Escribir – o tratar de hacerlo – tiene sus satisfacciones, pero también sus riesgos y, por supuesto, sus consecuencias. En aquellos momentos en los que surge la necesidad – la urgencia – de decir, plantear, comunicar tu inquietud por algo que consideras valioso o al menos importante, por un momento dudas: ¿Valdrá la pena? ¿Tendrá algún efecto positivo?
El primer refugio de tus dudas son tus amigos, a quienes respetas y estimas. Ellos, que un día sí y otro también te envían mensajes por internet con imágenes, frases, música, declarando sus buenos deseos, sus recomendaciones para que vivas mejor, para que aprecies lo que D-os creó para ti, para que no te olvides de los desvalidos; en pocas palabras, para que seas una mejor persona, ellos sabrán apreciar tu escrito, tus tesis, y quieres compartirlos ilusionado por la aceptación que te otorgarán.
Luego abordas el tema que elegiste para tu escrito, y es entonces cuando se te olvida el amigo. Tu idea y su composición absorben y manejan el momento. Quieres claridad, definición, y, de ser posible, impacto.
Para completar el cuadro, para hacerlo más complicado, sin proponértelo invade tu mente el cúmulo de vivencias con las que lidias en el caminar de tu vida diaria: familia, asuntos pendientes, obligaciones, incluso dolencias.
¿Cuál era el tema? ¡Ah, sí, la situación en Israel! Hoy, muy temprano, cuando no pudiste dormir un poco más, remojaste tu cara con el agua fría de la madrugada, te preparaste un café turco – vestigio de tiempos pasados – y te asomaste a tu computadora. Decenas de correos diversos. Espera, aquí hay uno: “Entrevista al Primer Ministro de Israel, con preguntas de gente de 40 países”, por You-tube.¡Caray, suena interesante!
Abres el correo y, durante 27 minutos, ves y oyes los cuestionamientos de jóvenes y viejos, las respuestas que da Netanyahu, la fuerza de unos y la seguridad del otro. Por momentos llegas a simpatizar con todos ellos. Como buen crítico que crees ser, quieres ver si hay libreto, si el diálogo está “tripulado”. No, no, parece legítimo.
“Israel está siempre dispuesto a que haya paz”, “en Israel conviven árabes y judíos con los mismos derechos”, “un juez árabe presidió el juicio condenatorio de un expresidente”,
“Israel es la única democracia en toda la zona, desde Irán hasta Túnez”, “Israel es el único país desarrollado en la región”, “Israel es la única democracia entre todos los países del área”, ” los Derechos Humanos son la base de la vida diaria”, “en Israel nos ocupamos por vivir”, “todo lo que queremos es negociar”, “estamos por un estado palestino y otro judío”, “así como hay países árabes, hay un estado judío”…
Se termina la entrevista. Piensas: ¡Cuántas resoluciones de la O.N.U. en contra de Israel! Te preguntas: ¿Cuántas contra Irán, Siria, Corea del Norte, Somalia, etc.?
Surge una cuestión: ¿Quién es amigo de Israel? Te metes al mapa-mundi de Google. Ciento noventa y dos países en el mundo…¿amigos? Cinco o seis. ¡Cuán pocos! Sí, habrá algunos que por pudor o antecedentes evitan manifestarse, pero…
Inevitable recordar a J.F. Dulles: América no tiene amigos, sólo intereses. Espero que no sea el caso, aunque con el presidente Obama la duda está enfrente de nosotros.
Otro cafecito turco. Ya comienzan a rugir los motores de los microbuses en la avenida. Ya llegó Silvestre a pasearse sobre el teclado de mi computadora, señal de que quiere desayunar. Este es uno de mis amigos.
Ya se acumularon más correos. Aquí hay uno; Prager. ¿Quién es este señor? Dice que el conflicto palestino-israelí es el más sencillo de explicar. Uno, Israel, reconoce a los palestinos; el otro no reconoce al estado judío, así de simple. Me gustaría estar de acuerdo con el señor Prager y que esa fuera la solución, pero desde mis primeros años en Israel – ya saben: Hashomer Hatzair, Mapam, Hajshará, ilusiones – sé que desde el Quran emana el rechazo a la existencia de un pueblo distinto al árabe en toda esa región.
Hay muchas otras razones, todas ellas fáciles de explicar, pero muy complicadas para resolver, toda vez que se requiere interlocutor y no parece haberlo. Ocasionalmente se recurre al amigo, pero ya dije, tenemos pocos – aunque buenos.
Aquí hay otro correo, también You-tube. Dice el reportero que Bashir.el.Assad, presidente-heredero de Siria levantará el “estado de excepción” que ya dura treinta y dos años. No, no será así. Sólo promete introducir reformas para impulsar el bienestar económico de su pueblo. “Las manifestaciones son obra de fuerzas extranjeras, cercanas y lejanas” (Israel y EUA, por supuesto). Otro petardo. Lo bueno es que su mujer aparece en la revista Vogue como ejemplo de elegancia a nivel mundial.
A ver, déjenme ver Ha’Aretz – el diario más importante de Israel. “Netanyahu está mal…el gobierno de Israel falla en ésto… J-Street dice…Lieberman es un fascista… Ban-Ki-Moon condena…Los túneles de Gaza…Israel debe conceder…Los asentamientos irregulares…”
Con “amigos” como Ha’aretz, ¡no necesitamos Hizballah o Hamas!
Sigo con mi lista de Elementos Recibidos.
Mis amigos de Monterrey me envían las bendiciones por la amistad de cristianos y judíos. Nos conocemos desde hace más de treinta años. Son legítimos. “¿Qué pasó, Salo, cuándo vienes? Aquí te tenemos tu machaca esperándote. Ayer vino el ‘preciso’ a inaugurar la nueva planta, Nos acordamos de cuando nos dijiste…”
Otro “mail”: Querido sobrino: No estoy de acuerdo contigo, Baruch Spinoza no puede ser el representante de tus ideas. ¡Cómo te atreves!
Otro: Israel monta un hospital en la zona devastada por los temblores y el tsunami en Japón. ¿Somos amigos o qué? Porque enviar recursos humanos y materiales así nomás, se puede interpretar como que algo quieren estos judíos. Me suena eso de “quien salva a uno, salva al mundo”. No son, como dicen en Idish,‘bobe maizes’.
Aquí está otro. “Ya viene Pesaj. Manda una canasta a quien más lo necesita”. A ver, quién es el “schnorrer”. ‘No seas malvado, Salomón, no les digas así. Están haciendo su trabajo.
Recuerda que las Comunidades aquí hacen grandes esfuerzos por dotar a las familias con despensas para que tengan un Seder Kasher’.
La luz de la mañana va filtrándose por el ventanal y te das cuenta que son ya las siete. Llegó la hora de ir al Depor. Allá verás a tus amigos, los de todos los días. ¿Apreciarás lo que valen? Porque no se trata de pedir, ni tampoco de rechazar. Amistad entre personas como entre naciones implica compartir beneficio mutuo, sin medir dimensiones o credos, apreciando la cercanía de metas o intereses.
Entonces: ¿Qué nos queda?Los amigos que tengamos, son los nuestros, lo nuestro. Aferrémonos a su amistad, ya sea como país o como personas. Contemos con ellos como sin duda ellos cuentan con nostros.
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