El acto oficial anual en recuerdo de las víctimas de los ataques terroristas se llevó a cabo en el cementerio del Monte Herzl, en Jerusalén.
El primer ministro, Biniamín Netanyahu, habló en la ceremonia, pero su discurso fue interrumpido. Rami Cohen, que resultó herido en un atentado terrorista en 2001 y cuyo hermano, Tzvika Cohen, fue herido en la actual ola de violencia palestina en un ataque perpetrado en el centro comercial de Maale Adumim, se puso de pie y le gritó al primer ministro.
“Hace dos años, protesté por la liberación de los terroristas”, manifestó Cohen, indicando que ya había interrumpido la misma ceremonia hace dos años. “Usted me dijo que era una decisión muy difícil. Le creo. Pero hace dos meses, un terrorista le destrozó el cráneo a mi hermano, y mis propias heridas aún no han cicatrizado. Estamos actuando de nuevo con indulgencia, y no sabemos cómo enfrentar eso”.
El primer ministro le respondió antes de continuar con el discurso que preparado: “Le entiendo, porque pertenecemos a la misma familia”.
Natan Meir, que perdió a su esposa, Dafna, en un ataque terrorista en Otniel, habló en nombre de las familias dolientes. “Nuestros muertos tenían algo en común: Todos ellos eligieron la vida”, subrayó.
Desde el final de la Guerra de Independencia de Israel, 2.576 civiles han sido asesinados en ataques terroristas. Un total de 29 personas fueron asesinadas y 379 resultaron heridas en la reciente escalada de ataques palestinos, que comenzó en septiembre de 2015.
Los ataques terroristas también han dejado 3.011 huérfanos, 107 de los cuales han perdido a ambos padres, 975 viudas y viudos, y 972 padres en duelo.
En la conmemoración estuvieron presentes el primer ministro Biniamín Netanyahu, el presidente, Reuvén Rivlin, el presidente de la Knéset (Parlamento), Yuli Edelstein, la presidente de la Suprema Corte de Justicia, Miriam Naor, el jefe de Estado Mayor Gadi Eizenkot, el jefe de la Policía Roni Alsheikh, el intendente de Jerusalén, Nir Barkat, el director general del Instituto del Seguro Nacional profesor Shlomo Mor-Yosef, y los familiares de las víctimas.
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