Estimado Julio:
¡Qué privilegio fue conocerte!
¡Qué privilegio fue ser tu amigo!
¡Qué privilegio fue disfrutarte en Acapulco! ¡Qué privilegio fue quererte y querer a Julio y a María!
De verdad, siempre me he sentido muy afortunado de convivir contigo.
Julio querido:
Te escribo mi carta semanal para agradecerte a nombre de todos los periodistas del mundo tu legado.
Un legado de honestidad y de ética que es imprescindible en la profesión que tanto amaste y que desgraciadamente hoy, muchos de tus colegas carecen.
Julio querido.
Si hubo algo que te aprendí, fue tu congruencia.
Siempre te comportaste así.
Jamás caravanas con ninguna autoridad.
Jamás negociar “favores”.
Jamás hacerte rico.
Siempre pensaste en el bienestar de tus colaboradores antes que el tuyo.
¡Siempre!
Tu socialismo era de verdad.
No como el de muchos políticos que pretenden serlo.
Siempre escribiste con la verdad y siempre buscando el beneficio de la colectividad.
Adorabas a tu México.
Te enojaba mucho las desigualdades.
Odiabas el cinismo de nuestros gobernantes.
Y tú…
¡Siempre vertical!
Me acuerdo como si fuera ayer tu salida de Excélsior.
Yo estaba en la universidad estudiando comunicación.
Y no se me puede olvidar la reacción de todos mis compañeros de clase cuando saliste de Excélsior.
Estábamos con la boca abierta.
Julio Scherer pelearse con Luis Echeverría ¡el Presidente de México!
Era una noticia bomba.
Tú eras el director de una cooperativa muy exitosa.
Y por el simple hecho de criticar al Presidente…
¡Adiós!
Saliste con la cara en alto en compañía de tus leales colaboradores, y a ver qué se venía.
Abriste tu periódico sin el apoyo de anunciantes.
Aguantaste hasta donde se pudo y afortunadamente creaste Proceso.
La primera gran revista de oposición.
Al igual que en Excélsior, Proceso es también cooperativa.
En fin mi querido Julio, pudiera escribir y escribir recordando los tiempos que pasé contigo.
Aunque no quiero dejar de recordar la intensa plática que tuvimos comiendo con el tema de tu entrevista al comandante Marcos.
Pasó en Televisa y nos reímos mucho con el tema.
¡Fue la única entrevista que hiciste para la televisión!
Por último mi querido Julio, te informo que para mí sigues vivo y lo seguirás.
Personas como tú dejan huella en mi corazón.
Gracias por lo que me enseñaste.
Gracias por tu congruencia.
Gracias por tu amistad.
Descansa en paz.
Lo mereces.
Te quiero.
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