Esta semana quiero hablar sobre este nuevo libro que analiza “Mi Lucha” de Adolf Hitler. un libro terrible, no solo por sus afirmaciones, sino por su redacción y la manera en que refleja el confuso y antisemita imaginario de Hitler.
Cuando lo leí me pregunté sinceramente ¿Por qué alguien leería esta maraña de ideas ponzoñosas por gusto? Lo que me llevó a descubrir la investigación de Sven Félix Kellerhoff en Mi Lucha. La historia del libro que marcó el siglo XX, en donde nos cuenta la interesante historia de este libro.
Mi Lucha fue escrito por Hitler cuando estaba en prisión. En 1924, según la publicidad del Partido Obrero Alemán, fue anunciado en preventa por diez marcos. Los siguientes cinco años la editorial se enfrentaría al fracaso, ya que mientras que el primer volumen fue relativamente aceptado, el segundo fue rechazado totalmente por el público y altamente criticado.
Hacia 1930 las ventas subieron. El éxito del Partido Obrero liderado por Hitler iba en aumento desde 1928 y para 1932 casi catorce millones de alemanes eligieron el nacional socialismo como partido preferente, pero, aun así, la editorial vendió apenas 90 mil ejemplares entre quienes querían conocer el pensamiento de Hitler y del partido.
El hecho de que Hitler llegara a la cancillería en 1933 avivó las ventas, incluso se recurrió a la piratería para hacerse de una copia. Después de este auge, las ventas comenzaron a caer sin medida, aunque las fuentes alemanas de la época y las cifras hasta nuestros días digan lo contrario.
La razón por la hubo quienes consideraron este librajo un éxito editorial fue que cada miembro del partido tenía que comprar su propio ejemplar, incluso fue parte de la tarifa de afiliación al partido (con un descuento, claro está, pero siempre con un pago directo a Hitler por los derechos de autor (¡). Una vez iniciada la Segunda Guerra Mundial el partido instituyo que cada soldado del Reich debía tener su edición “de mochila”, impresa en papel biblia para economizar en peso y precio y para que éstos “pasaran sus ratos libres educando su ario espíritu”.
A partir de 1935 la Organización Central de la Industria Alemana decidió que iba a regalar un ejemplar a cada excombatiente de la Primera Guerra Mundial que hubiese sido mutilado y Rudolf Hess daría la orden de que cada familia alemana, incluso las más humildes, debían tener una copia del libro en casa. También fue lectura obligatoria en las escuelas, desde los niveles básicos, hasta la educación superior.
Una curiosidad histórica es que también se entregó un ejemplar a cada pareja de recién casados en los registros civiles alemanes como regalo de bodas y fue transcrito al braile en 1932 en seis tomos. Sven Kellerhoff menciona que, con base en todas estas cifras y hechos, “uno de cada seis lectores potenciales dispuso de su propio ejemplar. Nunca un libro de autor alcanzó una mayor difusión entre su público objetivo”.
Pero de todos aquellos que adquirieron el libro ¿cuántos lo habrán leído o siquiera hojeado? Según Kellerhoff, en 1945 el Departamento de Estudios de Opinión de la Oficina del Gobierno Militar de Estados Unidos, realizó un sondeo a modo de encuestas para averiguarlo. El resultado fue muy interesante: el 23% de la población adulta reconocía haber leído al menos una parte y de los miembros del Partido nazi, solo el 18% de ellos había leído el texto completo y 10% solo fragmentos. En cuanto a la población civil, en cifras globales, fueron más hombres que mujeres quienes leyeron el libro y solo el 14% completó ambos volúmenes.
Podemos afirmar que Mi Lucha fue un “éxito de ventas no leído” y, como podemos notar, fue una victoria favorecida por el control del Estado sobre un público cautivo.
Después de la Segunda Guerra Mundial y de la caída del Partido Nazi, el libro fue prohibido en Alemania y hasta 70 años después, en 2015, se permitió que los ejemplares se vendan en ediciones comentadas por expertos, previamente revisadas y aprobadas por los comités alemanes pertinentes. El trabajo de Kellerhoff es uno de ellos.
La venta actual de “Mi Lucha” nos recuerda -ante los eventos de los trumpistas y la radicalización de los supremacistas blancos que siempre hay lugar para la xenofobia y la persecución y que la existencia de este libro (que muestra “una realidad divergente no existente más que para sus seguidores que siempre tienen “otros datos” y a los que la verdad nunca preocupa porque ellos tienen su verdad que resulta inamovible ante los hechos y las pruebas todo lo cual demuestra que debemos mantener la guardia para evitar ser nuevamente arrastrados por estos extremistas que, exigiendo la libertad de expresión para promover sus ideas, llegan al poder y queman los libros y a las personas que tienen otras ideas.
Prohibir el libro solo lo hace ‘atractivo’ por lo que no debe ser prohibido, pero si debe haber una contra educación que demuestre su falsedad que recuerde a los lectores el peligro que representa ser radicales, xenófobos o carentes de humanidad. Debemos cuidar nuestro corazón y nuestra mente en el servicio y aprecio a los demás por nuestras similitudes y diferencias. Al final, la variedad de pensamientos y perspectivas es lo que nos lleva -en una discusión no extremista donde ambas partes escuchan y dialogan- a la riqueza como sociedad.
Te recomiendo leer “Mi lucha. La historia del libro que marcó el siglo XX” de Sven Félix Kellerhoff, Editorial Crítica y pensar.
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