De vuelta a la luz. Cuatro mujeres artistas- Sus obras. Sus caminos

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Rosy Lilienfeld, Erna Pinner, Ruth Cahn y Amalie Seckbach, cuatro artistas plásticas casi olvidadas hasta ahora y cuya obra estuvo a punto de ser aniquilada por el régimen nazi de Alemania (1933 – 1945), despiertan ahora Zurück im Licht / Back into the light. Four women artists – Their works. Their paths (De vuelta a la luz. Cuatro mujeres artistas- Sus obras. Sus caminos) a través de una exposición que tiene lugar en el Museo Judío de Fráncfort del Meno desde el pasado 25 de noviembre al 17 de abril próximo.

Se desconoce si hubo una conexión entre las cuatro mujeres, pero en la exposición se pone de manifiesto lo que tienen en común: la realidad no estuvo a la altura de los sueños de estas asombrosas artistas durante mucho tiempo.

La casualidad quiso que una historiadora del arte y conservadora, encontrara un viejo artículo de periódico y que los nombres allí publicados no significaran nada para ella, acicateando su curiosidad. Cosas del destino, esta coincidencia las ha salvado ahora de la relegación y la omisión. Las obras de las cuatro mujeres son de gran calidad, por muy diferentes que fueran sus estilos, y preterirlas sería una imperdonable injusticia.


Ruth Cahn, «Autorretrato», 1935. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
Ruth Cahn, «Autorretrato», 1935. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.Ruth Cahn, «Autorretrato», 1935. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
Nacida en 1875, Ruth Cahn se había convertido rápidamente en una figura importante de la escena artística de Fráncfort. Sus cuadros, muy expresionistas y coloridos, se asemejan al movimiento artístico del fauvismo, con cuyos representantes había estudiado en París. Allí entraría en contacto también con los círculos de Pablo Picasso y Henri Matisse, y continuaría su formación con Kees van Dongen y Othon Friesz.

Pero Cahn tuvo que abandonar Alemania por las persecuciones del bárbaro sistema genocida de Adolf Hitler; se exilio en Chile en 1935 junto con su hermano Arthur, y a finales de 1953 se trasladó a Barcelona con su otro hermano, Robert, antes de regresar en 1961, ya anciana, a su querido hogar de Fráncfort, donde falleció a los 90 años de edad, sin haber podido recuperar su antiguo éxito. Desde 1935 no volvería a pintar más. Familiares suyos siguen viviendo hasta hoy en la capital de la comunidad autónoma de Cataluña.

Rosy Lilienfeld, «Escena rural. Podando árboles» 1929. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.Rosy Lilienfeld, «Escena rural. Podando árboles» 1929. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
Rosy Lilienfeld, por su parte, conocía un mundo que estaba detrás de sus sueños. Las cosas reales, los objetos, el espacio y la luz, eran claros y verdaderos en sus dibujos, pero sus relaciones entre sí eran visionarias, ”nacidas del presentimiento”, escribía el historiador del arte Sascha Schwabacher en 1935 en el periódico de la comunidad judía Israelitisches Gemeindeblatt sobre la hoy olvidada dibujante de Fráncfort, asesinada en el campo de exterminio nazi de Auschwitz en 1942. Schwabacher, nacido en 1875, y detenido por los nazis en 1942, fue asesinado el 5 de mayo de 1943 en Theresienstadt.

Talleres

Zurück im Licht / Back into the light. Four women artists – Their works. Their paths. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.Zurück im Licht / Back into the light. Four women artists – Their works. Their paths. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
El artículo titulado “Atelierbesuch bei Frankfurter Künstlerinnen” (“Visita a los talleres de las artistas de Fráncfort”) se convertiría en una especie de guión para la presente exposición, De vuelta a la luz. Cuatro mujeres artistas – Sus obras. Sus caminos, del Museo Judío de Fráncfort: El público puede ahora recorrer los talleres de las cuatro artistas.

Los visitantes se sorprenden hoy de lo progresistas que fueron estas cuatro mujeres, que se afirmaron como artistas junto a sus colegas masculinos en una época difícil – y cuyas carreras terminaron abruptamente cuando los nacionalsocialistas llegaron al poder el 30 de enero de 1933 .

