Fritz Grünbaum, el cómico judío al que los nazis asesinaron y robaron 400 obras de arte

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Nacieron con 10 años de diferencia dentro de lo se conocía como el Imperio austrohúngaro. Uno venía de una familia que coleccionaba arte y el otro empezó a crearlo antes de llegar a la pubertad. Nunca se conocieron pero sí que cruzaron sus vidas y de una manera muy intensa. Fritz Grünbaum y Egon Schiele llevan mucho tiempo compartiendo protagonismo en artículos y reportajes y desde hace unos días son los protagonistas de una noticia con final feliz.

Los herederos de Grünbaum, escritor, director y cómico; han conseguido recuperar los cuadros de Schiele que los nazis le habían expropiado tras mandarle a un campo de concentración en 1938. No todos, porque dicen que tenía más de 80 obras de este pintor, pero sí cinco dibujos que se encontraban en instituciones tan reconocidas como el MoMA y que suponen una fuerte crítica a las instituciones que durante años han mantenido dentro de sus colecciones obras de dudosa procedencia.

Pero empecemos por el principio. Grünbaum venía de una familia austriaca que consideró el arte un lugar perfecto para invertir su dinero. Se matriculó en Derecho y hasta se doctoró pero en cuanto acabó sus estudios decidió ponerse a trabajar de maestro de ceremonias en un cabaret de Viena. En aquella época de entreguerras, estos lugares hicieron su agosto y el pasó de presentar a escribir y dirigir en muy poco tiempo, la mayoría de las veces de la mano del otro actor y artista de cabaret, Karl Farkas.


Pero llegó la I Guerra Mundial y no sólo cambió su angustia sino también su manera de trabajar. Algo que también le pasó a Schiele. El escritor, director y actor de cabaret se alistó voluntariamente y estuvo combatiendo en Italia. El pintor, que años antes había estado preso por lo impúdico de sus obras, pudo evitar ser reclutado por pertenecer a la “elite intelectual” del país.

Grüenbaum volvió con una clara posición pacifista, aterrorizado por lo que había visto y creyendo que la guerra no había servido para nada. Schiele perdió a su amante que era voluntaria en la Cruz Roja, generando cuadros tan famosos como La muerte y la doncella y recalcando aún más la importancia que tenía su maestro, Gustav Klimt, en su obra. Murió cuando la gripe española arrasó Europa, en 1918.

En aquella época es muy posible que el apasionado del cabaret ya hubiese comprado algún cuadro de él, que ya hubiese leído sobre su estancia en la cárcel, sobre su arte degenerado, sobre su libertad y su muerte. Y acabó convirtiéndole en su artista favorito.

Cuando los nazis entraron en Viena en 1938, Grüenbaum ya acumulaba una colección de 400 obras, casi un cuarto de ellas de Schiele, y llevaba cinco años escribiendo textos con un contenido político fortísimo y siempre en contra de la ideología alemana.

Por eso no tardaron en prohibir sus funciones, la última fue el 10 de marzo de aquel año, y en querer saber cómo eran las obras que tenía. Tampoco en intimidarle, en provocarle tanto miedo que intentó huir junto a su mujer y acabó escondido en su propia ciudad hasta que le traicionaron y fue apresado. Mientas estuvo prisionero, sin poder tener bienes a su nombre y con todo su patrimonio en manos de su mujer, los nazis se quedaron con toda su colección.

Durante años no se supo nada de ellas pero en los años 50 comenzaron a aparecer en subastas distintos cuadros que habían pertenecido a Grünbaum

Él murió el 14 de enero de 1941 en el campo de concentración de Dachau, sin haber vuelto jamás a su casa. Durante años no se supo nada de todos los cuadros, dibujos o acuarelas que le habían robado pero, en los años 50, comenzaron a aparecer algunas de estas obras en subastas internacionales. Algo que su familia ya esperaba, porque a artistas como Schiele se les había tildado de “degenerados” y los nazis habían vendido todo lo relacionado con él para sufragar al partido.

Desde hace décadas su herederos han luchado por recuperar la colección de arte aunque no saben dónde se encuentran más del 75% de las obras. Tras años de juicios, denuncias a instituciones e incluso conflictos con los países donde se encontraba parte de la colección; en 2014 consiguieron validar la propiedad de de Grünbaum sobre una acuarela de Schiele. Y aunque desde 2015 se encuentran enfrascados en una lucha contra Austria, está sigue en punto muerto.

Ahora, está victoria en Nueva York contra instituciones tan conocidas y prestigiosas como el MoMA, la Biblioteca Morgan, la Colección Ronald Lauder o el Trust de Manhattan les allanan el camino para los siguientes procesos de recuperación.

“Espero que este momento pueda servir como recordatorio de que, a pesar de la horrible muerte y destrucción causadas por los nazis, nunca es demasiad tarde para recuperar algo de lo que se perdió”, aseguró el fiscal de Manhattan que ha llevado su caso en la rueda de prensa en la que se les devolvió estas siete obras.

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