Un estudio en profundidad realizado por el Instituto de Investigación de Políticas Judías (JPR) ha arrojado luz sobre las tendencias migratorias recientes entre los judíos europeos, proporcionando información valiosa sobre las realidades políticas y las experiencias de las comunidades judías en todo el continente.
El informe, titulado «Migración judía hoy. Lo que puede significar para Europa», analiza datos de 15 países, que representan aproximadamente el 94% de la población judía de Europa. El director de la Unidad de Demografía Europea, Dr. Daniel Staetsky, fue el autor del informe.
Se espera que la mayoría de los judíos ucranianos abandone el país en los próximos 7 años, si es que aún no lo ha hecho, así como más de la mitad de los rusos, según el informe.
Al examinar los patrones de migración durante el último siglo, el informe revela que ninguna población judía europea ha sido testigo de un éxodo masivo en la escala observada durante los períodos de mayor migración, como la década de 1930 en Alemania, la de 1960 en el norte de África y la de 1990 en la ex Unión Soviética. Esos eventos vieron al 50 al 75% de las poblaciones judías nacionales migrar en una década. En contraste, los niveles recientes de migración judía de Europa indican una tendencia diferente.
Cabe destacar la situación en Rusia y Ucrania, donde 2022 marcó un punto de inflexión. Si las tasas de migración actuales persisten durante los próximos siete años, se proyecta que entre el 80 y el 90% de la población judía de Ucrania en 2021 y entre el 50 y el 60% de la población judía de Rusia en 2021 habrá emigrado.
Si bien Francia, Bélgica, Italia y España experimentaron aumentos sustanciales en la emigración judía a principios de la década de 2010, estas cifras han disminuido desde entonces, aunque no a los niveles previos al aumento repentino. A pesar de estas tasas de migración más altas, el informe no indica un «éxodo» judío significativo de esos países.
El Reino Unido, Alemania, Suecia, los Países Bajos, Austria y Dinamarca en general han experimentado una emigración judía estable o en declive desde mediados de la década de 1980. Suecia, Dinamarca y los Países Bajos han observado una disminución en la migración judía durante el período que se examina, y la migración finalmente se estabilizó en un nuevo nivel más bajo.
El director ejecutivo del JPR, Dr. Jonathan Boyd, enfatizó la importancia de comprender los patrones de migración para la demografía judía europea. Las evaluaciones precisas de la migración judía hacia y desde Europa son esenciales para una planificación comunitaria eficaz. Los hallazgos de este informe informarán de los esfuerzos de planificación comunitaria en todo el continente, al tiempo que proporcionarán información valiosa sobre el panorama económico y de seguridad para las comunidades judías de Europa. Además, el informe arroja luz sobre el bienestar de los judíos en Ucrania y Rusia en el contexto de la guerra actual.
En un giro tumultuoso de los acontecimientos, el año 2022 desató una ola de agitación sin precedentes para los judíos rusos y ucranianos. Las mareas de migración aumentaron a alturas inimaginables, empequeñeciendo el débil número del año anterior, ya que cinco veces más de lo habitual acudieron a Israel. Sorprendentemente, el éxodo continuó sin cesar hasta principios de 2023, con el número de migrantes aumentando a alturas igualmente vertiginosas.
Si esta marea implacable persiste durante los próximos siete años, igualando los asombrosos niveles observados en 2022 y principios de 2023, se cruzará un umbral que marcará un éxodo continuo e inexorable. En ese fatídico momento, un asombroso 80 a 90% de la población judía de Ucrania se habrá despedido, dejando atrás meros restos de una comunidad que alguna vez fue próspera. Rusia también soportará el peso de esta agitación catastrófica, con entre el 50 y el 60% de su población judía desapareciendo en las sombras.
En marcado contraste, si la huida de los judíos franceses reflejara su trayectoria actual durante los próximos siete años, Francia sufriría solo una exigua erosión del 2 al 5% de su población judía, una fracción insignificante en comparación con las pérdidas catastróficas experimentadas en otros lugares.
Los otros bastiones de Europa Occidental, junto con Hungría, serían meros espectadores del espectro de la migración masiva: sus poblaciones judías se mantendrían a una distancia considerable de cualquier éxodo crítico que amenace con engullir a sus hermanos.
Algo que faltó y hubiese sido útil es saber
1. Si quienes se van son ortodoxos, conservadores o reformistas
2. Si quienes se van estan en pareja y tienen familia con no judíos (Hoy las parejas mixtas involucran a mucha gente del credo judaico)
Por supuesto que tienen que migrar. El futuro en Ucrania y Rusia es impredecible. Escenas recurrentes de guerra pueden verse durante los próximos años.
Volviendo a casa.