Erna Pinner, «Indígena andina» 1931. © 2022 by Estate of Erna Pinner.Erna Pinner, «Indígena andina» 1931. © 2022 by Estate of Erna Pinner.
Rosy Lilienfeld, Amalie Seckbach, Erna Pinner, Ruth Cahn: todas ellas son redescubrimientos inspiradores; viajaron por todo el mundo o estudiaron en París, expusieron sus obras, publicaron o coleccionaron arte, dieron forma a la escena artística de Fráncfort en la década de 1920. El hecho de que vuelvan a nuestra memoria colectiva a través de una exposición hábilmente escenificada se debe a un equipo dirigido por la Dra Eva Sabrina Atlan, subdirectora del Museo Judío de Fráncfort, quien trabajó en un importante proyecto de investigación. El punto de partida fue un descubrimiento accidental en su propia casa.

Rosy Lilienfeld, «Escena rural. Podando árboles» 1929. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.

Casualidad
Rosy Lilienfeld, ilustración para «Hiob» de Joseph Roth, 1931. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.Rosy Lilienfeld, ilustración para «Hiob» de Joseph Roth, 1931. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
Mientras digitalizaba la colección del museo, Atlan encontró obras expresionistas de gran calibre de una dibujante cuyo nombre no había oído antes: Rosy Lilienfeld. En el depósito se había almacenado 45 obras. Eran dibujos fascinantes: Vistas urbanas de Fráncfort, ilustraciones literarias, series gráficas sobre misticismo judío, escenas de sueños nocturnos y “cuadros encantados”. ¿Quién era esta mujer que, con tinta, lápiz, tiza y carboncillo, llevaba al papel con trazos seguros estas escenas fuertes, a menudo inquietantes, a veces amenazadoras?

Atlan empezó a investigar; en bases de datos y archivos, y siguió el rastro de la artista hasta los Países Bajos. En 1939, Lilienfeld había solicitado salir de Alemania con destino a Inglaterra; se dirigía al exilio con su madre, pero solo llegó hasta Utrecht, desde donde fue deportada a Auschwitz (Polonia) por los nazis. Su madre sobrevivió en un monasterio de Utrecht; en 1945 presentó una solicitud de búsqueda: hace tres años fue la última vez que supo de su hija, estaba en Polonia.

Además de los dibujos de Lilienfeld, la exposición también presenta documentos de la búsqueda, como la lista de inventario de la partida, que demuestra que Lilienfeld se había llevado muchas obras. Algunas de ellas fueron encontradas y compradas; muestran el talento de la artista, que estudió en el Städelsches Kunstinstitut con Ugi Battenberg y recibió la influencia de Max Beckmann, que vivía entonces en Fráncfort. Sus obras se expusieron en el Kupferstichkabinett (Museo de Grabados y Dibujos) y en la Jüdischer Frauenbund (Asociación de Mujeres Judías).

Compromiso

El profundo compromiso de Lilienfeld con las tradiciones judías del centro y el este de Europa y con las descripciones literarias de Martin Buber de la figura mística del rabino Israel ben Eliezer, llamado Baal Shem Tov, es particularmente impresionante. Lilienfeld retomó los relatos en su propia publicación. Existe una correspondencia anterior con Buber, que vivía entonces en Heppenheim; se refiere a un editor posiblemente interesado.

Algunos dibujos, como la ilustración de “El aliento perdido” de E. A. Poe, no se publicaron. Probablemente se debió a unas circunstancias vitales cada vez más difíciles; no solo las externas, sino también la lucha contra los demonios interiores.

Rosy Lilienfeld, «Puente de hierro» 1926. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.

En el curso de la investigación aparecieron expedientes médicos del “Städtische Irren-Anstalt” (Manicomio municipal), en los que se describía una enfermedad mental. Escenas oscuras, de pesadilla, con simbolismo de muerte, indican una confrontación con su enfermedad; en retrospectiva, estas obras también pueden leerse como presagios de los horrores que le esperaban a ella y a millones de personas a manos del régimen nacionalsocialista.

Erna Pinner, «Indígena andina» 1931. © 2022 by Estate of Erna Pinner.

