Cuando el fútbol rebasa todos los límites de la pasión, cuando el grito de gol atorado en la garganta lleva meses sin poder salir, cuando ves a la selección nacional de fútbol jugar en un estadio con más de 100,000 voces alentando sin parar, cuando el “cielito lindo” se escucha desde Santa Úrsula hasta las torres de Satélite, cuando el deporte se vuelve mucho más que un simple juego de 11 vs 11.
Meses de incertidumbre, de dudas, de fracasos, de problemas sin solución, de una prensa buscadora de culpables, y unos culpables buscadores de pretextos, de un plantel sin convicción, que hoy tiene sumergida a la selección nacional en una crisis más grande que el mismo Estadio Azteca; pero, dependiendo del cristal de donde se mira, nos arrastra a todos los que estamos ligados voluntaria e involuntariamente a la misma: jugadores, prensa, dueños, televisoras, patrocinadores, comercios, aficionados.
Se acabó, llegó el momento, el que no ve para adelante solamente prorroga el abismo… El viernes a las 20:30 hrs la selección nacional jugará un partido que, sin duda alguna, definirá el rumbo de los próximos 4 años.
No sé si sepan o si les interese saber, pero que la selección gane el viernes en la noche es un hecho que nos conviene absolutamente a todos los que vivimos en este país. Desde el restaurante más pequeño en la ciudad hasta la más grande empresa de medios de comunicación
No hay excusas, nuestro antagonista principal, el malvado de la historia, el enemigo más peligroso, ese que es peor aún que Masiosare o que el “Peje” ya se fue, Chepo dejó la selección y ahora llegó el hombre que todos pedían, el que conocemos como el “Rey Midas”, el “Vasco” del 2013, el gran salvador, la gran esperanza, el ansiado Víctor Manuel Vucetich.
Ha llegado el momento de que los que tienen la oportunidad, los 11 jugadores que salten a ese rectángulo verde con líneas en cal blanca, al que yo llamo el “campo de batalla”, demuestren su amor a la camiseta.
Llegó el momento de soplarle a la última “Vela” del pastel para siempre. de dejar atrás a los que nos dejaron a nosotros, de alentar a los que juegan por nosotros, y de gritar todos al mismo tono y son, GOL.
Este país necesita una alegría en tiempos donde abunda la tristeza. México necesita, debe y va a estar en Brasil 2014. Con escala en Auckland, Nueva Zelanda o con vuelo directo, ya en estos momentos el medio no nos importa, únicamente el fin.
¡Vamos México!
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