Serguei M. Eisenstein, Pionero en el uso del montaje, marcó la pauta del cine revolucionario en México

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Judíos destacados en México

Sergei Mikhailovich Eisenstein nació el 23 de Enero de 1898 en Riga, Rusia, hoy Letonia y falleció el 9 de Febrero de 1948. Sus padres fueron el arquitecto Mikhail Osipovich Eisenstein e Ivanovna Konetskaya, hija de un contratista adinerado.

Fue un director y teórico revolucionario del Cine Soviético célebre por sus películas mudas Huelga, El Acorazado Potemkin y Octubre. Su trabajo influenció enormemente a cineastas más jóvenes pendientes de sus innovaciones y escritos sobre el montaje. Eisenstein se casó con la cineasta y escritora Pera Atasheva (1900-1965) desde 1934 hasta su muerte en 1948. Debido a la censura soviética, el uso del cine político por parte de Eisenstein debía ser tan subversivo que la crítica gubernamental pasaría desapercibida.

Eisenstein fue pionero en el uso del montaje, un uso especifico de la edición de películas. Creía que la edición podría ser usada para más que solo exponer una escena en un determinado momento, a través de escenas relacionadas y vinculadas. Eisenstein sentía que la “colisión” de tomas podía ser usada para manipular las emociones de la audiencia y crear una metamorfosis en la película. Desarrolló lo que llamó “métodos de montaje”.
1. Métrico
2. Rítmico
3. Tonal
4. Sobretonal
5. Montaje intelectual


Sus artículos y libros –particularmente Forma de la Película y El Sentido de la Película- explican dichos métodos en detalle. El y Lev Kuleshov fueron dos de los primeros teóricos del cine. Su impacto en los realizadores en la década de 1920 fue enorme.

En sus primeras películas, Eisenstein no usó actores profesionales. Sus narrativas evitaban los personajes individuales y se dirigían a temas sociales, especialmente el conflicto de clases. Usó personajes secundarios, y los papeles fueron hechos por personas sin entrenamiento de cada clase social.

La visión de Eisenstein sobre el Comunismo lo llevó a tener conflictos con oficiales en el régimen de José Stalin. Como otros tantos artistas bolcheviques, Eisenstein visionaba una nueva sociedad en la cual se subsidiarían completamente a los artistas, liberándolos de jefes y presupuestos, dejándolos absolutamente libres para crear, pero los presupuestos y los productores eran tan significativos para la industria de cine soviética como para el resto del mundo. La bisoña guerra –y revolución- dejo en ruinas y aislada a la nueva nación que no tenia los recursos para nacionalizar su industria cinematográfica al principio. Cuando se nacionalizó, los recursos limitados –tanto monetarios como de equipamiento- requirió que se controle la producción tan intensamente como en el mundo capitalista.

La popularidad e influencia de Eisenstein en su propia tierra creció y menguó con el éxito de sus películas y el paso del tiempo. El Acorazado Potemkin (1925) fue aclamada por los críticos alrededor del mundo. Pero fue más que nada su renombre internacional el que le permitió dirigir “La Línea General” (Lo Viejo y Lo Nuevo), y luego Octubre (Diez días que sacudieron al mundo) como parte de la celebración por el décimo aniversario de la Revolución de Octubre de 1917. Los críticos fuera de la Unión Soviética lo alabaron, pero en casa, el enfoque de Eisenstein en dichas películas pasaba por temas estructurales como los ángulos de la cámara, los movimientos de la muchedumbre y el montaje, lo llevaron a el y a otros cineastas, como Pudovkin y Dovzhenko, bajo el fuego de la comunidad fílmica soviética, forzándolo a publicar artículos de autocrítica, comprometiéndose a reformar su visión cinemática para conformar las doctrinas cada vez mas especificas del realismo socialista.

En el otoño de 1928, con Octubre todavía bajo fuego en muchos cuarteles Soviéticos, Eisenstein dejo la Unión Soviética para realizar un tour por Europa, acompañado de su colaborador Grigori Aleksandrov y el cinematógrafo Eduard Tisse. Oficialmente, el viaje supuestamente le permitiría a Eisenstein y compañía aprender sobre el cine sonoro y presentar a los famosos artistas soviéticos, en persona, al capitalismo del Este. Para Eisenstein, sin embargo, era también una oportunidad para ver paisajes y culturas fuera de aquellos encontrados dentro de la Unión Soviética.

Pasó los próximos dos años viajando y dando conferencias en Berlín, Zurich, Londres y París, donde, en Abril de 1930, Jesse L. Lasky, en nombre de Paramount Pictures, le ofreció la oportunidad de hacer una película en los Estados Unidos. Aceptó un contrato a corto tiempo por $100.000 dólares y arribó a Hollywood en mayo de 1930.

