Seguro todos recordamos la frase de los abuelos: “Cuesta el mismo esfuerzo hacer las cosas mal que bien”.
Todo lo creado ha tenido un proceso equivalente, sentimientos, vibraciones, esfuerzos y claro…la magia.
Difícil es capturar los sueños al golpear la cabeza contra una piedra o desmenuzando perfectamente los contras de nuestros intentos. Todos llevamos un saboteador dentro, un tumba sueños, un aguafiestas…el secreto es reconocerlo y domarlo.
Distanciar los sentimientos interiores constructivos de los destructivos es el primer paso para lograr los deseos del corazón.
Ese es el secreto que nos transforma en creadores deliberados en lugar de por accidente. Esta es la fuerza que cambia el pensamiento de un deseo en realidad, el simple arte de poder diferenciar uno de otro. Eso es lo único que hay que hacer. Fin de la lección.
Este es el quid del asunto. De esto se trata la “buena suerte”. Esto cierra la gran venta, obtiene la mejor casa, promueve la buena salud, trae la satisfacción espiritual y ¡deposita sumas grandes de dinero! Sólo aprende a diferenciar a un sentimiento hermoso de uno cotidiano más bajo, observa aún cómo opera la magia.
Los sentimientos, que nos dan tanto miedo si son negativos, son cargas electromagnéticas de energía que van moviéndose rápidamente por nuestro cuerpo, disparados por nuestros pensamientos. La única razón por la que llegamos a tanto por evitarlos es que algunas de esas emociones negativas nos hacen sentir mal, nos disgusta la sensación que nos producen. Es así que almacenamos en lo más profundo, en donde pensamos que evitaremos tratar con ellos y donde francamente, están haciendo de las suyas con nuestro magnetismo.
Nos sentimos mal cuando tenemos cualquier clase de pensamiento que sin tener que ver con la armonía, nos conecta con la culpa, la soledad, la rabia, el resentimiento, la preocupación, la duda, la frustración, el estrés. Esos son todos pensamientos basados en el miedo que vibran dentro de nosotros a una frecuencia baja. Son totalmente contrarios a nuestro estado natural de alta frecuencia.
Por otro lado, nos sentimos bien cuando tenemos pensamientos relacionados con la alegría, como el aprecio, gozo, placer, emoción, entusiasmo, veneración, sobrecogimiento, gratitud, amor, ese cosquilleo que saboreamos cuando sucede. La razón por la que nos sentimos tan bien con ellos es porque elevan nuestra conciencia, nos empoderan y enaltecen.
Sólo nos lleva 16 segundos vincularnos a nivel de vibraciones con cualquier cosa en la que nos enfocamos.
Por eso durante la mayor parte de la vida hemos atraído más de lo mismo.
Nuestro interminable enfoque en lo negativo nos ha llevado a ser lo que somos hoy.
Es tiempo de crear magia y transformar tu vida.
En ti está lo que desees incluir en tus vibraciones diarias. Dale la vuelta, convierte tus vibraciones en sentimientos positivos, fortalécelos y consérvalos para siempre.
Los conjuros siempre se hacen con palabras mágicas.
¿Cuál es tu miedo?
¿Has pensado en invertir tus próximos 20 segundos en hacerte sentir bien?
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