Un estudio de la Universidad de Tel Aviv propone el uso de bacteriófagos para introducir cadenas de ADN modificado en bacterias patógenas, aumentando la sensibilidad hacia los antibióticos de algunas bacterias. El método, aplicado en superficies de hospitales y en las manos del personal sanitario, ayudaría a acabar con el problema que supone el incremento de la resistencia a los antibióticos en todo el mundo.
Desde la Universidad de Tel Aviv, el equipo del Departamento de Microbiología e Inmunología Clínica liderado por el profesor Udi Qimron cree haber hallado una solución al problema.
“Dado que solo son unos pocos los patógenos que crean la mayor parte de infecciones resistentes a antibióticos en los hospitales”, dice el profesor Qimron, “queremos diseñar tratamientos específicos para cada uno de ellos”.
Esos tratamientos se basan en el uso de virus bacteriófagos, que atacan específicamente a estas formas de vida. El virus transfiere cadenas de ADN –previamente modificado por los investigadores- en la bacteria, y estas nuevas cadenas atacan a la parte del genoma más resistente a los antibióticos, modificándola para hacerla más sensible, o destruyéndola.
Reprogramar las bacterias
El fundamento de este tratamiento, cuyos resultados se han publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, es una compleja reprogramación de las bacterias patógenas que provocan las infecciones. En primer lugar, los bacteriófagos inyectan el ADN para modificar el genoma de la bacteria y hacerla susceptible al tratamiento con antibióticos; en segundo lugar, bloquean los mecanismos de replicación genética que devolverían la resistencia de las bacterias, y matan a estas utilizándolas para reproducirse.
El proceso, según explica Qimron, ha resultado complicado, dado que el uso reiterado de antibióticos ha incrementado de manera acelerada la resistencia a estos. El sistema que ha desarrollado su equipo combate ese mecanismo, no solo al hacer que las bacterias vuelvan a verse afectadas por los antibióticos, sino también al programar estos para que en lugar de atacar los patógenos más resistentes se centren en los más “débiles”.
La estrategia, según afirma el equipo, “podría llevar a que muchas afecciones fueran de nuevo tratables por medio de antibióticos”. Para ello, desde luego, no basta con esta técnica, sino que también es necesaria la desinfección constante. Con todo, los test del equipo sobre patógenos y entornos específicos, aún continúan, siendo los primeros resultados bastante prometedores.
Fuente: Tendencias 21, autor: Jorge Lázaro.
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