Refugiados: ¿benefician o perjudican a México?

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México tiene una larga tradición de solidaridad y apertura de sus fronteras para recibir a los habitantes de países en problemas o que buscan refugio por encontrarse en situación de persecución religiosa o ideológica.

Si hablamos de los beneficios que estas inmigraciones han dado a la nación mexicana es preciso hablar de la gran inmigración española que se dio en México en el marco de la Guerra Civil con el franquismo entre 1939 y 1942.

Se estima que estos años México dio asilo alrededor de 25 mil refugiados españoles, y aunque varios regresaron a España una vez terminada la Guerra Civil, muchos decidieron establecer en México su lugar de residencia definitivo.


Fue el Gobierno del presidente Lázaro Cárdenas quien tomó la decisión de abrir las puertas del país a los españoles que atravesaban por una situación por demás complicada. Cálculos históricos señalan que aproximadamente un 25% del total de esta inmigración española estaba compuesta por intelectuales, quienes se integraron y formaron parte clave del desarrollo que el país tuvo en esos años, como por ejemplo en el apuntalamiento del Instituto Politécnico Nacional, institución de reciente creación que fue pieza indispensable para llevar a cabo la Expropiación Petrolera y el desarrollo de esta industria básica para el crecimiento económico del país.

A estos intelectuales españoles se les dio la apertura y oportunidad de que formaran parte activa de la transformación que vivía México en aquel entonces; su participación marcó un antes y un después. Los refugiados ayudaron a crear La Casa de España en México, El Colegio de México, el Fondo de Cultura Económica, así como a reforzar el profesorado de la UNAM y el IPN. En definitiva el exilio español enriqueció al continente americano con la llegada de filósofos, poetas, investigadores e intelectuales.

Otra importante presencia internacional europea de la que se tiene registro en el continente americano es la de la comunidad judía.

En los años de la Revolución Mexicana entre 1912 y 1924 se registró en México la llegada de judíos de origen sefardita. Fue Plutarco Elías Calles quien abrió las puertas y con esta invitación se dio la llegada de unos diez mil judíos provenientes de Polonia, República Checa, Eslovaquia, Alemania, Italia, Unión Soviética, Grecia y Turquía.

La llegada de la comunidad judía a México fortaleció el comercio pues aunque en un inicio muchos fueron boleros, aboneros y comerciantes ambulantes, mas tarde se convirtieron en comerciantes establecidos e industriales que contribuyeron en forma importante al desarrollo económico del país.

Otro momento importante para la llegada de la comunidad judía a México fue entre 1933 y 1945 con el auge de la Alemania nazi. Miles de refugiados llegaron a América derivado de la persecución ampliamente conocida que emprendió en su contra Adolfo Hitler. Sin embargo se calcula que en esta etapa México recibió a menos de mil refugiados judíos.

Pasadas la Primera y Segunda Guerra Mundial, México continuó dando facilidades para que los perseguidos por el nazismo tuvieran acceso al país. Hubo un apoyo especial para que colonias polacas que así lo quisieran pudieran permanecer en el país después de la Segunda Guerra Mundial.

Otros episodios importantes de asilo político se dieron en los años de las décadas de 1960 y 1970 en América Latina con la proliferación de las dictaduras militares que se caracterizaron por estar en oposición de la izquierda y por este motivo se violaron flagrantemente y en forma abusiva los derechos humanos de la disidencia. Fue un periodo de intervención militar el cual se caracterizó por usar estrategias militares en contra de la población civil de su propio país.

Caso concreto el del golpe militar en Chile en 1973 que trajo la instauración de la dictadura (1973-1990). México fue uno de los países latinoamericanos que abrió sus puertas a un grupo de chilenos en su mayoría militantes de los partidos políticos de izquierda chilena. Estos llegaron a la Ciudad de México a través del asilo diplomático en la Embajada de México en Santiago y luego de su expulsión después de permanecer durante un lapso variable en la cárcel o en campos de concentración.

En el caso de Argentina, desde antes del golpe de Estado en 1976, la violenta situación política potenciada por organizaciones paramilitares motivó a un número significativo de argentinos a solicitar asilo en la embajada de México. Desde 1973 y hasta la fecha del golpe de Estado en Argentina, los paramilitares asesinaron a poco más de mil quinientas personas. En 1974 llegaron los primeros migrantes políticos argentinos.

En la década de 1980 México recibió alrededor de 40 mil indígenas guatemaltecos durante la guerra civil que se vivió en este país. El 75% de ellos regresaron a Guatemala en 1998 pero el resto fueron naturalizados mexicanos y además sus lenguas indígenas fueron declaradas oficialmente lenguas nacionales en 2006.

Según el censo del año 2000, había 23,597 guatemaltecos residiendo en México, pero incrementó a 48,000 ciudadanos guatemaltecos siendo la segunda comunidad extranjera después de los estadounidenses y la primera de centroamericanos que residen en grandes centros urbanos y ciudades fronterizas.

El beneficio de estos movimientos migratorios es principalmente cultural, pues en el plano inmediato estos grupos poblacionales al venir en calidad de refugiados vienen en busca de empleo y oportunidades de desarrollo. En el caso de españoles y judíos hubo un beneficio económico en el largo plazo pues se convirtieron en empresarios coadyuvantes del desarrollo de la economía nacional.

Al aceptar la llegada de refugiados, el gobierno mexicano pone el ejemplo en materia de respeto de derechos humanos en el plano internacional, aunque a nivel interno la situación de respeto a los derechos humanos atraviesa por una crisis insoslayable.

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