Una de las épocas de mayor impacto sobre la comunidad judía y sobre la población española, incluso sobre toda la historia de la humanidad. Un período donde las masacres
eran asuntos comunes y del día a día.
Cuando se menciona el término “Edad Media”, lo primero que se viene a la mente es la Inquisición. Ésta, entre muchos otros lugares, fue llevada a cabo en España, lugar de enfoque de este artículo.
La Inquisición fue un tribunal investigativo traído desde Roma y ejecutado en 1478 por la Reina Isabel I de Castilla, el Rey Fernando II de Aragón y Fray Tomás de Torquemada, inquisidor general de Castilla y confesor de Isabel. Fue realizada con el objetivo de juzgar y castigar a las personas que no respetaran la ortodoxia católica, personas que se desviaban del “camino correcto”.
En España, la religión católica cumplía la función de consolidar y unificar a la sociedad española, es por eso que era tan importante que toda persona llevara a cabo un estilo de vida católico. Como ya se sabe, en España habitaban muchos judíos, así que al recibir la noticia de que todo el país debía de llevar la religión católica, tuvieron que elegir entre convertirse, fingir convertirse o permanecer con su fe. Y de aquí nace el término “criptojudío” o “nuevo cristiano”. Como su nombre lo indica, eran judíos falsamente convertidos a la religión católica, lo que significa que fingían ser católicos y a escondidas realizaban actos relacionados con su religión original.
Lo tenían que esconder muy bien, de lo contrario serían condenados con castigos típicos de la Inquisición, tales como La Hoguera, La Rueda y El Tormento de Agua, el cual consistía en tomar diez litros de agua seguidos sin siquiera respirar, para finalmente explotar. Los castigos eran ejecutados públicamente, bajo el nombre de “Auto de Fe”, con el objetivo de
estimular y fortalecer la fe de los creyentes, y advertir a los dubitativos. Durante la ceremonia se leían los cargos de los condenados para después ejecutarlos con la excusa de que al hacerlo (quemarlos) purificarían y liberarían sus almas pecadoras.
El gobierno, al saber de la existencia de los criptojudíos, elaboró una lista de costumbres por medio de las cuales se podría identificar a los judíos. Lista que fue comunicada a todo el pueblo con el objetivo de que todos estén al pendiente de cualquier indicio de estas costumbres, de esta manera el mismo pueblo se acechaba entre sí, creyendo que el entregar a un hereje sería un pase directo al cielo (eso es lo que La Iglesia les declaró).
Los criptojudíos en su mayoría eran decubiertos por evitar cualquier acción católica como bendecir y persinarse, también por actos sospechosos en los días sábado (shabat) y costumbres anormales en el mercado (kashrut), entre muchas otras.
Esto fue un golpe muy duro para la comunidad judía española, pues ellos llevaban mucho tiempo en esa tierra y tenían una comunidad enorme de una gran antigüedad. Habían pasado por momentos gloriosos, como la “Época de Oro” cuando estaban los musulmanes en el poder, asimismo habían tenido momentos malos, como las “matanzas de 1391”, pero nunca antes se habían enfrentado a algo como La Inquisición.
Sin embargo, no toda la población judía optó por cambiar de religión, y aún así su vida fue miserable. Pues la postura de la Inquisición declaraba que los judíos impedían a los conversos aceptar plenamente el cristianismo.
Se acusaba a los judíos de incitar a sus familiares conversos a regresar al judaísmo, por lo tanto mientras existiesen judíos no se lograría la plena asimilación de los conversos.
Y fue así que se observó que la Inquisición no funcionó del todo, pues no fue posible eliminar a todo “judaizante”, por lo tanto decidieron cambiar de técnica y expulsar a todos los judíos del país en 1492.
En ese entonces el ejecutar bajo el nombre de D-os era muy común y relevante, es por eso que la intolerancia religiosa se encontraba en cualquier lugar. Esta característica sigue estando presente en nuestros días, aunque parezca que está escondida bajo la alfombra, y es muy notable en temas como el terrorismo, y un sin fin de asuntos regidos por el fanatismo religioso.
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