A estas alturas del partido

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No hace mucho que escribí algo que relataba la relación de un hombre y una mujer. Lo hice pensando en alguien, en una persona en particular, y me sentí bien. Hubo alguno en el que hablé de otros. También creí que estuvo bien.

¿Por qué lo hice y qué salió de todo ello? Supongo que estaba como hoy, tratando de encontrar un cierto equilibrio.

Sumergido como estoy en las mejores causas, las nuestras, aquellas en las que nuestro Pueblo judío y en particular el simbólico Israel se encuentra bajo una presión que ningún país del mundo ha sufrido, en las que a veces damos la impresión del corcho de una buena botella de vino flotando en un océano bravo, por una parte, y, por la otra, en mi país de nacimiento, el México que tanto quiero y del que tanto hablo, que se encuentra envuelto en la violencia criminal, en el riesgo y en el caos que todos conocemos, me quedo pensando: ¿Qué podemos hacer?


Me respondo: no te preocupes, ¡ocúpate, haz algo!

Sí, pero…¡carambas! Nada más te atreves a leer el diario – cualquiera – y lo que la prensa magnifica es el conflicto, el drama, la angustia. Los que todavía escuchan al inefable Jacobo están pendientes de su “parte de guerra” como si mi México fuese Irak o Afganistán y similares.

Hablando de prensa, entre mis amigos que leen Ha’aretz por internet existe la idea que Israel se va ” a los perros” por culpa de su gobierno.

Otros medios te dicen que la economía de los EUA se va a colapsar por culpa de los republicanos – lo que sea eso – y que el gobierno de Barack Hussein Obama es lo mejor que le ha sucedido a ese país, sin importar que su porcentaje de desocupados sea el más alto desde la Depresión de 1929 y que el 40 por ciento de la población dependa de los famosos “food-stamps”, y que un aspirante a candidato a la presidencia de EUA quiera militarizar la frontera con mi México.

En el silencio de mi estudio veo a Somalia y sus muertos por la hambruna y la agresión salvaje; a los refugiados sirios que tratan de escapar de su dictadura y son ametrallados por sus paisanos militares; leo las columnas periodísticas de gente que copia a otros y escribe datos y nombres sin recato ni conocimiento.

Salgo y me sacudo como mi gato Silvestre cuando le paso la mano sobre su cabeza. El otro inefable, el de Televisa, el juez de las malas noticias, el icono de la televisión entrevistando a un pretendiente de la presidencia de mi México, con un tono entre intelectual y populachero, rellena mi malestar. ¡Ah, pero eso sí! Me tengo que tragar, literalmente, kilos de propaganda de tal o cual menjurje, remedio, crema, aparato, etc., para ver y oír las patochadas del famoso y sus “noticias”. (Y pensar que en el “otro canal” es más de lo mismo).

Tengo que preparar mi clase de mañana a las siete de la madrugada. Gente buena, trabajadora, de nivel ejecutivo que quiere alcanzar una mejor posición.

¡ A estas alturas del partido! A mi edad y luego de haber recorrido la legua, literalmente: ¿qué necesidad tengo de todo esto? Levantarme a las cinco y media de la mañana para estar a tiempo y cumplir. ¡Ya ni la friego!

Podría hacer lo que gran parte de mis compañeros de generación: de lo que ahorraron ( o recibieron), poco o mucho, como decimos “ahí la llevan”.

Pero no. En mi casa paterna me dijeron que el individuo debe ser útil y servir, no ser una carga social ni mucho menos estar atenido a otros. Creo que se referían a los hijos. ¿Entonces?

Bueno, me digo, encuentra una ocupación en la que funciones en lo que sabes hacer. Hablas cuatro idiomas, sabes escribir, no eres muy hábil en los nuevos aparatejos esos que traen los chamacos (black como se llamen), I-pots o algo así, sistemas de IT (¿?).Pregunta: ¿Qué pasó con los celulares? ¿También esas cosas de hoy sirven para hablar por teléfono? Ocúpate en ayudar. Si logras que algunos de tus alumnos hablen inglés de corrido y correctamente, ya “la hiciste”.

Esto me da la pauta para explicarme. ¿Saben qué? No estoy solo. En medio de tantas cosas, tal cantidad de asuntos, presiones, impactos, etc., hay alguien a quien recurrir. Por supuesto que no a D-os, que está tan ocupado con asuntos importantes. Acaba de pasar Yom Kippur y todos andamos pidiendo perdón aún por pecados que no hemos cometido, pecados pendientes y pasados (en Yiddish se llama Jutzpá, según yo).

Tengo el mejor recurso que la Vida me otorgó: una maravillosa mujer. Mujer en toda la extensión de la palabra.

¡Cómo y cuánto ha tolerado, soportado, compartido, con este tipo! A estas alturas del partido sigue siendo quien prepara. establece la estrategia, da la alineación, ordena los cambios, anima al equipo (de dos) y lo alienta a conseguir el buen resultado, soportando las críticas y agradeciendo en silencio los aplausos.

Si los recursos del equipo son exiguos – como lo son – extrae el mejor rendimiento y provecho para beneficio de éste. Sabe de las limitaciones y trabaja con ellas.

Como en todo equipo, los integrantes pueden lesionarse. Buena parte de la recuperación se puede atribuir a la intervención y apoyo de, en este caso, la responsable. Largas noches en vela, angustiosas horas de dolor.

Como hombre: ¿Qué debo hacer? Darle el espacio que no reclama, sólo merece.

Es fácil hablar de tiempo, lo difícil es entenderlo.

A estas alturas del partido ¿qué me queda?. Me encanta lo mexicano y su filosofía; “seguirle dando hasta que reviente la reata”.

Déjenme regresar a nuestro Yom Kippur. No es hora de hacer resúmenes. Creo que es momento de pedir sólo una cosa: Salud.

De lo demás, estoy seguro que nos podemos encargar nosotros mismos.

En el nombre de quienes nos antecedieron, de todos aquellos que sostuvieron nuestra identidad y nos legaron la fuerza de ser quienes somos. De aquellos sacrificados en el Nombre, por voluntad o injusticia.

Prometamos pero reconozcamos. No estamos solos.

Que seamos inscritos en el Libro de la Salud.

Acerca de Salomón Lewy

Nacido el 30 de Enero 30, 1939, se considera oriundo de Orizaba, Veracruz, donde residía su familia y fue llevado a los tres días de nacido.Su Creación Literaria abarca grandes reconocimientos como: Primer Lugar en los Certámenes XVIII y XIX del C.D.I., Mención Honorífica en el Certamen XX del CDI.Dentro de sus publicaciones podemos encontrar: MI AMIGO ISAAC, EL CORAZÓN NO ES UN PASAJERO (Editorial Libros para Todos, EDAMEX).Idiomas:Español, Inglés, Alemán, Hebreo, Yiddish.Especialidades:Temas Judaicos, Israel, Política Mexicana, Relaciones Internacionales, Costumbrista Mexicano.

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