El paisaje, la percepción y el cabalista

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Si lográramos transportarnos al siglo XVI en un espacio-tiempo indefinido a la ciudad Safed en la Galilea, una de las ciudades sagradas de Israel encontraríamos durante la llegada de los judíos expulsados de España un poblado de casas de piedra con chimeneas, vegetación exuberante, calles empedradas y viento travieso. Un microcosmos de tranquilidad que invita a los hombres a tratar de abrirse camino a lo hermenéutico interpretando de forma pretendida los sentidos ocultos del Pentateuco y buscar la revelación. De una forma metafísica que es la Cábala (palabra que significa «recibir» para algunos, «clave» para otros), es la búsqueda de la iluminación, o sea entender un medio para llegar a conocer la realidad que nos rodea. La Cabalística es la afirmación de que «el conocimiento absoluto no tiene objeto sino que es un medio». Para los Cabalistas, el lenguaje es creador y la Torah contiene todos los textos, todas las combinaciones que pueden darse para crear otros mundos y otras realidades. Los Cabalistas entienden que el nombre de Dios está formado por todas las letras que componen el alfabeto y que éste, por tanto, tiene múltiples formas. Dios se sirvió de las letras para crear el universo a través de sus emanaciones o sefirot.

Árbol de la Vida de la Cábala
con los diez sefirot

  1. Kéter (La Corona. Providencia equilibrante).
  2. Jojmá (La Sabiduría).
  3. Biná (La Inteligencia siempre Activa).
  4. Jésed (La Misericordia. Grandeza).
  5. Gevurá (La Justicia. Fuerza).
  6. Tiféret (La Belleza).
  7. Nétsaj (La Victoria de la Vida sobre la Muerte).
  8. Hod (La Eternidad del Ser. Gloria).
  9. Yesod (El Fundamento. La Generación o piedra angular de la Estabilidad).
  10. Maljut (El Reino. Principio de las Formas)

La Cábala especulativa dogmática explica los sentidos ocultos de ciertas palabras de la Biblia, con aplicación a los fenómenos de la historia de la creación. Es de dos especies, la ciencia de la Merkabá, que trata del mundo supralunar, o sea de la teología y la metafísica, y la ciencia de Bereshit, que se ocupa en el mundo sublunar. Esto es, el de los fenómenos.


Hasta la desaparición de Rabí Yosef Caro, predominaba en el judaísmo la razón y la deducción lógica. Tanto los tanaítas como los amoraítas y posteriores eruditos judíos, sostenían que el conocimiento y cumplimiento de la Halajá (legislación talmúdica) eran lo primordial.

La personalidad que apareció en Safed después del autor del Shulján Aruj era diametralmente opuesta. De naturaleza exaltada y mística, creía en los poderes sobrenaturales, en milagros y en los hechos que trasciendan la lógica y el entendimiento humano. Se trata de Rabí Itzjak ben Shlomó Luria, conocido como el ARI (león) por las “Rashei Tevot” de su nombre (Ashkenazi Rabí Itzjak) y por habérselo considerado como la autoridad judía más poderosa de su época.

Los cabalistas y estudiosos eligieron esta ciudad, por estar cerca de la sepultura del Rab. Shimón Bar Iojai (Que se le considera uno de los creadores de la Cábala, y autor del Zohar, en el Monte Merón) que se convirtió en un centro espiritual y económico para rabinos, sabios y poetas.

Allí nació el rabino Joseph Caro en el s. XVI, autor del Shulján Aruj, que es la recopilación de la ley y ritos judíos. La ciudad también se asocia al Misticismo judío, la Cábala, cuyo primer exponente es el rabino Isaac Luria, conocido como “Ha’Ari” (El León).

Hasta la desaparición de Rabí Yosef Caro, predominaba en el judaísmo la razón y la deducción lógica. Tanto los tanaítas como los amoraítas y posteriores eruditos judíos, sostenían que el conocimiento y cumplimiento de la Halajá (legislación talmúdica) eran lo primordial.

Nació el ARI santo en Jerusalén, en el año 1534. Su padre falleció siendo él niño aún. Su madre al enviudar recurrió a un acaudalado hermano suyo de Egipto para que la ayudase. Éste los albergó en su casa de El Cairo.

Allí estudió el pequeño Luria con los Gueonim (Gaones) Rabi Betzalel Ashkenazi (cuyo apellido tomó posteriormente) y Rabi David ben Zimrá (RaDBaZ). El ARI se destacó tanto en sus estudios que su tío lo convirtió en su yerno.

Bajo la influencia de RadBaZ, que era un gran místico, el joven Itzjak se volcó de lleno al estudio de la Cábala. Poco a poco comenzó a apartarse de su hogar y toda la semana se aislaba en una casa que su suegro tenía a orillas del Nilo. Tan sólo al atardecer del sábado regresaba a su hogar para estar con su mujer, con la que hablaba únicamente en hebreo. Al atardecer del Shabat regresaba a su retiro para sumirse de nuevo en los arcanos de la Cábala. Este estilo ascético marcaría en gran manera a los judíos místicos posteriores.

