El camino otomano no recorrido

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El reconocimiento hecho por la administración Biden al Genocidio Armenio en el año 1915 perpetrado por los turcos otomanos recibió inicialmente una respuesta relativamente silenciosa por parte de los funcionarios turcos. El canciller Cavusoglu tuiteó la frase «No tenemos nada que aprender de nadie sobre nuestro propio pasado», mientras que el aliado político nacionalista de Erdogan Devlet Bahçeli, replicó que la historia de Turquía era «impecable» sin «genocidios ni masacres» cometidas por la nación turca. El portavoz de la presidencia Ibrahim Kalin reprendió al presidente estadounidense pidiéndole «observar su propia historia y presente».[1] Cuando Erdogan finalmente respondió a la declaración de Biden, 48 horas después, el tono y contenido de sus comentarios fueron negativos, pero eran más en tristeza que de ira.[2]

Los «Tres Pashas», ejecutores del genocidio armenio, en un diario que data de 1918

En comparación con el constante ritmo de contenido extremista anti-estadounidense durante años en los medios de comunicación turcos a favor del régimen, esto fue – hasta ahora – relativamente ligero. En el año 2020, el propio Erdogan tuiteó que un «enfoque racista y fascista» en los Estados Unidos condujo al asesinato de George Floyd, mientras que en el 2018 amenazó a las tropas estadounidenses con propinarle «una bofetada otomana» si se interponían en el camino de las operaciones militares turcas contra los kurdos siros.[3]

Una de las razones por la relativamente moderada respuesta es, por supuesto, que Turquía está enfrentando en estos momentos una difícil situación política y económica.[4] Si bien Erdogan ha utilizado de manera efectiva la xenofobia como herramienta para gobernar durante años, lanzar una campaña de este tipo contra los Estados Unidos ahora pudiera tener circunstancias imprevistas y podría escapar de su control. Una campaña para, por ejemplo, desalojar a los Estados Unidos de la base aérea Incirlik pudiera ser exitosa y ver que dicha base sea trasladada a Grecia. Un espaldarazo de los adversarios estadounidenses Rusia, China e Irán, algo que Erdogan ya ha hecho en otras ocasiones – también puede traer consecuencias, aunque este es un paso por el cual el portavoz no-oficial de Erdogan en el diario Yeni Şafak ha pedido repetidamente durante años, identificando a los Estados Unidos, Europa occidental e Israel como los verdaderos enemigos de Turquía.[5] Erdogan también tiene que considerar la atmósfera general que este desea para una próxima reunión con Biden a concertarse en junio de este año.[6]


La declaración de Biden sobre el genocidio armenio estuvo muy bien redactada. No se mencionó en lo absoluto a Turquía, sino a dos de los otomanos que llevaron a cabo el genocidio. Se mencionó Constantinopla en lugar de Estambul, pero así se llamaba formalmente la ciudad al comienzo del genocidio del año 1915: Ḳosṭanṭīnīye. Si Erdogan y el partido AKP fuesen kemalistas (o estadistas globales más sutiles), pusiese entonces asumirse la posibilidad de un amplio margen de maniobra, ya que la República Turca no es mencionada en lo absoluto. Una rampa de salida diplomática está a la vista de todos.

El problema es que, en oposición al kemalismo, Erdogan y su partido AKP junto a sus aliados nacionalistas han adoptado un giro específico sobre el Imperio Otomano (y figuras anteriores tales como el Sultán Seljuk Alp Arslan) como potentes símbolos nacionalistas y religiosos. Los otomanos gobernaron durante 624 años y debería haber sido relativamente fácil forjar una excepción a esta adulación por el breve pero desastroso mandato de cinco años del Comité de Unión y Progreso de Turquía (CUP) desde los años 1913 al 1918. Es este grupo, bajo el liderazgo de los llamados «tres pashas» – Talat, Enver y Jamal – que no solo llevaron a cabo el genocidio de los armenios y otros pueblos sometidos, sino que también llevaron a cabo desastrosamente la guerra que vio a Turquía perder su imperio y de verse casi desmembrada. La valentía de los soldados turcos regulares no pudo finalmente superar el desastroso liderazgo militar en la Primera Guerra Mundial, a pesar de las  dispersas victorias en Gallipoli y Kut. Tal valentía solo esperaba a un líder talentoso como Mustafá Kemal para llevarlos a la victoria final en el año de 1923. Los tres pashas incluso fueron condenados a muerte en ausencia por las autoridades otomanas (sin duda bajo presión aliada) después de finalizada la guerra.