Sin embargo, este arreglo falló. La idiosincrasia de Eisenstein y su acercamiento artístico al cine era incompatible con el acercamiento más comercial de los estudios norteamericanos. Eisenstein propuso una biografía sobre el magnate Sir Basil Zaharoff y una versión cinematográfica de “Arms and the Man” de George Bernard Shaw, y planes mas desarrollados para una película sobre “Sutter´s Gold” de Jack London, pero falló en tratar de impresionar a los productores del estudio. Paramount finalmente llego a un arreglo para filmar una versión de “Una Tragedia Americana” de Theodore Dreiser. Esto emocionó a Eisenstein que había leído y le había gustado la obra, y se había encontrado con Dreiser una vez en Moscú. Eisenstein completó un guión desde el comienzo de octubre de 1930, pero no le gustó a Paramount y, adicionalmente, se encontraron intimidados por Major Frank Pease, el presidente del Hollywood Technical Director´s Institute. Pease, un acérrimo anti comunista, montó una campaña pública contra Eisenstein. Diecisiete días mas tarde, por un “mutuo acuerdo”, la Paramount y Eisenstein declararon su contrato nulo y sin efecto, y el grupo de Eisenstein volvieron a Moscú a expensas de Paramount.

Eisenstein pensó que el regreso a casa era una imagen de fracaso. La industria cinematográfica soviética estaba resolviendo el tema de las películas sonoras sin el y sus películas, técnicas y teorías las que se volvieron cada vez mas atacadas como “fallas ideológicas” y mostradas como ejemplos del peor formalismo por los estalinistas, y la industria cinematográfica soviética se volvió cada vez mas influenciada por el estalinismo. Muchos de los artículos teóricos de este periodo, como “Eisenstein en Disney” salieron a la luz décadas después como textos escolares usados en escuelas de cine alrededor del mundo.

La Época Mexicana

La saga mexicana del famoso director soviético comenzó en agosto de 1929, después de haber finalizado el rodaje de La línea general (1929). Eisenstein y sus colaboradores, Grigory Alexandrov y Eduard Tissé, salieron de Moscú para atender diversas invitaciones a congresos cinematográficos en Europa. La gira los condujo finalmente a los Estados Unidos, en donde los esperaba un contrato con la Paramount. Era la época en que Hollywood importaba talentos europeos para satisfacer su creciente demanda de películas, por lo que no debe parecer extraño que la Meca del cine se interesara en el afamado director de El acorazado Potemkin (1925).

La experiencia hollywoodense de Eisenstein fue un verdadero desastre. A lo largo de 1930, el cineasta y sus colaboradores trabajaron en dos proyectos: “Sutter’s Gold”, un guión original sobre la fiebre del oro en California, y “An American Tragedy”, una adaptación de la novela homónima de Theodor Dreiser. Desanimados por el rechazo de ambos proyectos, los soviéticos terminaron aceptando la invitación del novelista Upton Sinclair, quien junto con otros intelectuales de izquierda deseaba producir una película sobre México.

Nuestro país no le era extraño a Eisenstein. En 1919, el cineasta había diseñado la escenografía para la puesta en escena de la obra teatral “El mexicano” de Jack London. La visita de Diego Rivera a Moscú en 1927 había iniciado una relación amistosa entre el pintor mexicano y el cineasta. Revolucionario convencido, Eisenstein deseaba fervientemente conocer el país de la primera revolución del siglo veinte. Animado por el apoyo que le ofrecía Sinclair, el director inició la producción de ¡Que viva México! (1930-1932) una de las cintas inconclusas más famosas de la historia del cine.

¡Que viva México! era desde su inicio un proyecto muy ambicioso. La cinta consistiría en cuatro episodios: “Sandunga” (una boda indígena en Tehuantepec), “Maguey” (el sacrificio de unos campesinos en una hacienda porfiriana), “Fiesta” (la preparación de un torero para el ruedo) y “Soldadera” (estampas de una mujer revolucionaria). El filme incluiría además un prólogo sobre el México prehispánico y un epílogo con imágenes del Día de Muertos.

El rodaje inició a finales de 1930. Un año después, el director había filmado unos 200 mil pies de película y aún no comenzaba a filmarse el cuarto episodio. Siempre un perfeccionista, Eisenstein había preferido sacrificar el presupuesto antes que su compromiso estético. Esta situación, aunada a la mala reputación personal que Eisenstein generó ante Sinclair, hicieron que el productor ordenara el cese del rodaje en enero de 1932.

Eisenstein pensaba que podía terminar la película con el material que había filmado y enviado a Los Ángeles. Sin embargo, el disgusto de Sinclair fue tan definitivo que el escritor movió influencias para que Eisenstein no pudiese ingresar de nuevo a los Estados Unidos. Adicionalmente, Sinclair se comunicó con Stalin y acusó al director de frívolo y alejado de los principios socialistas. Esta acusación, a la larga, convertiría a Eisenstein en el “ángel caído” de la cultura soviética y tendría repercusiones negativas en sus futuros proyectos.