En su extremo aislamiento tuvo Guiluy Eliahu (la aparición del profeta Elías). Aparentemente el profeta lo visitaba para estudiar con él y transmitirle secretos de la Torah. En una de sus sabáticas visitas al hogar le dijo a su mujer que Eliahu Hanaví se le había aparecido para solicitarle que se radicase de inmediato en la ciudad de Safed en Israel, a fin de difundir la Cábala práctica que él desarrollaba, pues le quedaban sólo dos años de vida. Esto sucedió en el 1570, cuando el ARI tenía 36 años.

Al comienzo de su residencia en Safed no se dio a conocer y se dedicó al comercio contando con el apoyo material de su tío y suegro, según se relata en el “Ari Noem”, del Mahari de Módena; pero también se sabe fehacientemente que estudió con el Rabi Moisés Cordovero, quien fuera reconocido siempre como su maestro.

El final anunciado por el profeta Elías se cumplió inexorablemente y falleció, en efecto, a los dos años de su estadía en Safed, en 1572.

Parece ser que Luria carecía por completo de facultades literarias porque decía: “Es imposible (que yo exponga mis enseñanzas en forma de libro) porque todas las cosas están relacionadas entre sí. Apenas puedo abrir la boca para hablar sin sentirme como si el mar reventase sus diques y se desbordase ¿Cómo podría expresar entonces lo que mi alma ha recibido y cómo podría transmitirlo en un libro?

odo lo que sabemos acerca de su sistema se basa en sus conversaciones con sus discípulos, que fueron sumamente difusas y poco sistemáticas. Por fortuna, su discípulo más importante, Jaim Vital (1543-1620) es el autor de varias versiones del sistema de Luria, de las cuales la más elaborada abarca 5 volúmenes: el “Shemona Shearim” u “Ocho Puertas”, en las que dividió la obra a la que consagró su vida: “Etz HaJaim” “El Árbol de la Vida”.

En cuanto a su personalidad, Luria era sumamente conservador. Esta tendencia se expresa claramente en sus permanentes intentos de relacionar sus nuevas ideas con autoridades de la antigüedad -especialmente el Zohar- como en sus actitudes respecto de los detalles. Luria aceptaba la verdad mística de afirmaciones contradictorias; incluso de los diversos tipos de escritura hebrea.

En los días de la Creación, nos enseña rabí Itzjak Luria, las fuerzas de la luz y las tinieblas estaban separadas. El mundo requiere, por consiguiente, un tikún, una (corrección que lo perfeccione). Los destellos de santidad deben ser redimidos de su cautiverio. Se los debe liberar de las klipot (“cortezas o cáscaras de oscuridad”) de contaminación y maldad que los aprisionan, y el único ser que puede lograrlo es el hombre. Sus acciones serán las que apresuren o demoren la redención.

Los modos de vida ascéticos que propagaba la Cábala luriánica no son más que un reflejo de la vida religiosa de Safed, tal como era antes y después de Luria.

Asimismo, la doctrina de la oración mística de Luria se sitúa exactamente en la frontera entre el misticismo y la magia, donde uno se convierte fácilmente en otro. Cada oración que es más que un mero reconocimiento del Reino de Dios, cada plegaria que nutre la esperanza de ser atendida, trae implícita la influencia sobre los caminos inescrutables y las eternas decisiones de la Providencia.

La doctrina y la práctica de la oración mística es la parte esotérica de la Cábala luriana, la parte reservada a los elegidos o iniciados. Pero por encima de todo ello se encuentra la práctica del Tikún. (La misión del hombre) ha sido definida por el ARI de una manera sencilla pero eficaz como la restauración de su estructura espiritual primordial.

La Kavaná, o la intención mística, también formó parte de las doctrinas expuestas por Luria. Heredero de toda una escuela de pensamiento de Cábala clásica, las palabras de la oración, y muy especialmente las de la oración litúrgica tradicional, se convierten en una ayuda para la “kavaná” del alma, que busca a tientas el peligroso camino hacia Dios.

La Cábala del ARI fue el último movimiento religioso judío que influyó profundamente en todos los sectores del pueblo judío inclusive en la diáspora. A partir de él, se desarrolló una nueva idea moral de la humanidad que postulaba a un hombre, cuya acción espiritual a través del tikún, puede interrumpir el exilio, en particular la diáspora interna en la que está sumida toda la creación.

Acerca de José Kaminer

Realizó varios estudios en Historia Universal, Literatura Universal y Hebrea. Más tarde siendo autodidacta sus conocimientos sobre Historia de Israel se destacaron en producciones escritas, en un principio por medio de artículos en "Foro" a partir de 1993 y posteriormente en la publicación de su libro "Encrucijada".Ha incursionado también en géneros como poesía, cuento y novela histórica. Desde el 2006 escribe también en la revista "Expresiones" y en 2007 obtuvo el premio APEIM de periodismo.

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