“Conforme se borra la juventud, el tiempo trae cambios pudiendo modificar muchas de nuestras opiniones actuales. Abstente por ello de instalarte como juez de los demás.”
Platón.
Papá exageras, ya soy un adulto; deja de cuestionarme que voy a hacer, a qué hora voy a llegar. Debes comprender que me preocupo por ti, ya sé, ya sé; me vas a decir la típica frase que te repetía mi abuela siempre…”como me ves…te verás”.
¿Te suena familiar este diálogo? Así es. Vamos por la vida, juzgando a nuestros padres, abuelos, hijos, amigos y sobre todo a nosotros mismos.
El espíritu universal nunca juzga; los juicios son invenciones humanas que hemos creado para comparar, contrastar y controlar conforme a lo que consideramos “estándares de perfección”, moralidad o verdades artificiales o ideales.
¿Con qué derecho juzgamos? ¿Cuál es el modelo adecuado y de quién es?
Ese afán de medir y comparar todo y a todos, proponiendo que su vida y actos se apeguen a nuestra visión nos convierte en personas controladoras, inflexibles y poco conocedoras de la ley de proyección en la que todos somos uno, reflejándonos mágicamente.
La premisa de origen debe ser que somos seres espirituales con experiencia terrenal, cual escuela, en donde es válido equivocarse; los errores son oportunidades magníficas para crecer, balancear y aprender, son casi una bendición que aparece en el momento oportuno.
Entre más altos son nuestros ideales, mayor nuestra tendencia a criticar a los otros; a exigirles más, pasando por alto que puedes y debes querer ser mejor tú.
El secreto está en mantenerte en conciencia, con una alta energía vibracional que te procurará una mayor autoestima. Solo entonces serás capaz de ver la gran película, evaluando que con firmeza y seguridad estás haciendo tu mejor esfuerzo cada día. Permite el libre albedrío de los demás, es su responsabilidad y su derecho.
Los juicios bloquean la energía; establecen defensas internas y resistencias, tienden a mantener patrones negativos en un mismo lugar. El liberarte de los juicios, abre el camino hacia el cambio; el gran salto cuántico hacia la suprema conciencia.
Te invito a reflexionar y a cuestionarte:
¿En qué enfocas tu energía?
¿En juzgar y criticar a otros culpándolos de tu malestar?
Utiliza tu energía para crear, logra que tu atmósfera sea de seguridad interna y de confianza, te permitirá abrirte, arriesgarte, cometer errores y volver a empezar.
Abre nuevos rumbos, rebasa barreras antiguas y da paso firme.
Las leyes humanas forman la base de un acuerdo social, hay leyes mayores que rigen el alma y los valores de nuestra existencia.
Rema tu barco y permite que los demás remen el suyo.
Deja de juzgar, enaltece tu alma.
Eres juez contante porque así serás juzgado.
Twitter@TerryGuindi
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