Mucho se ha escrito acerca del Festival y se han sacado fotografías memorables para recordar los bailes de nuestros hijos o de amigos conocidos.
El día de ayer entre la lluvia mi hija Pau y yo fuimos A echar porras no sólo a la escuela a la que pertenece Pau: La Idishe.
Sobre todo quisimos apoyar con todo nuestro cariño a la Tnuá a la que ella pertenece: El Habonim.
Fue un gran gusto ver los bailes de todas las escuelas en verdad se lucieron, Muy bien por ellas.
Más aún siento la responsabilidad moral de decir lo significativo de que hayan participado las Tnuot.
En el caso del Habonim o cómo se le dice de cariño: El Habo. Hicieron el baile con entrega pasión y cariño.
Mismos sentimientos que se ven reflejados en el trabajo que día a día hacen por los janijim.
A pesar de la cantidad de trabajo diario no solo escolar, si no las juntas semanales que tienen, las peulot que realizan, Las llamadas por hacer, ir a arreglar a veces limpiar, comprar todos los materiales para las actividades con su propio dinero, llegar con anticipación para preparar todo. Las juntas después de acabar los sábados, y todas y cada una de las actividades que realizan tienen una trascendencia de servicio comunitario y social sorprendente.
Las Tnuot lograron buscar el tiempo para participar en el Festival Aviv tan importante que compone a la comunidad judía.
Quiero enfatizar la cuantía y el alcance de las Tnuot, por la relevancia que tienen para la comunidad.
Que trabajan con cero presupuesto pero le dedican el 100% de su entrega y de su corazón.
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