El arqueólogo israelí Oded Lipschits cumplió en la Ciudad de México un sueño añejo

Por:
- - Visto 414 veces

Exhuma el pasado bíblico

A finales de noviembre pasado, el arqueólogo israelí Oded Lipschits cumplió en la Ciudad de México un sueño añejo.

En una visita con fines académicos, como las que realiza regularmente en zonas con concentraciones notables de vestigios históricos alrededor del mundo, el director del Instituto Sonia y Marco Nadler de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv pudo ver, por primera vez, el Templo Mayor.

“Tenía 15 años cuando leí las candentes noticias de este sitio, cuando comenzaron a excavarlo”, confesó entonces desde la terraza de un café en el Centro Histórico, con una vista privilegiada de la zona.


“Como alguien interesado en la arqueología, era un lugar sobre el que dije: ‘Un día debo ir ahí'”.

El día había llegado, y en Lipschits, nacido en Jerusalén en 1963, la emoción se adivina tan genuina y de una curiosidad tan patente que parece olvidarse del hecho de que, bajo su cargo, se encuentra la institución del área más importante del país más excavado del mundo: Israel.

Profesor y arqueólogo especialista en la historia del pueblo judío en el periodo bíblico, el experto pugna por extender una concepción de la arqueología moderna que se aleja, radicalmente, de la noción romántica del arqueólogo solitario y aventurero que todo lo hace por su cuenta.

“Un arqueólogo, usualmente hombre -y usualmente con un gran mostacho-, trabajando lejos y solo durante periodos largos, para después traer el material e irlo publicando poco a poco”, parodia en entrevista.

El instituto que dirige, fundado hace medio siglo en la Universidad de Tel Aviv, opera con la convicción de que cada proyecto, chico o grande, es una mina de oro para muy distintas especialidades del saber humanista y científico.

“La arqueología moderna se conforma de un equipo muy grande de expertos, algunos estudiantes, o doctorantes, que participan en una excavación, y ahí desarrollan su especialidad”, explicó.

El instituto, por ello, busca apoyarse fuertemente en un trabajo multidisciplinario de especialistas en todas las culturas que confluyeron en el actual Israel, como los sirios y los egipcios, y en las llamadas “ciencias arqueológicas”, como la metalurgia y el estudio de minerales y vegetales antiguos, así como algunas ramas recientes, como el paleomagnetismo.

De esta manera, cada arqueólogo de este departamento tiene a su disposición una plantilla completa de especialistas, y de estudiantes internacionales, que buscan sacar el máximo provecho de cada proyecto.

“Lo que hace único a nuestro instituto es que ofrece a nuestros 16 arqueólogos todos los servicios, desde la excavación en el campo, incluyendo fotografías, dibujos y cualquier cosa que se pueda necesitar, pasando por el trabajo de laboratorio hasta la etapa final, que es la publicación (de la información)”, detalló.

Un ejemplo de este tipo de trabajo es el que desarrolló durante 10 años en el kibutz Ramat Rachel, ubicado al sur de Jerusalén, antes de llegar a Belén.

En este sitio, que fungió como el centro de mando de los imperios que gobernaron Judea en el periodo bíblico, los arqueólogos y especialistas liderados por Lipschits pudieron determinar incluso qué flores y plantas se encontraban en un gran jardín que circundaba su templo.

La información, provista por una especialista en polen que registró trazos de éste en la construcción, también ha sido de utilidad para los estudios bíblicos y para conocer las costumbres de los judíos de la época, así como sus prácticas de construcción.

El jardín se habría basado, por ejemplo, en un sistema de riego avanzado que recoge el agua pluvial y la distribuía en piscinas y canales, túneles y alcantarillas.

“Cada proyecto arqueológico produce una cantidad gigantesca de material, de datos, una cantidad increíble. Entonces tenemos un sistema computacional muy sofisticado para manejar toda esa información”, explicó.

Así, por ejemplo, cada cubeta de tierra que se excava, a diferencia de como se hacía una década atrás, es sujeta a un análisis riguroso para encontrar toda la información posible.

La misión del Instituto, que no recibe fondos gubernamentales, sino becas académicas y fondos privados, es la investigación pura, no el salvamento.

“Creo que lo que tenemos hoy es arqueología muy moderna, que ya no es una arqueología que avanza a partir de orientaciones políticas o religiosas. Especialmente en Tel Aviv somos muy abiertos”, declaró.

En México, mantiene una relación cercana con la Universidad Anáhuac, cuyo departamento de Arqueología, gracias a las redes propiciadas por la casa de estudios israelí, labora en el sitio de Magdala, ubicado a orillas del mar de Galilea.

“Creo que ése es nuestro trabajo: desarrollar este tipo de arqueología, traer más estudiantes a este campo y contribuir lo que podamos contribuir al estudio de los diferentes periodos históricos de Israel”, concluyó.

En sus viajes para granjearse fondos y estudiantes, Lipschits pudo refrendar los brazos con México y, también, cumplir el sueño añejo de visitar el Templo Mayor.

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: