Anajnu Veatem, 45 años de danza en México

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Anajnu Veatem – Los primeros años

Quien se podía imaginar hace más de 45 años que el grupo de bailes que estábamos creando iba a vivir por tanto tiempo. Quién de nosotros pensaba en 1970 que va a pasar en 1975 o 1980. El año 2000 estaba a un siglo de distancia.

Recordar hoy como empezó todo en 1970, inclusive antes, no es nada fácil. Me baso en mi memoria y espero que esta sea fiel a la realidad.


Es imposible hablar sobre cómo se creó Anajnu Veatem sin hablar de Carlos Halpert, de sus primeros pasos como coreógrafo en 1967 y de cómo todo empezó como una idea.

Grupo Israelí Betar.

A Carlos lo conocí en 1966 en el Betar. El fue mi madrij por una época y luego mi amigo. Como madrij ya se veía en Carlos al artista y al creador nada convencional. Todos querían que él fuera su madrij.

En 1966 Carlos, junto con Feigue Linder y Michel Rubinstein (el negro) crearon un trío de cantos israelís, el Trío Betar, que a veces era cuarteto. Ese mismo trío va a ser unos años mas tarde parte integral de la orquesta de Anajnu Veatem.

En 1967 Carlos crea en el Betar un grupo de cantos y bailes israelís, que ya ese mismo año se presenta en el Conservatorio Nacional de Música. En 1968 antes de las Olimpiadas, el grupo folklórico de Israel ¨Carmón” estaba programado para bailar en la Olimpiada Cultural de México. Por alguna razón, no pueden llegar, entonces la Embajada Israelí en México le pide a Carlos que monte un programa que represente a Israel en esa Olimpiada. Carlos agranda el grupo del Betar y me pide que me incorpore como bailarín pues le faltaban bailarines hombres.

En Junio de 1968 el Grupo del Betar se presenta 3 veces en el Teatro Ferrocarrilero como el Grupo Israelí Betar. No estoy seguro si el público sabía que el grupo no era de Israel, sino de México. Inclusive los nombres de los participantes en el programa podían confundir: Era Kalman Halpert y no Carlos Halpert, Arie y no León, Mijael en vez de los 3 Micheles, Rajel y no Raquel, Itzjak y no Isaac, etc.

11 participantes del Grupo Betar (Carlos, Leon Mendelsberg, los 2 Michel Rubinstein, Isaac Rubinstein, Feigue Linder, Ite Szniger, Ivy Kleinfeld, Raquel Milstein, Gerry Perez y yo) mas algunas de sus parejas (Saul Linder y Jane Rubistein) van a ser casi 3 años después los primeros bailarines, músicos y cantantes de Anajnu Veatem.

A final de ese mismo año me fui a estudiar a Israel, y Carlos se fue a estudiar arte a París. Fue ahí donde empezó a hacer sus cuadros a base de clavos. A Carlos lo vi una vez en 1969 cuando vino de visita a Israel junto con Ulises Lorenzana, futuro escenógrafo y diseñador de joyas de Anajnu Veatem. Es imposible olvidar a Carlos y Ulises bajando del barco en Haifa en su MGM convertible.

Anajnu Veatem – El Principio

Un buen día a principios de 1970, ya de regreso en México, recibo una llamada de Carlos invitándome a que nos reunamos para ayudarlo a hacer realidad una idea que lleva elaborando ya varios meses. Carlos, Leon Mendelsberg y yo nos reunimos por primera vez después de años de no vernos en el restaurant del CDI. Ahí Carlos nos cuenta su idea de crear un grupo de cantos y bailes de Israel que sea independiente, que no pertenezca a nadie. Nos pregunta si estamos interesados y si estamos dispuestos a ayudarle. Tanto León como yo nos entusiasmamos muchísimo.

Se puede decir que ese día fue el comienzo de lo que va a ser Anajnu Veatem, aunque va a tomar más de un año para que el grupo se llame Anajnu Veatem y se presente frente al público por primera vez.

La pregunta era como se le hace para juntar bailarines y músicos que quieran montar un grupo nuevo sin que haya ningún tipo de promesas. Lo primero que hicimos fueron listas de nombres. Los primeros en la lista eran obviamente la gente que participó con nosotros en el Grupo Betar. Esto no era suficiente, y empezamos a hablar con bailarines y músicos que conocíamos de otros grupos, como Pepe Maya, Aron Gilbert y Rita Austrijak de la Noar, Sammy Schmidt y Miriam Alherand del Ijud Habonim y Sally Margolis que bailaba en Ballet Nacional. Cada uno que contactábamos conocía a alguien que bailaba o tocaba y así fuimos montando un grupo de bailarines y músicos que nos empezamos a reunir para tratar de formar un grupo.

