Shmutzik es un personaje inventado por mi imaginación.
Un día, caminando por las viejas callecitas de Tel-Aviv, lo encontré en un parque. Discretamente me senté a su lado. Contuve mis ansias de abrazarlo y contarle que él es el protagonista de varios cuentos míos. Su atuendo era exactamente como yo lo describía; Un traje muy fino, que en sus tiempos fue creado por un buen sastre. La tela seguramente era importada. Pero el tiempo había dejado sus huellas. Las arrugas hablaban por si mismas y lo raído del casimir contaba el paso de los años. Sus zapatos desteñidos, en silencio marcaban su cansado caminar. Su cabello blanco y largo, se entrelazaba con su barba desalineada. El viento y los rayos de sol eran sus acompañantes, que lo abandonaban cuando la lluvia golpeaba su tristeza.
En mis diálogos yo le inventé un pasado y le brindé un futuro, pero ahora que lo vi con su mirada perdida en la nada de los recuerdos, caminando sin rumbo fijo, comprendí que en la vida hay muchos que pasan desapercibidos.
Ayer con letras
te puse un nombre
y te vestí de pobre.
Pero tu personalidad
tenía tanta riqueza,
que logró darle
a mis cuentos
una historia verdadera.
Querido personaje
de mi imaginación,
que arrastras en tus sueños
los míos, dándole vida
a mis letras, para lograr
crear palabras y
con ellas escribir
mis cuentos y poemas.
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