Rabí Iehudá HaLeví (1074-1141), el famoso poeta judeo-español, sumaba a sus inmensas dotes de poeta también las de filósofo y pensador de gran renombre.
Una de sus obras que mayor fama alcanzó en este campo fue, indudablemente, el Sefer HaCúzari; en el que Rabí Iehudá expone y explica los fundamentos más vitales de la religión judía, iluminando el secreto de la supervivencia del pueblo judío y su posición en la historia universal.
La trama del libro nos refiere una discusión sostenida entre el rey de los Cázares (o Jázaros) y un Sabio judío, titulado Jaber en la obra. A fin de mantener su exposición utilizando este tipo de sistema, Rabí Iehudá HaLeví aprovechó un suceso ocurrido cientos de años antes, cuando el Rey de los Cázares abrazó junto a todo su pueblo la fe mosaica, adhiriéndose a la misma con fervorosa unción.
Los Cázares eran un pueblo valiente, residente junto al Río Volga, hacia el sur de la actual Rusia.
¿Qué es lo que motivó a Rabí Iehudá HaLeví a escribir su libro? La respuesta es harto simple. Rabí Iehudá vivía en un Estado en el que eran bastante frecuentes los debates entre los representantes de las religiones gobernantes, es decir, la islámica y la cristiana.
Estos trataban, a su vez, de arrastrar a estos debates a representantes de la religión judía, por cuanto ambas partes reconocían en la Torá su libro sagrado a pesar de que ello no les impidió interpretarla según sus intereses y conveniencias, haciéndola concordar con sus fundamentos religiosos.
El autor recalca una y otra vez que el judaísmo no es simplemente una filosofía, sino que se trata de un modo de vida práctico y realista. “Lo fundamental no es la retórica de la teoría, sino la práctica de la acción, es decir, la observancia de los preceptos Divinos con corazón sincero.
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