Nos dice la Torá: “Si ves el asno de tu enemigo caído debajo de su carga, ¿acaso dejarías de ayudarlo? Ayudar, ayudarás con él”.
En este versículo, Dios nos dice que, si vemos a nuestro enemigo caído con su carga, debemos auxiliarlo.
Imaginemos la escena aplicada a nuestra vida cotidiana: si ves que al coche de tu peor enemigo se le poncha una llanta a la mitad de la calle, ¿qué harías? Seguramente seguirías tu camino y lo dejarías donde está, sin ayudarlo. Sobre esto nos dice la Torá que debemos ayudarlo. Y no sólo una vez, sino varias veces, así como dice el fin del versículo: “Ayudar, ayudarás con él”.
Tal vez muchos cumplimos Mitzvot, respetamos Shabat, nos ponemos Tefilín, ayunamos en Kipur, etc.; pero, ¿ayudar a nuestro enemigo?
La Torá no es únicamente un libro de leyes que debemos cumplir con Dios, sino que es un libro que nos enseña la ética y moral que todo ser humano debería tener. Estos preceptos se conocen como: “Preceptos relacionados entre la persona y su compañero”.
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