El incremento de movimiento militar en los últimos meses en la base naval de Rota (Cádiz) ha sido visible por todos los habitantes de dicha localidad y de las anexas a esta. Principalmente era debido a los preparativos llevado a cabo para el conflicto en Libia. Durante la fecha de la intervención militar era habitual oír el ensordecedor sonido de los cazabombarderos que regresaban de su misión cumplida, pero la gran sorpresa que se ha producido en las ultimas horas ha sido el anuncio por parte del presidente del gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, sobre la instalación del escudo antimisiles en esta misma base.
Este anuncio se produce en un momento político, donde las Cortes Generales se encuentran disueltas por las próximas elecciones presidenciales que se enfrenta el país el próximo 20 de noviembre. Las negociaciones sobre esta decisión se han llevado en el más absoluto secreto, donde el líder de la oposición ha sido informado sobre la participación de España en el sistema de antimisiles que Estados Unidos y la OTAN quieren desplegar para poder hacer frente a amenazas balísticas procedentes de países como Irán o Corea del Norte. La finalidad de este despliegue no es otro más, que blindar el ala sur de Europa y por consiguiente mantener el control compartido del mediterráneo.
Otros países que ya se han unido a albergar componentes del escudo en su territorio han sido Polonia, Rumania, Holanda y Turquía, siendo España hasta este instante el último miembro que ha accedido a adherirse a formar parte de este proyecto. Con todo esto, será Rota la base naval española que albergara a partir del año 2013 a cuatro buques con sistema de defensa antimisiles AEGIS y aproximadamente unos 1.100 militares que se le unirán a aproximados 5.000 ya existentes. ¿Pero a que se ha debido ese repente cambio de postura en el presidente español? Recordemos que en el año 2003 durante el desfile del 12 de octubre, Zapatero no se levanto al paso de la bandera de Estados Unidos, subrayando este que respeta la enseña estadounidense “como la bandera de todos los países”, pero que su determinación venia motivada porque se trataba de “las tropas de los países que estaban en la guerra de Irak con nuestros soldados y que de repente, aparecieron en el desfile”.
El líder de la oposición, Mariano Rajoy, reprocho al líder del PSOE su actitud declarando en rueda de prensa, que Rodríguez Zapatero debería de tomarse este tipo de eventos “mas en serio”. En abril del año siguiente, y tras solo 48 horas en el poder, decide el nuevo jefe de gobierno español, Rodríguez Zapatero, retirar las tropas desplegadas en Irak. Con el anuncio regresarían 1300 soldados “en el menor tiempo y la mayor seguridad posible” fundamentando su decisión de que las Naciones Unidas ofrecían “pocas perspectivas” de asumir el mando en Irak antes del 30 de junio, tal como era su explicita condición para permanecer desplegado en el país.
En marzo del 2011 realizo Jose Luis Rodríguez Zapatero una reflexión en el Congreso de los Diputados sobre la participación en un ataque sobre Libia: “Todas las cosas se ven distintas cuando uno es presidente del Gobierno; el sentimiento de responsabilidad es casi una reacción química”. Esta decisión de participar España activamente en el conflicto bélico la hace sin sentir contradicción alguna consigo mismo a pesar de su carácter “pacifista” que hasta ahora había manifestado.
Tras la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca se le insto al presidente del Gobierno español, a aceptar el envío de decenas de guardias civiles a Iraq para formar, adiestrar y equipar a policías de ese país dentro de la misión internacional ‘Eujust lex’. Paradójicamente, aquella misión ya había sido lanzada años atrás en el marco de una nueva resolución de Naciones Unidas posterior a la invasión, ya en octubre de 2004, que el jefe del Ejecutivo, aún inmerso en el fervor del ‘no a la guerra’, consideró escasa para garantizar la presencia española en el país.
La ampliación de las infraestructuras básicas llevada a cabo hasta este año dentro del recinto militar ha contado con un presupuesto total de 476 millones de dólares más los 40, 7 millones de euros que aportaría España. Una de las obras más importantes que se han llevado a cabo ha sido la ampliación del puerto, donde se comprometió la marina española a realizar dentro del plan de mejora, el dragado, la ampliación del muelle y la instalación de un dique para el suministra de combustible para el Grupo de Combate Alfa al que pertenece el portaviones “Príncipe de Asturias” con base en el puerto roteño.
La continuación de las fuerzas armadas americanas en suelo español no ha sido gratuita, y no solo por las obras que han sido llevadas a cabo en las últimas décadas, sino por el convenio que ambos países mantienen en materia de permanencia que se materializa económicamente en las arcas del Estado. El acuerdo al que ambos países habrán llegado en materia socioeconómico se sume en el más absoluto misterio, aunque uno de los pretextos lanzados por parte del presidente Rodríguez Zapatero es la creación de empleo.
En la provincia de Cádiz uno de cada tres trabajadores está desempleado y el paro juvenil supera el 55% añadiéndole a estos datos, que la mitad de los parados de Cádiz capital no cobra ninguna prestación al desempleo. Pero lo que parece que pueda ser un balón de oxigeno para aquellos que están siendo castigados con la crisis, tal vez quede otra vez en otra incumplida promesa por el gobierno. La falta de matización en materia de empleo que se pueda generar, hace dudar si volvemos a los años ´50 o si miramos hacia el siglo XXI. En un primer momento la base supuso un elemento de atracción para la emigración debido a la demanda de mano de obra en su construcción y en los servicios (hostelería, construcción, alquiler de pisos, etc.) que surgieron en su torno.
Con el paso del tiempo la mano de obra civil en la base ha ido disminuyendo de manera importante. Los tiempos en que la base era el motor económico de la zona se fueron alejando. Las posibilidades de promoción para el cada vez mayor número de personas paradas en Rota y el entorno que no encuentran salida laboral en la instalación militar, son escasas. No se han fomentado iniciativas locales excepto el turismo, y es obvio que la cercanía de una base militar con capacidad nuclear no es precisamente un aliciente turístico. Los astilleros militares y civiles ubicados en la bahía gaditana podrían recibir un impulso importante, si la sexta flota decidiera optar por ellos para el mantenimiento de sus buques.
Según fuentes de Moncloa, el Gobierno español calcula que la inversión estadounidense en nuevas infraestructuras para sus militares se elevará a “entre cinco y seis millones de euros”. Además el impacto socioeconómico por el coste de vivir en España de los 1.100 militares -aunque en total se espera la llegada de 3.400 estadounidenses sumando las familias- se elevará a unos 51 millones de euros anuales. También se espera que el impacto en la contratación de servicios, incluido de mantenimiento, alcance los 8,5 millones de euros al año.
Una vez mas queda demostrado que España, por su actual ruina económica, sucumbe a cualquier principio con tal de no ser la oveja negra de Europa. La opinión en este caso de los votantes ha quedado por completo anulada a no llevarse al Congreso este debate para ser finalmente aprobarlo a través de votación, como suele suceder en los países democráticos. Estados Unidos ha dado otra vuelta de tuerca para cercar cada vez más a su más ansiado enemigo, Irán. Tras las revueltas llevadas a cabo en muchos de los países de Oriente Medio instaurando gobiernos más acorde a la política occidental, solo le queda blindar el territorio para evitar daños colaterales de los países aliados donde además se ubican estratégicamente sus bases militares.
Las instalaciones militares siempre han significado un factor de inseguridad para la población circundante al poder esta convertirse en objetivo de ataques, además por el alto riesgo de accidentes que implica la capacidad militar y el arsenal que encierra, y el alto volumen de tránsito de aeronaves, buques y submarinos (algunos de ellos con propulsión nuclear) que pasa por Rota.
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