Carlos consiguió que nos dejaran ensayar en el Kadima, y el primer acordeonista que tocaba en los ensayos fue Jaime Stolar miembro del grupo Los Nodedim, que también tocó en el Teatro Ferrocarrilero con el Grupo del Betar.

La cosa no era nada fácil, ensayar dos veces a la semana las coreografías que Carlos montaba, sin tener dinero ni ninguna perspectiva de cuando, donde o con que vamos a poder dar funciones. Muchos bailarines venían por unos cuantos ensayos y al ver cuánto se trabajaba sin saber hacia dónde íbamos, dejaban de venir.

En ésa misma época existía también un grupo de cantos y bailes de Israel en el CDI, que ya estaban dando funciones varios años. La coreógrafa en 1970 era la que era famosa bailarina y amiga de Ulises Lorenzana, Ana Mérida Ana que era una excelente coreógrafa pero de folklore Israelí no sabía nada. Ella le pidió a Carlos que sea su asesor para que le ayude a montar bailes israelís. Cuando Carlos me lo comentó, le dije que como le iba a hacer con dos grupos. El me dijo que se las iba a arreglar y que el deportivo le pagaba y necesitaba el dinero. En nuestro grupo todo era voluntario. Así que Carlos empezó a trabajar como asesor de Ana Mérida.

Después de un tiempo y como en el grupo del CDI había muchas bailarinas pero había falta de bailarines, Ana Mérida convenció a Carlos que convendría unir a los dos grupos. Había mucha oposición en nuestro grupo, inclusive parte de los bailarines, como Pepe Maya, decidieron que no estaban interesados, pero caso todos decidimos tratar, a ver que sale. Fuimos a varios ensayos conjuntos en el CDI y muchos de nosotros nos dimos cuenta que el CDI necesitaba de los bailarines y no de las bailarinas, y que a final de cuentas nos iban a absorber sin que pudiéramos crear lo que queríamos, un grupo independiente que nada más dependiéramos de nosotros mismos. No todos estaban convencidos, Carlos entre ellos. Se hizo una votación y la decisión fue que no nos uniéramos al grupo del CDI y seguir independientes. Algunos de los bailarines que pertenecían al grupo del CDI decidieron venirse con nosotros al nuevo grupo, entre ellos Benny Baran y Alice Fisher. Después el grupo del CDI se desintegró.

Seguimos ensayando en el Kadima que era un lugar bastante malo y desagradable. Después de un tiempo Carlos logró convencer al director de la Kehila Ashkenazit que nos dejen ensayar en su edificio en Acapulco 70, al principio en un pequeño cuarto en el sexto piso y después de unas semanas en el salón de eventos.

Además de venir a ensayar, muchos de los participantes tratábamos de ayudar en alguna forma para lograr realmente crear un grupo de bailes y cantos exitoso. Mi función además de tratar de conseguir nueva música Israelí y traducirla al español (yo no era el único, también Rita Austrijak) era el de ser el capataz, el malo en los ensayos. Por mi carácter de gritón y perfeccionista, me la pasaba gritándole a la gente que llegaban tarde a los ensayos o no llegaban. No se quién sabe, pero Carlos me pidió específicamente que yo sea el que se enoje y grite para que no lo haga él. Otra función que hice por años era el de regresar a Carlos a los ensayos, después de que él se enojaba y decía que no quiere seguir dirigiendo a un grupo de gentes que no les es tan importante lo que estamos tratando de crear.

En esa época Jaime Stolar no quiso seguir tocando con nosotros y Natán Wilk se incorporó al grupo como acordeonista.

La Casa de la Paz

Seguimos ensayando meses sin que nada pase y un buen día Carlos emocionadamente nos anunció que nos íbamos a presentar por un mes en un pequeño teatro en la Colonia Roma, llamado La Casa de la Paz.

Ahora si había que trabajar más duro que de costumbre y empezamos a ensayar tres veces por semana. No teníamos un programa puesto, ni vestuario ni escenografía ni dinero. El vestuario se empezó a coser según diseños de Carlos en el taller de costura de Ruth Milstein la mamá de Rachel que bailaba en el grupo. La escenografía la empezó a diseñar y preparar en su casa Ulises Lorenzana. Todo se hacía con mucha velocidad y mucha presión.

