Se van a cumplir el 18 de febrero 13 meses desde el asesinato del Fiscal Alberto Nisman y la “justicia” argentina sigue enlodando el camino por el que debe circular el derecho de todos los argentinos bien nacidos de saber la Verdad de lo sucedido.
Todo comenzó cuando Nisman se atrevió a presentar una denuncia, como fiscal, contra el poder reinante; ahí comenzó su calvario: su presencia en el Congreso Nacional para ampliar y dar nombres fue interrumpida por un disparo en la cabeza. Según la fiscal Fein, separada de la causa, el occiso no murió en el acto y tuvo la posibilidad de acomodar el arma debajo de su hombro izquierdo (era diestro), limpiarse las manchas de pólvora de sus manos y acostarse en el piso a esperar la muerte.
Este relato truculento es la escena que deja traslucir la teoría del suicidio que manejaba la Dra.Fein, vergüenza de la justicia, inútil hasta la exasperación, que permitió el ingreso de una manada de elefantes en el lugar de los hechos sin preservarlo; a propósito: ¿qué hacía en el lugar el ex secretario de seguridad Berni y qué hizo durante 3 horas en el sitio? Otra pregunta: ¿quién es el oficial de Prefectura en mangas de camisa que sale corriendo del edificio con un portafolio, se introduce en una camioneta de la repartición y se marcha? Lo hizo delante de Berni y es fácilmente identificable en los videos de los noticieros. ¿Qué papeles llevaba, donde están ahora y se indagó al mencionado oficial?
La jueza Fabiana Palmaghini hace unos meses tomó a su cargo la investigación y qué hizo: llamar a una junta interdisciplinaria criminalística para determinar la causa del deceso de Nisman y rechazar el pedido de las querellas de pasar el expediente al fuero penal, cosa lógica teniendo en cuenta la calidad de fiscal y ser funcionario del Estado. Ahora pasa todo a la Cámara Federal en apelación para que resuelva, pero en tanto transcurren los días y estamos vacíos de resultados y hastiados.
Quiero escribir un párrafo sobre el juez Rafecas: rechazó in limine la denuncia de Nisman, jamás llamó a indagatoria a D’Elía, Esteche y al personaje de apellido árabe que le proveía la conexión a estos 2 con Mosshen Rabbani en Irán. A pesar de que dio conferencias en la Soc. Hebraica Argentina y en la AMIA, para mí es un antisemita de los que dicen “tengo un amigo que es judío”, como lo expresan todos los de su misma conducta.
Mientras en la Argentina haya negación de justicia, no se condene a los corruptos, a los ejecutores de actos de latrocinio y saqueo gubernamentales, a los asesinos al volante, a los violadores, etc., debemos
Luchar para que se vayan a sus casas los Rafecas, Oyarbides, Gils Carbó y demás impresentables. ¿Algún día se sabrá algo sobre la Embajada (1992), AMIA (1994), Nisman (2015)?.
“Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados”. Frase del Talmud.
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