndose la posibilidad de arribo de futuros contingentes. Los inmigrantes fueron recibidos por miembros del gobierno y alojados rápidamente en residencias del interior del país donde se les brindo educación inicial, medios de producción y servicio de traductorado para lograr una rápida adaptación al lugar.

Este hecho no fue el único contacto que la población uruguaya tuvo con el Islam en los últimos tiempos, tras negociaciones privadas entre los gobiernos de Uruguay y Estados Unidos, el país recibió la llegada de cuatro sirios, un palestino y un tunecino que cumplían condena en la cárcel estadounidense de Guantánamo, en territorio cubano. Los mismos fueron recibidos, alojados y subvencionados por el gobierno y corporaciones sindicales con vivienda, salud, alimentación e idioma.

Los recién llegados, a diferencia de otras culturas más afines a la idiosincrasia nacional, que también llegaron al país en los últimos años, contaron con importante ayuda económica de diversas empresas e instituciones públicas nacionales.

A pesar de estos privilegios, en algún caso puntual se conoció a través de la prensa denuncias de violencia doméstica, desínteres por el trabajo, huelgas de hambre e instalación de carpas en las inmediaciones de la embajada estadounidense con reclamos a las autoridades nacionales y exigencias económicas y laborales.
La llegada de nuevos contingentes y la adaptación definitiva de los refugiados, es hoy tratada a nivel de cancillería.

Es de esperar que el esfuerzo y la gratitud que ha mostrado el gobierno nacional y su propia ciudadanía, se traduzca en un reconocimiento general de los nuevos pobladores a los que sin dudas, el pueblo uruguayo insertara en la medida que sus comportamientos sean afines a los valores y la idiosincrasia que le caracteriza.

La forma de vida que desarrolla la sociedad uruguaya y su popular solidaridad es alabada en diversas latitudes del planeta y es de esperar que el trabajo y el esfuerzo sean las simientes que desarrollen estos grupos en el país, como lo hicieron nuestros ancestros un siglo atrás.

1 comentario en «La llegada de musulmanes a Uruguay y su contexto»

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: