Los conflictos de pareja cuando los hijos son testigos, pueden llegar a dejar huella negativa en el futuro como ; problemas emocionales, carencia de límites, de orden y de ley y con frecuencia ansiedad, miedo, culpa, rabia. También se asocia conflictos de lealtades, dado que dudan por quien tomar partido y en el caso de que lo hagan, aparece la culpa hacia el otro padre, con frecuencia la culpa los invade si la discusión es por sus conductas, dificultándoles comprender y entender a quien darle la razón . El fantasma del divorcio los asusta puesto que para ellos sus progenitores son ídolos y cuidadores, al verlos pelear con frecuencia, la incertidumbre y los temores aparecen.
Tampoco se les debe pedir su opinión al respecto de una discusión ni hablar mal de la pareja puesto que les genera confusión, impotencia y otros.
La sicóloga Isabel Alvarez nos dice que los hijos perciben las situaciones aunque no hayan presenciado la discusión.Los niños tienen una sensibilidad muy especial, captan expresiones no verbales desde bebés, no necesitan entender las palabras para percibir q algo está pasando.
En la familia es donde se crean modelos éticos y morales para la vida adulta. Aprenden con el ejemplo, el cómo relacionarse con los demás, el cómo afrontar dificultades. Se deben enseñar formas sanas de expresión de la ira, que aprendan que los problemas se pueden resolver con inteligencia no con violencia. Que se pueden aclarar las diferencias negociando y buscando soluciones y que es normal no estar de acuerdo diciendo lo que se siente y se piensa pero de forma asertiva, sin agredir ni insultar.
Los conflictos conyugales, pueden influir en el desarrollo cognitivo y conductual de los niños, como falta de concentración en clase o muestran un estado de frustración ante inconvenientes, poca tolerancia e inseguridad. En ocasiones se envía a los hijos a terapia sicológica sin darse cuenta que el problema es de los padres.
Otra problemática se da cuando no hay acuerdos claros entre los padres acerca del tipo de educación que quieren dar a sus hijos; así como cuando uno es más permisivo y otro más severo, les crea confusión en ellos. Situaciones educativas a las que se sugiere ponerse de acuerdo en privado.
Un estudio de la escuela Steinhardt de Cultura y Desarrollo humano de la Universidad de Nueva York, publicado en la revista Development and Psychopathology, detectó que la agresión entre los padres da un modelo negativo a la respuesta emocional de los niños.
En este estudio que duró cinco años, donde se hacían visitas periódicas a 1025 niños y sus familias, encontraron que los que tuvieron mayor exposición a las agresiones entre sus padres se asocia con mayor dificultad de identificar y regular sus emociones como abandono, miedo, tristeza. Esta situación los hace más vulnerables a síntomas de ansiedad y depresión más tarde.
En una familia es importante que haya respeto, empatía, diálogo, cooperación y colaboración, comunicación sin violencia. La convivencia pacífica en el hogar es responsabilidad de los padres así como una comunicación sana.
“Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos”. Seneca
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