Una vez más México dice no al cambio y para muchos resulta verdaderamente frustrante. El 1 de julio de este 2012 comenzó como un día más aunque por primera vez en la historia de un país que fue tanto tiempo gobernado por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) se llegó repetitivamente al extremo retroceso de reiniciarse hacia el mismo principio: el PRI una vez más en el tope, al mando del poder, un poder tan irracional y absolutista que se nos enchina el cuerpo.
Muchos pensaron que tras tanta campaña, propaganda y tanto discurso los resultados de la elección presidencial habría sido distinta. Pero no, en México siguen arraigados los mismos principios de antaño, la idea de que un partido siga brindando bonanza a un grupo exclusivo, en beneficio de unos cuantos y el caos, la pobreza y la desigualdad extrema en los demás.
Esta elección ha sido para muchos como irse directamente al paredón, de pie, suspendidos, anhelantes de que algo aconteciera para inmediatamente el tiro de gracia, en plena nunca, un escupitajo en plena cara. La verdad sea dicha México sigue siendo el mismo de hace setenta años, corre la sangre, se engrandece la pobreza, se muere de hambre, se mutilan las voces y triunfan los que apoyan al títere siniestro que hace y deshace.
Derecha o izquierda están atorados en la misma cuerda floja, cuidado con mirar hacia abajo, cuidado al moverse, no dar un solo paso, estancados, encadenados a la necesidad ficticia y simplemente mantenerse donde uno está, los riquillos en su misma posición de asirse a su status quo, que no pierdan nada, cerrada la visión, un constante alzarse de hombros, jerarquías denigrantes, que nada se les quite, que nada se les arranque, de extrema manipulación y sentirse únicos y poseedores de la verdad en este nuestro planeta tan amolado.
Todos de atar, manipulados por el extremo sentimiento de que cada cual en lo suyo cuando la verdad sea dicha en México existe solamente
el respeto por el poder.
La clase media inexistente, injuriada, totalmente borrada del mapa y la faz de la tierra, sin empleos ni oportunidadaes, a la vez que se prometen la tierras y las estrellas ya inexistentes y sin que luego de seis años pase algo, nada, absolutamente nada porque cambio implica no solamente contante y sonante sino movimiento y han sido únicamente, yo soy, ¿quién eres tú? los que se han atrevido a abrir la boca, a decir, a engendrar su posición que en las últimas semanas dio como resultado al 132, grupito para muchos, rebeldes sin causa, generación que debe protestar porque cuando uno es joven todo se vale, sin entender de verdad que nada volverá a ser lo mismo.
Seguramente los que tienen su lana en el banco, los que se alzan de hombros ante tanta desigualdad, los que arrinconan sus ganancias erráticamente habrán de cerrar los ojos, ya la hicimos, muertos de risa y vuelta a lo mismo, la injustia, la mentira, las eternas vacaciones, la corrupción y el río de inseguridad que ha arrancado tantas vidas, la vieja de ochenta y cinco años que tras conocer los resultados de la elección se metió a la cama y a llorar, como una magdalena, desesperanzada y decrépita, sin querer nada más. De plano se negó a levantar la bocina al sonar el teléfono y de tristeza se dispuso a morir.
Me inclino a pensar que no habrá de ser así, poco a poco habrá de pasar algo, un alzamiento mental, una iluminación, estando tan ciegos, tan sin consciencia, las mil y tantas horas televisadas intentando dar una explicación, borbotones de palabras, que el país está de atar para comprobar con horror que se ha cometido uno de los peores actos, el paso hacia atrás, el desacato a si mismo, la gran mentira que nos arrastra como oleaje a pesar de las promesas del candidato que sonriente y como eternizado mueve la cabeza, aquí, su nuevo títere, el emperador sin cabeza, la tierra que se abre, que nada dura más de cien años y nadie más está dispuesto a aguantar tanta escoria.
De verdad creo que la gente está hasta el ras del aguante y no habrá tuerto que vuelva a confundirlos.
Los mexicanos saben lo que hacen.
Y con pleno conocimiento de causa votaron por el malo conocido.
Los mexicanos votaron por la corrupción con la ilusión de que si todos roban a todos les tocara algo.
Pena Nieto recibió -con 2l 25% del voto del electorado total- licencia de corzo para limpiar el país.
También recibió en charlo de plata la oportunidad de demostrar que pueden ‘gobernar’ con mesura y no llevarse el Banco de México al final del sexenio pero eso implicaría una altura de estadista y una visión de gobernabilidad de otro siglo.
Ojalá, ya que el país volvió a la época del ojalá, ojalá quienes rodean al actual Presidente no vacíen la caja antes de irse y quienes vienen puedan controlar su ambición y así como dicen algunos conocedores "robar poco y dejar algo para los demás".