Rosy Lilienfeld, «Puente de hierro» 1926. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.Rosy Lilienfeld, «Puente de hierro» 1926. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
La vida y la obra de Lilienfeld habrían merecido una exposición por sí solas, pero ocuparse de ella era solo el punto de partida de una investigación aún más exhaustiva. Durante su trabajo la Dra Eva Sabrina Atlan se topó con el artículo de periódico citado al principio de este artículo; esto la animó a sacar de nuevo a la luz a las otras tres mujeres artistas, en gran parte olvidadas, que se mencionan en él.

En la arquitectura de la exposición, que forma cuatro salas de estudio separadas, se descubre a Amalie Seckbach (nacida en Hungern en 1870 Hungen – asesinada en 1944 en Theresienstadt) en la sala contigua: una coleccionista de arte chino y japonés que no empezó a modelar cabezas de retratos y máscaras hasta los 52 años, tras la muerte de su marido, el arquitecto Max Seckbach. Durante un viaje a Bélgica en 1929, Amalie Seckbach conoció al pintor James Ensor, que se entusiasmó con sus esculturas y la invitó a exponer con él. Bajo su influencia, Seckbach comenzó a exponer internacionalmente a los 60 años.

Amalie Seckbach también fue llevada a un campo de concentración; en Theresienstadt empezó a dibujar en papel encerado fino. Sus motivos no muestran escenas campestres, sino escapadas a la fantasía; paisajes, abstractos. Su hermano sobrevivió y consiguió salvar sus obras y un legado escrito por ella misma sobre el paradero de sus obras. Este legado se expone en la muestra, dando lugar a nuevas investigaciones que, según la Dra Atlan, aún están pendientes.

La salvaje
Ruth Cahn, «Casa de las palmeras», 1924. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.Ruth Cahn, «Casa de las palmeras», 1924. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
En el estudio contiguo se encuentra la obra de Ruth Cahn, la “fauvista / salvaje” entre las mujeres presentadas. Su biografía se conoce hasta ahora en fragmentos. Cahn aprendió pintura en Múnich y en París con los fauvistas, expuso en Barcelona en la galería vanguardista Dalmau y perteneció al círculo establecido de artistas de Fráncfort en los años veinte. En esta ciudad a orillas del río Meno encontraba motivos adecuados para sus acuarelas; el Palmengarten era su lugar de añoranza.

No fue fácil localizar las obras de Cahn y Seckbach, dice la Dra Eva Sabrina Atlan. Para homenajearlas, se encargó a la artista Elianna Renner que observara los espacios vacíos en la vida de ambas mujeres. El resultado es una videoinstalación humorística en tres partes que puede entenderse como una conclusión y una mirada al futuro. Poco antes de la inauguración de la exposición, el propietario de una obra hasta entonces inencontrable de Ruth Cahn se ponía en contacto con los organizadores de la muestra. La pieza sería incluida más adelante en la exhibición.

Rosy Lilienfeld, ilustración para «Hiob» de Joseph Roth, 1931. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.Rosy Lilienfeld, «Puente de hierro» 1926. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
Erna Pinner, «Mujer peruana» 1931. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.Erna Pinner, «Mujer peruana» 1931. © 2022 by Jüdisches Museum Frankfort.
Por último, en el cuarto taller, los visitantes conocerán a la más conocida de las cuatro artistas. Erna Pinner (1890 Fráncfort – 1987 Londres). Estudió en el Instituto de Arte Städel, en Berlín con Lovis Corinth, y después en París, y se dio a conocer como dibujante y autora. Junto con su marido, el escritor Kasimir Edschmid, viajó por Europa, África y Sudamérica y publicó sus propios libros. Cuando se exilió en Londres, Edschmid no vino con ella. En la exposición se pueden descubrir obras de distintas etapas, ilustraciones de animales, escenas callejeras, acuarelas. Pinner tuvo cierto éxito en Londres como ilustradora de libros de zoología.

Estas cuatro historias van acompañadas de introducciones sobre la ciudad de Fráncfort del Meno antes de la guerra, sus emplazamientos académicos y culturales, la imagen de la mujer y el desarrollo de la escena intelectual judía de la época.

En conjunto, la exposición impresiona por su logrado equilibrio entre la narración de las historias y destinos de las cuatro mujeres artistas y la valoración histórico-artística de sus obras. Sobre todo, también crea conciencia de las incisiones que el nacionalsocialismo hizo no solo en la obra de estas artistas, sino también en el canon de la historia del arte.

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