No se puede decir algo acerca de alguien que no lo es

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En 1967, durante las excavaciones de un edificio en Deir Alla en el valle del Jordán, una expedición arqueológica holandesa descubrió el fragmentado texto de una historia centrada en las visiones de Balaam, hijo de Beor. Este nombre es familiar para los lectores del TaNaKh por ser uno de los principales protagonistas de los capítulos 22 a 24 del Libro de Números.

La narración bíblica, confirmada por el descubrimiento de Deir Alla, forma parte de una antigua manera de relatar historias sobre profetas y hombres santos los que bendicen y maldicen a las naciones y a sus reyes.

La Literatura Fundacional del pueblo judío, el TaNaKh, nos dice que un rey moabita, temeroso de que los israelitas, en su paso hacia la Tierra Prometida ‘rodeen’ a Moab, privándola de toda posibilidad de expansión, despachó repetidas misiones a Balaam, instándole a utilizar sus artes contra Israel.


Balaam era considerado un hombre, cuya palabra (de bendición o maldición) estaba dotada de un ‘poder’ infalible. En su ingenuidad pagana, el rey moabita cree que Balaam puede lanzar un hechizo sobre Israel. Le dice: ” el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.”

A pesar de la gran riqueza prometida, Balaam se niega a acompañar a los emisarios del rey, sosteniendo estar supedito a la autoridad de Dios. Eventualmente, Dios se aparece a Balaam y le concede permiso para acompañarlos, pero con la advertencia de que haga sólo lo que se le diga.

Las palabras que salen de la boca de Balaam, son puestas por Dios. En vez de maldecir a los israelitas, Balaam los bendice y alaba sus fuerzas, reconociendo que son una nación bendecida.

Aunque el cuento popular, la poesía y la arqueología del pasaje Balaam, hablan volúmenes que permiten entender a los 24 “libros” que constituyen la Literatura Fundacional del pueblo judío como resultado de siglos de tradición oral, escritura humana y proceso editorial, detrás de la historia hay una sabiduría que trasciende el estilo literario y la ideología religiosa.

La premisa de la narración es que el Dios de Israel controla todas las actividades de Balaam. Para el paganismo, por el contrario, tal como lo señala Robert Alter, profesor de hebreo y literatura comparada en la Universidad de California, Berkeley, los poderes divinos pueden ser manipulados por una casta de profesionales por medio de un conjunto de procedimientos cuidadosamente establecidos.

Un profeta, vidente o simplemente un visionario es alguien que “ve” las cosas como son y no pueden dejar de llamarlos por su (auténtico) nombre. El profesor Alter señala “La primera palabra de la historia de Balaam en hebreo es el verbo “ver” que con algunos sinónimos se convierte de forma apropiada en la palabra principal de esta historia acerca de la naturaleza de la visión.

Mirando hacia abajo al campamento israelita, desde cimas de las montañas, Balaam se siente abrumado por el poder de Israel. Acamparon por sí solo, sin aliados de otras naciones que los asistieran. No le quedó más remedio que concluir que este no era un pueblo impuesto a las maldiciones y la fatalidad, sino uno que había sido bendecido.

Sí, la historia es parte del folklore de la zona, pero también pertenece al legado particular de la sabiduría de Israel en su definición “dicho sea de paso”, de la verdad y la mentira. No se puede decir algo acerca de alguien que no lo es; ni se puede evitar reconocer lo que está ahí para ser visto. Llámelo: la palabra de Dios.

Acerca de Moshe Pitchon

Moshe Pitchon es un pensador judío y el director de BY un centro de estudios e investigación del judaísmo contemporáneo basado en el sur de la Florida en los Estados Unidos.

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