Otra cosa muy importante que faltaba era darle un nombre al grupo. Una noche después del ensayo nos reunimos y empezamos a pensar que nombre podíamos darle al nuevo grupo. No era nada fácil, la mayoría de las ideas eran nombres triviales. A final de cuentas salieron a votación dos nombres: el que sugirió Manuel Strauss “Lama Umadua” y el que sugirió Rita Austrijak “Anajnu Veatem”. Obviamente Anajnu Veatem ganó y por una gran mayoría.

Empezamos a repartir panfletos para tratar de llenar el teatro, además de que cada uno del grupo vendía personalmente boletos. En toda la primera promoción que hicimos el nombre del grupo aparecía como Anajnu V’Atem y solo más tarde lo cambiamos a Anajnu Veatem.

Por fin llegó Junio de 1971 y Anajnu Veatem se presentó por primera vez. Esas primeras funciones eran extraordinariamente emotivas. Todo el mes el teatro estaba lleno, gran parte por nuestros familiares y amigos. Nosotros estábamos tan emocionados que al final de cada función salíamos a platicar con el público vestidos con el vestuario del último baile.

Al final del mes salimos a festejar el éxito en el Restaurant La Fonda del Recuerdo. Que felices estábamos. Recuerdo que esa fue la primera vez que me puse completamente borracho, y Miriam Alherand junto con Sally Margolis me tuvieron que llevar de regreso a mi casa.

Después de ese primer mes, La Casa de la Paz nos ofreció que siguiéramos dando funciones por otro mes, y luego otro más. A final de cuentas nos presentamos por 4 meses.

La última función en la Casa de la Paz fue sumamente emotiva, pues todavía en escena cuando nos estábamos despidiendo del público, aparecieron Mariachis cantando las golondrinas. Los trajo Benito Mendelsberg el hermano de León. Creo que no había un miembro del grupo que no se emocionó hasta lágrimas.

Se organizó una gran fiesta en la casa de Ulizes, con mucha comida, bebida y una grabación que preparamos Carlos y yo. Este tipo de fiestas en casa de Ulizes se convertiría en una tradición por bastante tiempo.

Primer año después de la Casa de la Paz

El gran éxito que tuvimos en la Casa de la Paz y lo que se escribió de nosotros en la prensa mexicana, nos trajeron muchas funciones: El Teatro del Bosque, El IV Curso de Folklore Internacional en Bellas Artes, La Peña de los Folkloristas, Las Damas Pioneras, el CDI, el Instituto Cultural Mexicano Israelí, la Kehilá Ashkenazit, La Logia Masónica, el Seguro Social, y la primera vez que aparecimos en televisión en el programa de Raul Velazco.

A mediados de 1972 la Casa de la Paz nos pidió que debido al gran éxito de 1971 les gustaría que nos presentáramos nuevamente en el teatro. Así que en Septiembre de ese año nos presentamos por segunda vez en la Casa de la Paz y ahora con un programa llamado: Shir LaShalom.

Todo este año y medio Anajnu Veatem no tenía un símbolo, y en los programas de la Casa de la Paz aparecía un dibujo de Yerushalaim con una menorá encima. El símbolo del bailarín que usa Anajnu Veatem hasta este día nació en la primera gira a provincia.

La primera gira fuera de la Ciudad de México fue un fin de semana a Córdoba Veracruz. Al final de la función un maestro y artista de la Universidad de Jalapa, Fernando Marrulo, que se emocionó mucho en la función, invitó a Carlos a unas copas. Ahí le regaló un dibujo a lápiz de un bailarín en pleno salto. Beny Baran que en esa época estudiaba diseño, hizo unos cambios al dibujo, y este pasó a ser el símbolo de Anajnu Veatem. Mucho se uso el símbolo, inclusive años después se hiso el primer medallón de oro, diseñado por Beny Barán y en la joyería Rosenberg. Este medallón me lo dio como regalo el grupo como despedida cuando me vine a vivir a Israel a finales de 1976.

Después de todos éstos éxitos y porque todo mundo en la comunidad empezó a saber de Anajnu Veatem, el Embajador de Israel en México, Shlomo Arad y el agregado cultural a la embajada, Victor Arel, nos empezaron a llevar a provincia a todas las semanas culturales israelís que se organizaban fuera de la ciudad. Así viajamos en 1972 además de a Córdoba, a Monterrey, Guadalajara y Yucatán. En todas estas giras estaba también invitado el cuarteto “Los Nodedim” que no siempre estábamos en buenas relaciones con ellos.

1972 fue un año lleno de funciones y viajes, que a final de cuentas terminó en una gran fiesta en casa de Ulizes donde como programa cultural Carlos, Ita Bercovich y yo presentamos una grabación con el juicio que le hacçiamos a Anajnu Veatem y en un viaje por Yucatán después de las funciones en la ciudad de Mérida.

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