Existen buenas razones por las que el régimen de Erdogan no puede distanciarse de un pasado chovinista otomano – en primer lugar, porque tal conexión ha tenido un gran éxito en casi dos décadas de poder del partido AKP. El evocar nacionalismo y especialmente el tóxico nacionalismo combinado con la religión, pueden ser herramientas muy poderosas. Uno solo tiene que ver a Erdogan evocando a Abdul Hamid II (un carnicero de armenios), Mehmed el Conquistador y Alp Arslan en sus anuncios políticos, o ver la utilización de imágenes religiosas en la conversión de antiguas iglesias y ahora convertidas de museos a mezquitas.[7] Tal simbolismo tiene un poder muy crudo y real.[8]

Una segunda razón es que la visión nacionalista turca de la CUP durante esos cinco años no es tan diferente de la actual visión nacionalista. Ambos rechazaron una visión tolerante, cosmopolita, multiétnica (no turca) y multi-religiosa del imperio por la supremacía de lo que es turco, sobre todo. Ambos observaron más allá de Anatolia hacia un mundo turco mucho más amplio, en especial uno islámico turco.[9] Cuando Erdogan elogió a Enver Pasha en el año 2020 en Bakú, este estaba elogiando a una figura implicada en el genocidio armenio y personificaba las ambiciones expansionistas turcas en el Cáucaso y Asia Central.[10]

La historia imperial y el orgullo nacional no tienen por qué ser tóxicos. Pero pueden ser manipulados muy fácilmente para que sean así. Se sucedieron muchas masacres durante el dominio del Imperio Otomano; el genocidio armenio fue el más extremo. Solo en el siglo 19, los otomanos respondieron a la rebelión de los pueblos sometidos con extrema brutalidad, así como los griegos de Quíos en 1822 y los búlgaros en el año 1876. Otras masacres, como la de árabes cristianos en Damasco en el año 1860 y las masacres de Hamid contra armenios y cristianos asirios entre los años 1894-1896, fueron avivadas por el fanatismo religioso y la presión económica.

Pero también hubo notable tolerancia y pluralismo en el Imperio Otomano, que dio refugio a judíos ibéricos y protestantes europeos y donde las minorías florecieron durante siglos. Este mismo imperio vio a pueblos sometidos – griegos, albaneses, serbios y armenios – ascender a altos cargos. Este es también el Imperio Otomano de las reformas de Tanzimat del siglo 19, que buscaba de manera muy sincera otorgar mayores derechos a todos los pueblos del imperio sin importar su religión. Se puede forjar una narrativa imperial basada en dicho cosmopolitismo, en una autoimagen pluralista y en lazos internacionales positivos. O esa misma historia imperial puede ser escogida y construida para ser llevada a la guerra, violencia e intolerancia. Lamentablemente, ha sido mucho más fácil forjar esto último en la Turquía de Erdogan.

La rampa de salida propuesta por Biden permanece abierta al régimen de Erdogan. Pero dar marcha atrás no es fácil cuando este ha invertido y edificado con mucha diligencia para ir en la dirección contraria.

*Alberto M. Fernández es vicepresidente de MEMRI.


[1] Twitter.com/ikalin1/status/1385995336326516740, 24 de abril, 2021.

[2] News.yahoo.com/erdogan-calls-biden-reverse-wrong-170729993.html, 26 de abril, 2021.

[3] Independent.co.uk/news/world/middle-east/turkey-us-president-erdogan-rex-tillerson-ottoman-slap-visit-secretary-state-a8212731.html, 15 de febrero, 2018.

[4] Balkaninsight.com/2021/01/05/turkeys-slow-motion-economic-crisis, 5 de enero, 2021.

[5] Véase la serie de MEMRI Despacho Especial No. 9040 – Editor del portavoz del partido AKP a la oposición turca: ‘Incluso Biden no puede salvarles… llamen al ejército estadounidense a las calles de Estambul’, 17 de noviembre, 2020.

[6] Whitehouse.gov/briefing-room/statements-releases/2021/04/23/readout-of-president-joseph-r-biden-jr-call-with-president-recep-tayyip-erdogan-of-turkey, 23 de abril, 2021.

[7] Youtube.com/watch?v=WnomndKaM9g, 18 de junio, 2018.

[8] Youtube.com/watch?v=WKPagHTN_VU, 22 de febrero, 2017.

[9] Politurco.com/what-happened-to-armenians-in-1915.html, 25 de abril, 2021.

27 Ahvalnews.com/eu-turkey/erdogan-moving-closer-making-turkey-big-again, 15 de diciembre, 2020.

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El Instituto de Investigación de Medios de Información en Medio Oriente (MEMRI) explora el Medio Oriente a través de los medios informativos de la región.

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