Nuestros corazones están rotos

Por:
- - Visto 358 veces

Hoy mi corazón está roto, empañado de tristeza, confundido. 

Todos nacemos con una identidad: sin elegir, pero aprendiendo a conocerla y amarla. Una identidad es la oportunidad de expresar quién eres honrado tu pasado, conociendo la historia de las generaciones que te antecedieron y decidiendo cómo quieres darle vida a esa identidad a través de tus acciones futuras. 

Desde que nací estuve en una escuela judía, visité el templo en las fiestas, viví las tradiciones dentro de mi casa. Aprendí a hablar Hebreo y a cantar el Hatikvah, el himno de Israel. 


En mi infancia me enamoré de mi judaísmo: ser judía era estar en familia, era la cena de Shabat cada viernes con mis primos, tíos y abuelos para compartir la mesa a las luces de las velas. Era sembrar árboles en Tu Vishbat, era comer matzá en Pesaj y aprender a bailar Rikudim y cantar canciones en Hebreo. El judaísmo era alegría, conexión y amor. 

En mi adolescencia entendí que mi identidad judía era compleja: me hablaron de los actos terribles del Holocausto, entendí que en ocasiones las identidades dividien y que cuando hay odio e ignorancia, tener una identidad puede ser un riesgo sin sentido. En esa adolescencia te halaban de antisemitismo y atentados en contra de los judíos, de ataques terroristas, de la importancia de estar protegidos y alertas. Tenías que llegar una hora antes de que empezara la escuela a las instalaciones de tu colegio judío para revisar salón por salón, silla por silla que no hubiera ningún peligro, para asegurarte (siendo un adolescente) que todos podían llegar a la escuela sin peligros, sin el riesgo de bombas.

Cuando me gradué de la escuela viví una inmersión completa en mi judaísmo a través de vivir en Israel por unos meses. Me voluntaricé en un Kibbutz, hice dos meses de entrenamiento militar en el Tzahal, viví la belleza de un país en el que me sentía más segura que cualquier otro lugar, un país que siempre había sido mi segunda casa y siempre lo será. Me sorprendí de la sensación de formar parte de la identidad nacional, de escuchar el Hebreo en las calles, del silencio y la paz de las calles en Shabat. De la alegría y la juventud vibrante, de los días en la playa y de las noches caminando libremente en las calles. 

Ahora que soy adulta vivo mi judaísmo con la complejidad que implica: amando mis raíces, la cultura y tradiciones que son de mi pueblo. Pero también con miedo, con la tristeza inmensa de saber que nos odian por la identidad con la que nacimos, con el sentimiento de alerta constante de que podemos estar bajo ataque, con las amenazas de la historia del Holocausto en mis recuerdos. Viviendo en Estados Unidos, teniendo que tomar cursos para neutralizar “shootings” porque trabajo en una comunidad Judía, y es una realidad agobiante lo posible que es vivir un ataque en mi vida. 

Han pasado días desde que Israel  fue sacudido de una manera que nunca antes habíamos visto. Todos los judíos del mundo estamos afectados: nuestros recuerdos en Israel ahora están transgredidos por fuego de incendios, por escombros de bombas lanzadas, por la sangre de los niños y niñas que fueron asesinadas en su vida cotidiana en plena calle y a la luz del día. 

Estos ataques terroristas son anti-humanos, no respetan la dignidad, transgreden todo lo que hemos visto como justicia en la historia del mundo, demuestran las máximas consecuencias del odio. Son difíciles de expresar: mujeres violadas antes de ser asesinadas, bebés decapitados, familias completas degolladas en sus hogares…

Todos los judíos del mundo vivimos el luto de estas pérdidas. Vivimos la inseguridad total que nos inunda de sentirnos vulnerables y atacados. Todos estamos llorando, expectantes y preocupados por lo que va a pasar. 

No tengo suficientes palabras para expresar mi corazón roto, Israel nunca va a volver a ser el mismo. Es demasiada la pérdida, la tragedia y el dolor. 

No tengo nada más que hacer que desear la calma en Israel, la paz, el amor, la unión. Desear un mundo en el que podamos respetar las identidades de otros con curiosidad y amor, entendiendo que la diversidad nos enriquece como sociedad. 

Am Israel Jai.

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: