El “mal” ejemplo que da la Fundación Jack F. Ealy

Juan Francisco Ealy marca otra vez la pauta para otros:

Cuando me invitaron a presenciar este evento (El taller de Periodismo Científico) y su magna conferencia impartida por el Dr. de la Fuente asentí casi a regañadientes porque la verdad es que estoy un poco cansado de asistir a eventos de fundaciones mexicanas que no tienen más objetivo que empalagar el ego de los donadores, presentar proyectos que nunca se realizan y hacer promesas vacías que, en el mejor de los casos, se repetirán el próximo año con el mismo resultado.

El Presidente de una de esas fundaciones me dijo en alguna ocasión en un exabrupto de honestidad: “Prometer es barato, lo caro es cumplir” explicándome así porque es tan común ver a fundaciones aparecer y desaparecer de eventos en lo que llegue a bautizar como “patrocinadores de petate” haciendo referencia al dicho ese de la “llamarada de petate” porque si bien aportan una vez -y esa aportación a veces es significativa-, la verdad es que lo hacen para acercarse por este medio a otros ricachones y ver que les sacan o peor aún  por aparecer en los medios, dar el “periodicazo”, guardar las reseñas que por lo general les dan más gloria de la que se merecen y retirarse del proyecto del que apenas unas horas antes eran tan orgullosos patrocinadores.

¿Y cuál es mi reclamo?

Pues que al retirarse dejan a las organizaciones “beneficiadas” patinando en un lago de hielo lleno de ilusiones, de programas y necesidades – cuando no compromisos- sin los recursos necesarios para cumplirlos.

Así pues, acostumbrado como estoy, a ver fundaciones de personajes con más o menos recursos, creadas para lanzar o apoyar causas -todas meritorias- pero “apoyadas” sólo por un interés pasajero, en busca de un beneficio inmediato y personal, sin entender -o sin interesarse- por el daño que su falta de continuidad e irresponsabilidad provocan al ofrecer apoyos que después no se materializan dando por resultado instituciones y proyectos a medio cocinar, a la deriva, endeudados por haber empezado algo – con los anticipos aportados- que no pueden continuar porque los demás fondos nunca se materializan y se quedan en promesas incumplidas que hacen más daño que el bien que hicieron los fondos que sí se entregaron llegue a este, el Taller de Periodismo Científico Jack Ealy esperando un deja vu de todo lo anterior y quizás una conferencia más o menos interesante sobre el tema de las drogas.

Menuda sorpresa me llevé con lo bien documentado que estaba la conferencia (pero de eso hablaremos en otra ocasión) y de lo sencillo de la ceremonia donde hubo realmente pocos aplausos para el patrocinador pero mucho interés en los participantes al grado que creí haberme equivocado de evento.

Y por curiosidad me quedé, conocí a quien conocí y hablé con quién hablé y poco a poco me di cuenta de que estaba yo en el lugar equivocado pero correcto.

Equivocado porque el evento no respondía a lo que mis antecedentes me hacían esperar.

Si, si era organizado por una Fundación mexicana pero llevaba 12 años de existencia.

Si, si era de periodismo, patrocinado por un periódico pero no estaba hecho para generarle reporteros a este medio, antes al contrario, había reporteros de múltiples medios -hasta dueños de otros medios- a los que se les había becado para que participaran con la intención de sensibilizarlos sobre el tema científico sin esperar que produjeran nada para el Universal que era el patrocinador.

“Los que tenemos, tenemos la obligación de dar” me contestó el Lic. Ealy Ortíz cuando le pregunté no solo por qué financiaba estos cursos que yo suponía (como ya confesé) que solo servían  para obtener talento para el Universal -el periódico que él dirige- y dar algunos beneficios fiscales a los organizadores por lo que me sorprendió aún más cuando agregó:

“Saber dar no es fácil pero más difícil es ser constante” lo que me llevó a reanalizar mis presuposiciones iniciales y conectar el cerebro como debí haberlo hecho desde el principio.

Afortunadamente me invitaron, afortunadamente acepté aunque haya sido de mala gana y afortunadamente me demostraron cuan equivocados eran mis prejuicios mal informados y logré conocer esta Fundación Ealy, muy mexicana y sorprendentemente profesional donde se ha  sumado a la aportación económica inicial el apoyo permanente, constante y sonante sumados a una habil e inteligente dirección que han permitido traducir este esfuerzo no solo en importantes resultados sino también en un motivo de orgullo tanto para El Universal, como para sus participantes.

Quizás si me hubiera documentado bien antes de asistir me hubiera sorprendido menos lo que me encontré, ya que habría recordado que fue el Lic. Ealy quien el 1o. de octubre de 1992, tras señalar que “la libertad de prensa no se agradece, ni se recibe, se ejerce”, ordenó desde su posición de Presidente y Director General de El Universal que los gastos que generara la participación de sus reporteros en giras nacionales e internacionales con funcionarios gubernamentales de México fueran ​cubiertos ​por EL UNIVERSAL, ​(​cuando lo tradicional era que las dependencias oficiales se encargaran de ello​) para así quitarse de encima uno de los yugos que, con unos centavos, el gobierno imponía a los medios.

Su apoyo ha sido constante y estable, lo cual ya en si es sorprendente para una fundación de una empresa mexicana, pero además se ha ido incrementando casi en paralelo con la calidad y el prestigio de un periódico que, cuando yo colaboraba hace muchos años en él, era más famoso por su anuncio clasificado que por sus contenidos y que hoy, en cambio, es conocido y respetado por la calidad de sus contenidos y no tanto por sus anuncios.

Basado en estos antecedentes, no resulta sorprendente -aunque sí admirable- el hecho de que este evento no solo haya sido apoyado financieramente por la misma organización (sin beneficio directo para ella) por tanto años sino que además se haya extendido a otras instituciones beneficiando ya a cerca de 1,350 reporteros de todos los medios que han participado en alguna de las 27 ediciones que hoy se realizan con el apoyo de 3 Universidades (la UNAM en México, la de Oviedo en España y UCSD en Estados Unidos) y la participación de 350 profesores académicos, empresarios, funcionarios públicos, Premios Nobel e investigadores de diversas regiones del mundo.

El evento ha provocado que la UNAM recientemente agregara la especialidad en Periodismo Científico como parte de la Maestría en Periodismo de la Facultad de Ciencias Políticas beneficiando así a una nueva camada de estudiantes y los medios que los contratarán.

Además, y como no sería de esperarse, el evento se ha traducido en la creación de una Red Iberoamericana de Periodistas Científicos, que cuenta con cerca de 550 miembros de 15 países Iberoamericanos, que quizás, gracias a este taller están ahora más sensibilizados al tema científico que muchas -demasiadas- veces es dejado de lado por el miedo, la incomprensión o por absoluta ignorancia de parte de los medios y sus reporteros lo cual ahora, poco a poco, a lo largo de muchos años y a un costo muy alto -pero con gran eficiencia- ha ido resolviendo esta Fundación, bajo la dirección del Lic. Enrique Bustamante con el apoyo, constante y sonante del Lic. Juan Francisco Ealy Ortíz por lo que los congratulamos y agradecemos el ejemplo que ojalá muchos otros se atrevan a seguir:

Ofrecer, cumplir, apoyar y hacerlo a largo plazo, sin escatimar los costos necesarios para crecer y poder así cumplir con los objetivos establecidos son otro ejemplo más del impacto que un solo individuo puede tener con su dedicación y su buen ejemplo.

Ojalá cunda este “mal” ejemplo de perseverancia, constancia y visión a largo plazo que tanta falta nos hace a todos en México.

¡Felicidades señores y gracias!