La capacidad de Dar. Breve reflexión.

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“El Eterno habló a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel y que tomen una porción
separada para Mí; de todo varón cuyo corazón lo motive tomarán mi porción separada.”.
Éxodo-Parashat Terumá 25-1.

Dar o el verbo.

El judaísmo, qué duda cabe, pone énfasis en la acción, en especial en aquello que puede verso. Y es en este punto donde hay una diferencia radical con otras creencias como la cristiana (no la única), donde se trabaja más en el corazón y en los pensamientos y sentimientos de las personas.
Y si bien, podemos argumentar que, modificando el medio interno, esto en forma secuencial modificaría el medio externo, en el idishkait tradicional, y en la Torá esto no es un proceder fiable o confiable.
Seguramente el Todopoderoso tiene sus buenas razones, para desear que por medio de nuestros sentidos , en especial la vista, el oído, el olfato y el tacto, hagamos saber nuestra disposición a entregar ya entregarnos al servicio de Hashem, sea en ofrendas a D’ os, y donde la observancia para con la divinidad implica un combo de factores que junto con la ayuda del diccionario podemos citar: “trabajar, esclavizar/nos frente a D’os, adorarlo y cultivar/nos”, …todo a los fines de poder servirle de la forma en que Él desea ser servido ya su entero agrado.


Pensamiento, palabra y acción.

El pensamiento y la palabra deben impeler al cuerpo a obrar y operar de la manera adecuada y en la dirección correcta. De igual como el estudio nos impulsa a su concreción en el mundo físico y su materialización. O como la teoría en cierto momento se abre paso hacia la práctica.
Un ejemplo sería: no solo pensar en el encendido de las velas sabáticas, también debo ocuparme de conseguir las velas (el objeto), el fósforo con el cual la mujer va a proceder a su encendido, y fijar el horario apropiado y recitar la bendición adecuado
El acto, supera en cierto sentido al pensamiento (algo interno e íntimo) ya la palabra (que si bien tiene alto poder es como un viento o rúaj), y hace visible para uno y para otros, la verdad divina. Con el acto, las partes del alma como la Neshamá (que residen en nuestro cerebro) y el rúaj o espíritu (que residen en el habla), impacta y educa al néfesh (que residen en el hígado, en nuestro propio cuerpo). Y es por este camino que todo se une, y el círculo se completo, ese circuito virtuoso, donde la acción nos pone en un nivel mucho más elevado de comprensión acerca de la razón de las leyes y mandamientos de Moshé y ahí entendemos cabalmente que es el pastor campo,

Dar, o esa bendita costumbre.

Toda la Torá podría también ser detectada como una gimnasia continua, para aprender (cada cual en su nivel) a ser desprendidos y sensibles a las necesidades del otro. Como Hashem dijo: “Hagamos un hombre a nuestra imagen y semejanza”, siendo que no necesita, al consultar con sus ángeles, quiere mostrar su deseo de que el hombre sea un ser humilde, sensible y desprendido. Receptivo a las necesidades de su prójimo.
Él desea ser imitado, y si Hashem da vida y sustento y salvación, nosotros deberíamos practicarlo con nuestros semejantes, ya que al hacerlo estamos reconociendo que el Señor es nuestro jefe supremo, y dueño de todas las cosas. Demás esta decir, que ayudar o dar no es solo en el aspecto monetario (aunque no se excluye), también aconsejar para bien, alentar con palabras dulces y agradables, y asistir con nuestra presencia y tiempo a todos los necesitados, carecientes, dolientes y sufrientes, y esto se considera parte del servicio, de igual forma que rezar o estudiar Guemará(Talmud) o Halajá (ley Judía).

Bitul. La puerta de ingreso.

Mi madre Aida K. de Daitch Z”L mencionaba frecuentemente la palabra Bitul. Este término puede explicarse como “autoanulación” o “trascenderse a sí mismo”, y se trata de una cualidad que no permite el servicio a D’os, o una forma de sometimiento voluntario frente a una razón o verdad superior, o como un esclavo se somete a su amo, o como un soldado obedece a un superior (sea un general o el Rey del país), y si se quiere como un empleado obedece a un jefe superior más allá de su propia opinión o ideas.
No cabe duda de que la práctica del Bitul permite limitar el ego (la valoración excesiva de sí mismo) y también el uso tan frencuente de la palabra “YO”.

Motivar e incentivar.

Si fijamos con atención, la Torá podría requerir un fino engranaje, donde se engancha la motivación (se trata de un estado interno) que mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas hasta su culminación.Mientras por otro lado, incentivar es algo que viene de afuera, cuyo objetivo es estimular a una persona con algún incentivo o promesa. Un ejemplo, solo a los fines de la comprensión sería: un empleado que recibe la promesa de un bono o pago extra, o una mejoría salarial.
No cabe duda, que un ser de carne y hueso, requiere de ambos, para generar esas conductas, que son deseables desde su fuente espiritual, pero que deben llevarse a la práctica en un mundo densamente material.

Dar de D’os.Final

Para concluir, y poder abrochar todo el contenido de la exposición, el ser humano es un dador que en el mejor de los casos da de lo que Hashem le da a él. Ya que la vida no es del propio ser humano (no le pertenece y no puede detener el tiempo), y los bienes materiales son solo elementos o cosas que son transitorias, dado la finitud de la condición humana.
Los judíos y rabinos, determinan nuestra condición como meros “administradores sabios” de los bienes que nos son concedidos en guarda o custodia. Desde aquí, puede que haya un poco más de claridad en el pedido divino de los donativos para la construcción del Tabernáculo, ya que el hombre fue creado para ser socio (y gozar plenamente) en el mejoramiento del mundo, y por ende debe trabajar para ello, y no ser un mero espectador de milagros y maravillas.
Es decir, nosotros, sus criaturas creadas, somos el espejo donde D’os desea verse reflejado. Y para aquellos que aceptamos esta verdad, y que nuestra existencia es frágil y dependiente de la voluntad del Rey de Reyes, deberíamos tomarnos muy en serio lo que Él desea de nosotros. Ya que, en verdad, es D’os que se está mirando a sí mismo, y solo Hashem es la verdadera existencia verdadera, y Él puede decidir, en cualquier circunstancia romper el espejo, si aquello que observa no condice con su plan primigenio y eterno expuesto con claridad cristalina en los cinco libros o Pentateuco.
Dar es el atributo de Jesed o bondad, y todo se inicia aquí, desde el acto creativo desde el inicio de los tiempos, hasta cualquier situación donde extendemos nuestra mano abierta, pensando en devolver no más sea una fracción o pequeña parte del enorme bien recibido , en múltiples maneras, iniciando por la vida misma y terminando en cualquier cosa, bien, objeto, que nos fuera encomendado para su uso de la manera adecuada, tal como está explícito en las leyes que Israel recibió en el monte de Sinaí luego de la Salida de Egipto.

Buenos Aires, Argentina.

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