El Mar Muerto, técnicamente el punto más bajo de la superficie de la Tierra, es un lago salado situado entre Israel y Jordania. Es un vestigio de otro que existió hace 60.000 años cuando su nivel fue de 180 metros por debajo del mar. Su salinidad es 10 veces mayor que los demás mares por lo que ningún organismo vivo puede vivir en él. Su nivel está disminuyendo rápidamente. Entre 1930 y 1977, descendió 21 metros y en la actualidad esta bajando más de un metro por año así que si no se hace algo urgentemente, el Mar Muerto literalmente morirá.
Según los expertos, una de las causas principales de este problema es la disminución del caudal de agua de su principal tributario, el río Jordán… Al crecer las necesidades del precioso líquido tanto para consumo doméstico e industrial como para los grandes cultivos agrícolas de Israel y de Jordania, el volumen que recibía en el pasado ha ido disminuyendo. En algunas partes sus orillas han retrocedido hasta 600 metros en los últimos 20 años y su nivel está bajando aproximadamente un metro por año.
A medida que el nivel del Mar Muerto ha ido bajando se ha presentado el fenómeno de los “bolanim”, que son unos enormes hoyos que han debilitado los suelos de la zona. Estos “bolanim” indujeron la suspensión de varios proyectos turísticos e inclusive un proyecto que ya estaba bajo construcción fue suspendido. Las plantaciones de dátiles también sufrieron cuando los “bolanim” se fueron tragando palmeras enteras
Existe una gran preocupación desde el punto de vista turístico pues cada año miles de visitantes llegan a la región para flotar en sus densas aguas o para tratamientos médicos y cosméticos que datan de los tiempos del Rey Salomón. Se teme que vengan cambios negativos en uno de sus grandes atractivos, su micro-clima que no existe en ningún otro lugar del mundo. Tiene la presión atmosférica más alta, un 6-8% más de oxigeno que a nivel del mar y unos 330 días de luz solar al año. Los rayos solares en esta zona son filtrados por 400 metros más de atmósfera, una neblina cargada de minerales y una capa de ozono. Este filtro reduce los rayos UV y permite que los pacientes de afecciones dermatológicas puedan permanecer más tiempo al sol. Los beneficios que ofrece el Mar Muerto se han reconocido especialmente en el caso del tratamiento de psoriasis, dermatitis atópica, vitiligo, micosis, enfermedades pulmonares, fibrosis quística y la osteoartritis. Es interesante que los costos de tratamientos en el Mar Muerto para ciudadanos alemanes, daneses, austríacos, italianos y suecos son total o parcialmente pagados por los seguros sociales.
Para solucionar el grave problema que se está presentando existen dos proyectos opuestos entre si: Uno es llevar agua de mar al Mar Muerto y el otro es agregarle agua normal. Si se opta por agua de mar, hay dos alternativas: el Mar Mediterráneo o el Mar Rojo. En ambos casos, la gran incógnita es cómo reaccionaría el Mar Muerto al recibir agua diferente de la que recibía a través de los siglos.
El canal del Mediterráneo sería menos costoso pues es una tercera parte más corto (unos 70 Km.) vs. 200 Km. de distancia al Mar Rojo. Otro inconveniente es que el canal del Mar Rojo con su agua salada pasaría por el desierto de Aravá, zona con posibilidad de movimientos sísmicos que podrían afectar las reservas de agua potable profundas.
Existe también un trasfondo político ya que Jordania no acepta ningún sistema que no pase por su propio territorio, por lo cual la opción del canal desde el Mediterráneo prácticamente va a ser descartada. Así que es muy probable que la opción del Mar Rojo sea la que se llevará a cabo.
El Banco Mundial está involucrado en este proyecto y se están haciendo los estudios de factibilidad. Se estima su costo en cerca de 2000 millones de dólares
Los opositores aducen que el plan de agua salada traería negativos impactos ecológicos al cambiar las condiciones existentes por miles de años. Lo que proponen es limitar los desarrollos turísticos de la región, establecer un corredor ecológico forestal que alimente al Río Jordán y sus afluentes. Esta opción llamada “Norteña” consiste primordialmente en traer agua desalinizada desde la costa del Mediterráneo directamente al Río Jordán salvándolo también de una eventual sequía.
Hasta la fecha no se ha llegado a ningún consenso que satisfaga a todos los interesados a pesar de que este problema exige soluciones urgentes antes de que este Mar Muerto se convierta en un bloque de sal.
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