Ayer, 15 de septiembre, México festejó el 205 aniversario de la independencia del país. Como cada año, el presidente Enrique peña Nieto, encabezó las celebraciones del Grito de Independencia desde el balcón del Palacio Nacional en la plancha del Zócalo capitalino, acompañado de toda su familia.
Igual que hiciera en los dos años anteriores, el premier cumplió con el tradicional Grito a las 23:00 horas, arengando a las miles de personas que se congregaban en la plaza de la Constitución.
A las 22:54 y acompañado por su esposa Angélica Rivera y escoltado por el jefe del Estado Mayor, el presidente atravesó los salones Morado y Embajadores hasta llegar al salón de recepciones donde recibió de manos de una escolta del Colegio del Aire -primera mujer en realizar este cometido- el lábaro patrio, la bandera nacional, antes de asomarse al balcón donde haría sonar la campana de Dolores y ondeó de izquierda a derecha el emblema nacional.
Mexicanos, vivan los héroes que nos dieron Patria y Libertad, viva Hidalgo, viva Morelos, viva Josefa Ortiz de Domínguez, viva Allende, viva Aldama, viva Galeana, viva Matamoros, viva Guerrero, viva la Independencia Nacional. ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!?, dijo Peña Nieto.
Enseguida el presidente interpretó el Himno Nacional. Poco después inició el espectáculo de fuegos artificiales, acompañado de su esposa y sus seis hijos, que iluminaron el Zócalo de la Ciudad de México. Al homenaje, acudieron representantes de los poderes Legislativo y Judicial, e integrantes de su gabinete legal y ampliado, así como invitados especiales.
Antes, mediante su cuenta en Twitter @EPN hizo varias publicaciones con motivo de las celebraciones:
Austeridad y fuertes medidas de seguridad
El tercer Grito de Independencia se produce en medio de medidas de austeridad y recortes en los festejos que el propio Peña Nieto habría encargado debido a la fuerte crisis económica que atraviesa el país. Por primera vez, la Presidencia no ofreció la tradicional cena de gala que acontece después de el Grito a la que asistías políticos, empresarios, líderes religiosos, deportistas, artistas, intelectuales, académicos y periodistas.
Por otro lado, este año al igual que el año pasado ni los más pequeños se libraron de ser cacheados. Miles de personas entraron desde la tarde, a cuentagotas, en la plancha del Zócalo, pasando tres filtros de seguridad donde Policía Federal y Estado Mayor Presidencial revisaron bolsas, mochilas y chamarras en busca de armas, cuchillos o cualquier elemento que pudiera ser peligroso para la seguridad. Ni paraguas pudieron entrar en el zócalo, a pesar de la temporada de lluvias. Desde la tarde hubo música y bailes para todos los asistentes.
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