Con la obra de Ariel Guzik, Cordiox, México despertará la sorpresa y la admiración de los visitantes a la Bienal de Venecia, como lo ha hecho desde el inicio de su participación en esta muestra, aseveró María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, durante la conferencia de prensa en la que se anunciaron los pormenores del Pabellón de México en la 55ª Exposición Internacional de Arte.
La Bienal de Venecia se inaugurará el próximo 1º de junio; sin embargo, el Pabellón de México estará abierto desde el 28 de mayo hasta el 24 de noviembre del presente año.
Itala Schmelz
La propuesta de la curaduría de Itala Schmelz, explicó García Cepeda, consiste en un diálogo sonoro entre la obra de Guzik y el edificio que albergará al Pabellón de México, la antigua iglesia de San Lorenzo, un edificio de notables antecedentes relacionados con la música, por su acústica privilegiada. Se trata, dijo, de un dichoso encuentro entre el espacio y el artista, quien ha tenido como elementos clave de su trabajo la acústica, la armonía y la resonancia.
Asimismo, recordó que la participación de México en la Exposición Internacional de Arte data de 1950, cuando se exhibieron obras de Siqueiros, Rivera, Orozco y Tamayo.
Cordiox es una máquina de cuatro metros de altura que pone en juego el encuentro de dos elementos complementarios: 180 cuerdas tensas distribuidas en tres arpas y un cuarzo único en el mundo de 180 centímetros de alto y 45 de diámetro, elementos que contraponen los campos eléctricos y magnéticos, con lo cual se logran sonoridades cristalinas.
Ariel Guzik
Ariel Guzik subrayó el hecho de que su obra haya sido seleccionada para la Bienal de Venecia, aun cuando el equipo del Laboratorio de Investigación en Resonancia y Expresión de la Naturaleza en México –fundado y dirigido por él, y del cual han surgido una diversidad de proyectos, además de Cordiox– realiza un trabajo fuera de los círculos artísticos convencionales, como las galerías de arte.
“Con este grupo he colaborado desde hace muchos años. Nos hemos enfocado al reencantamiento del mundo, un objetivo muy ambicioso, pues intentamos rescatar las señales sutiles, los sueños, la virtud mística de la sorpresa, de la valoración de la naturaleza a través de los cuestionamientos que formulamos.
“En este sentido, Cordiox es un ejemplo muy claro de nuestro trabajo, cuya virtud es la sutileza, además de la experiencia individual que le brinde a cada persona. Esta derivación de la entropía es una especie de suma de infinitas señales sutiles para conformar una gran voz, también sutil. La iglesia de San Lorenzo es el mejor lugar para que esta obra nazca.”
La curadora Itala Schmelz, afirmó que “cuando busqué a Ariel a fines del año pasado me mostró los dibujos y planos constructivos de una gran máquina que representaba la síntesis de muchos años de trabajo. Construir Cordiox fue una labor artesanal y requirió de conocimientos de electrónica muy sofisticados”.
No obstante, agregó, en esta pieza prevalece la inquietud lúdica. “Los aparatos que construye Ariel son únicos. Él es un inventor de máquinas que tiene una relación afectiva con sus creaciones. Cordiox, con su gran corazón de cuarzo, tiene la capacidad de captar la energía que hay en el ambiente y transformarla en sonidos armónicos que invitan a la fantasía. En el contexto de la Bienal, donde hay una gran variedad de propuestas artísticas, mucho ruido y energía, esta pieza nos recuerda lo más íntimo de nosotros mismos”.
Artículos Relacionados: