Discriminación racial en México

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En estos días se está llevando a cabo un proceso interesante en Ginebra en donde el Comité de Naciones Unidas contra la Discriminación (CERD) se encuentra revisando el desempeño de México en el cumplimiento de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.

México firmó esa convención en 1966 y su entrada en vigor se dio en 1969. Veinticinco años después, a finales del siglo XX la erradicación de la pobreza se habían convertido en objeto central de programas y políticas públicas. En la agenda pública social mexicana no aparecía como un problema la discriminación. No nos reconocíamos como un país profundamente discriminador.

Fue hasta 1994, cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional colocó en los medios de comunicación el tema indígena y el reclamo de los derechos de los pueblos indios, que nos percatamos de lo profundamente racistas que somos los mexicanos.


La Convención mencionada establece que la discriminación racial y cito su artículo primero “denotará toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública”

Por su parte, la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales aprobada por la UNESCO en 1978 prohíbe que las posibles diferencias entre los pueblos, tales como los factores geográficos, históricos, políticos, económicos, sociales y culturales, originen jerarquizaciones entre naciones y pueblos, de modo tal que cualquier teoría basada en una supuesta superioridad o inferioridad propia de grupos raciales o étnicos que dé a unos el derecho de dominar o eliminar a los demás, presuntos inferiores, o que haga juicios de valor basados en una diferencia racial, carece de fundamento científico y es contraria a los principios morales y éticos de la humanidad.

Bajo estos principios es de reconocer que los indígenas mexicanos han sufrido por siglos y aún padecen en la actualidad una violencia estructural derivada de su desconsideración como personas, pueblos y comunidades con dignidad y derechos plenos; que han sido históricamente despojados, explotados y subordinados por mestizos, blancos y extranjeros desde la Colonia; y que sus altos niveles de pobreza, sus precarios niveles de salud y educación y su inserción en ocupaciones de bajos ingresos, son provocados por una sociedad dominante que los excluye y les niega su derecho a la igualdad en la diferencia y el reconocimiento a la diversidad de formas de vida. Por años, han sido tratados como presuntos inferiores, lo que ha provocado que muchos jóvenes indígenas se alejen de sus costumbres, no quieran hablar lengua, ni usar las vestimentas propias de sus pueblos.

No nos damos cuenta que esto significa además de una profunda injusticia, una enorme pérdida de riqueza cultural, que nos empobrece a todos.

Es por ello que el Comité de Naciones Unidas contra la Discriminación en sus recomendaciones al Estado Mexicano señala su especial preocupación por las condiciones en que viven los pueblos y comunidades indias, su falta de acceso a la justicia ante una cultura y sistema jurídicos que les es ajeno; su exclusión de la participación en el gobierno y en la dirección de los asuntos públicos de cualquier nivel y la omisión de ser consultados cuando sus tierras y sus recursos van a ser afectados por mega-proyectos o como está ocurriendo por concesiones otorgadas a empresas mineras o turísticas.

Otros dos grupos de especial preocupación para el Comité son la población afro-descendiente y los migrantes. La primera cuya presencia en México es desconocida para la mayoría, como lo señala CONAPRED y sufre de invisibilidad y por lo tanto de la total ausencia de programas y políticas públicas dirigidas a sacarla de su exclusión y marginalidad.

Por su parte, los migrantes cuyos números aumentaron fuertemente durante la administración de Vicente Fox, se han convertido en un grupo altamente vulnerable y con un elevado riesgo a ser violentados tanto por un creciente sentimiento xenofóbico de los habitantes de algunas comunidades por las que tienen que transitar, como por el inhumano abuso de que son objeto por los grupos criminales. La aparición de fosas clandestinas en el norte del país, con varias decenas de cuerpos de migrantes asesinados de manera brutal, son muestra de los bajos niveles de humanidad en que nos encontramos.

Es así que la discriminación racial va ocupando paulatinamente su reconocimiento como una de las asignaturas pendientes en la agenda social y cultural del país, junto con la pobreza, la desigualdad y la exclusión.

Acerca de Clara Jusidman

Estudio economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e inició su trabajo profesional como investigadora del Banco de México, de El Colegio de México (Colmex) y de la Dirección General de Estadística.Trabajó por 20 años en el Gobierno Federal como Directora General del Empleo, del Instituto Nacional del Consumidor, del Centro de Investigaciones para el Desarrollo Rural Integral y concluyó como Subsecretaría de Planeación y Desarrollo Pesquero.Dejó el Gobierno Federal en 1991 y se incorporó a las organizaciones de la sociedad civil en lucha por la democracia. Fue presidenta de ACUDE (Acuerdo Nacional para la Democracia), participó en la creación y fue parte de la primera coordinación de Alianza Cívica, socia fundadora de GIMTRAP y de Causa Ciudadana APN y actualmente es presidenta fundadora de Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social, INCIDE Social AC.Fue miembro del Comité Técnico para la Auditoria del Padrón Electoral en 1994 y directora del Registro Federal Electoral en 1997. Coordinó los trabajos técnicos para la participación de México en la Conferencia de la Mujer en Beijing de1995.Participó como Secretaria de Desarrollo Social en el primer gobierno democrático del Distrito Federal de 1997 al 2000.En 2003 fue una de los cuatro expertos encargados de la elaboración del Diagnóstico sobre la Situación de los Derechos Humanos en México para la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas en la materia, encargándose de varios apartados del Capítulo de DESC y del relativo a derechos humanos de las mujeres. En 2008 colaboró en el diagnóstico de derechos humanos de Guerrero con el capítulo sobre DESC.En 2004 y 2005 coordinó la elaboración de un análisis sobre la Realidad Social en Ciudad Juárez, y de 2006 a 2009 promovió y participó en los Comités Conciudadanos para la Observación y la Reforma Electoral. Participa como docente y conferencista en varios diplomados en los temas de Desarrollo y Política Social, Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Políticas hacia las Familias, Desigualdad Social, Sector Informal y mercados de trabajo y Desarrollo de la Sociedad Civil.Es miembro del Seminario de la Cuestión Social de la UNAM, de la Sociedad Mexicana de Demografía, del Consejo del Observatorio de Política Social y Derechos Humanos, Consejera de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), miembro titular del Seminario de Cultura Mexicana; y ahora miembro del Consejo Consultivo Ciudadano de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM).

1 comentario en «Discriminación racial en México»
  1. Le cuento soy argentino y vivi en Mexico DF desde el 85 al noventa. Lo que habia era no solo discriminacion sino indiferec¡ncia colonial hacia los indigenas ademas enconte odio hacia los descendientes de españoles que forman una comunidad bastante cerrada, y por ultimo una relacion de amor- odio hacia los gringos, por suerte a los judios todavia no nos habian descubierto, no se ahora.
    En Argentina que debe ser el pais mas antijudio de America Latina es dificil vivir a veces ahora estamos un poco mejor pero hace 30 años era de panico
    [email protected]

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