A pesar del boicot de su productor, Eisenstein y sus colegas lograron obtener la visa para reingresar a los Estados Unidos en marzo de 1932. El permiso estaba condicionado, por lo que los soviéticos no pudieron pasar por Hollywood en su camino hacia Nueva York. En abril, Eisenstein logró ver por primera y última vez el material que había filmado en México. Antes de partir, el director y Sinclair llegaron a un acuerdo que permitiría a Eisenstein editar el material en Moscú. Grigory Alexandrov se quedó en los Estados Unidos para recibir el material, pero Sinclair se comprometió a enviarlo. Tras el regreso de Alexandrov, el escritor envió los rollos, pero cuando estos llegaron al puerto de Hamburgo ordenó que los regresaran. De esta manera, la obra mexicana de Serguei M. Eisenstein nunca volvió a estar en sus manos.

Con el material de ¡Que viva México! se hicieron diversos montajes, ninguno de los cuales puede considerarse como definitivo. Sinclair proporcionó el material al productor Sol Lesser para realizar Thunder Over Mexico (1933). Al año siguiente, el mismo productor editó dos cortos titulados Death Day (1934) y Eisenstein in Mexico (1934). Le siguió Time in the Sun (1956), editada por Marie Seaton, amiga y biógrafa del director. En 1977, el propio Alexandrov construyó su versión muy personal del material, la cual bautizó con el título original.

Aun cuando la estancia de Eisenstein en México fue muy corta, las imágenes de ¡Que viva México! fueron admiradas desde su rodaje y la influencia que tuvieron fue decisiva para la creación de una estética fílmica mexicana que tuvo a sus máximos exponentes en el cineasta Emilio “El Indio” Fernández y el fotógrafo Gabriel Figueroa y forma parte importante en la historia y desarrollo del cine mexicano.

Eisenstein nunca pudo recuperarse de la tragedia que le significó perder el control sobre ¡Que viva México! Enfermo y deprimido, el cineasta se encerró por una temporada y aunque retornó al cine para filmar dos obras maestras más, Alexander Nevsky (1938) y la primera parte de Iván el Terrible (1943-1945), su ánimo nunca pudo recuperarse.

Rechazado por el régimen stalinista, el cineasta falleció sin haber visto finalizada la segunda parte de Iván el Terrible y sin haber podido realizar su ambicioso proyecto sobre el país de la primera revolución del siglo veinte.

Gracias a la prevision de Sinclair, que en 1950 depositó los materials sin editar de Eisenstein en Museo de Arte Moderno de New York, y el trabajo subsiguiente de Jay Leyda para hacerlos accesibles, no estaba todo perdido. Estamos seguros de que 70 años de cuidado e inversión para preservar la esencia de este film, tendría que resultar forzosamente en una reconstrucción auténtica y fiel del mismo.

Muchos historiadores del cine están convencidos que ¡Que viva México! es uno de los más grandes trabajos fílmicos de Eisenstein. ¡Que viva México! marca un punto importante en el desarrollo artístico de Eisenstein y un punto crucial en la evolución del arte cinematográfico. Este trabajo merecía, más que ningún otro ser desenlatado, para ser apreciado por las nuevas generaciones.

Aquí les mostramos el resultado de su rescate. Un resultado muy cercano a como Eisenstein concibió este film. [Oprima sobre la imagen para ver el video]

Part 1 Part 2 Part 3
Part 4 Part 5 Part 6
Part 7 Part 8 Part 9

Filmografía:

  1. Ivan Grozni II (Iván el Terrible, Parte II) (1948-1958)…. director y guionista y editor (producción soviética)
  2. Ivan Grozni I (Iván el Terrible, Parte I) (1943-1945)…. director, guionista y editor (producción soviética)
  3. Aleksandr Nevsky (Alexander Nevsky) (1938)…. director, guionista y editor (producción soviética)
  4. Bezhin lud (La pradera de Bezhin) (1935-1937)…. director, guionista y editor (producción soviética)
  5. ¡Que viva México! (Da zdravstvuyet Meksika!) (1930-1932)…. director, guionista y editor (producción soviético-estadounidense-mexicana inconclusa)
  6. Staroie i novoie (La línea general) (1929)…. director y guionista (producción soviética silente)
  7. Oktiabr (Octubre) (1927)…. director y guionista (producción soviética silente)
  8. Bronenosets Potiomkin (El acorazado Potemkin) (1925)…. director, guionista y editor (producción soviética silente)
  9. Stachka (La huelga) (1924)…. director y guionista (producción soviética silente)
  10. Nikodnevik glumova (El diario de Glumov) (1923)…. director (producción soviética silente)

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