La ciudad que le dio al país (y al oporto) su nombre, Porto es la segunda metrópolis de Portugal después de Lisboa. A veces llamado Oporto, es una ciudad centenaria que tiene un pie firmemente en el presente industrial. El casco antiguo, centrado en la Ribeira, fue construido sobre las colinas con vistas al río Duero, y hoy es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La iglesia de São Francisco del siglo XIV es una de las principales atracciones, al igual que las bodegas locales de vino del puerto, la mayoría ubicadas al otro lado del río en Vila Nova de Gaia.
Los celtas, romanos, visigodos, moros y cristianos dejaron su huella en Portugal, una de las naciones más antiguas de Europa, un antiguo reino defendido por los castillos en las colinas y las impresionantes ciudades amuralladas. Es un destino impresionante y bellísimo.
Fue en Oporto y en las regiones del Norte que Portugal se fundó en el siglo XII y los portugueses se convirtieron en un pueblo y una nación.
Oporto, ciudad Patrimonio de la Humanidad, es la puerta de entrada y punto de partida para un viaje a través de la diversidad natural y cultural de la región. Es conocido por el vino de Oporto que se envía atodo el mundo, pero también por un patrimonio que combina iglesias y monumentos antiguos, como la Catedral y la Iglesia de São Francisco, y edificios modernos como la Casa da Música y El Museo de Serralves. Y también por su Escuela de Arquitectura que engendró nombres como Álvaro Siza Vieira y Eduardo Souto de Moura, ambos ganadores del Premio Pritzker.
Ubicado en un reformado palacio del siglo XVIII, con vistas a la imponente Avenida dos Aliados y a una corta distancia a pie de todos los puntos culturales más importantes, como el Mercado de Bolhao, Ribeira o la Iglesia de los Clerigos, el hotel InterContinental Palacio das Cardosas es el lugar ideal para aquellos que buscamos descubrir la verdadera esencia de la ciudad de Porto.
El InterContinental Porto – Palacio das Cardosas ofrece un sentido de herencia y autenticidad en el corazón de la ciudad. Situado en el casco antiguo de Oporto, al norte del río Duoro, el hotel es en realidad un antiguo monasterio que data del siglo XV y se encuentra a un lado de la Praça da Liberdade.
La plaza con su antiguo monumento al defensor napoleónico portugués Dom Pedro IV en su centro, es una reminiscencia de la Trafalgar Square de Londres – sin los leones y las fuentes – y de manera similar actúa como un centro social para los lugareños y turistas por igual.
El espectacular monasterio cayó en mal estado a finales del siglo XVIII, pero logró sobrevivir a las convulsiones políticas que pusieron fin a la orden monástica y fue comprado en una subasta para convertirse en un palacio privado por el rico burgués Manuel Cardoso dos Santos.
Restaurado a su antigua gloria por Alex Kravtetz – el arquitecto y diseñador de interiores detrás de Westbury Hotel de Londres y el Sheraton en Luxor – la fachada neoclásica de este magnífico edificio de 11.000 metros cuadrados se extiende por todo el ancho de la cuadra que ocupa majestuosamente.
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