La palabra oración tiene su raíz en orar. Orar quiere decir pronunciar palabras.
Mucha gente hace “oración” con el pensamiento, eso no es oración. Oración es que las palabras salgan de la boca.
Y aunque Dios escuche igual tanto nuestros pensamientos como nuestras palabras, el decirlas tiene un sentido fuerte por el siguiente motivo:
Cuando pensamos y no hablamos, por empezar vamos más rápido lo que provoca menor concentración. Además, nos permitimos pensar palabras que no diríamos o que no son nuestras convicciones que Dios nos entiende. Eso es cierto, pero Dios desea de nosotros que seamos reales, que seamos nosotros mismos.
Otro motivo para orar pronunciando palabras es porque al ser humano le cuesta reconocer verbalmente lo que piensa, por ende, pronunciar es un acto de humildad, y la humildad es el único camino para comunicarse realmente con el Gran Arquitecto Del Universo.
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