Me pregunté cómo llegue hasta este punto de mi vida. ¿Qué lazos unieron diversos puntos en el universo para darle cierto sentido y no otro?.
Hoy, mientras hice un viaje a Tel Aviv para reparar un piano, vi a través del viaje, ya sean peatones o trabajadores profesionales, que no hay ningún punto en común entre ellos. Cada uno es diferente. En apariencia no hay una experiencia común, y realmente no la hay, a pesar de que todos somos seres humanos.
De modo que me cuestione, al igual que los puntos de mi vida, que es lo que une a todos estos puntos que son otros seres humanos, que no sean de la familia de uno.
La realidad es que la unidad de todas las cosas, si no se mira desde un punto de vista religioso, es una farsa. Nada une a la gente, excepto la casualidad.
Uno pasa a vivir a una nueva colonia, uno entra a un nuevo trabajo, uno cruza un puente.
Imaginemos por un segundo, que en el puente se cruza con una perfecta extraña, y se trata de su alma gemela, su media naranja, pero no existe ningún motivo para que uno se aproxime al otro, de modo que cruzan uno al lado del otro indiferentemente, y cada uno se pierde en su propio infinito.
¿Qué es lo que une a los puntos?, ¿La inevitabilidad?, ¿La coincidencia?, O ¿un grupo de alegorías culturales?
Nacieron en la misma colonia, estudiaron en el mismo colegio, se alistaron al ejército en el mismo batallón, se convirtieron en profesionales en la misma universidad, sintieron pasión por la misma carrera o tema, se internaron en el mismo hospital, puede ser, vivieron en el mismo asilo.
Sin embargo, también puede ser lo contrario, se conocieron en un accidente automovilístico en donde intercambiaron información, viajaron en el mismo vuelo siendo que hablaban el mismo idioma, hicieron la cola para llegar al cajero, se pelearon por comprar el mismo cuadro.
¿Qué me dice usted de una tercera opción? La siguiente:
Murieron en el mismo punto.
No me refiero a que nacieron en el mismo día, y que comparten la fecha del cumpleaños, no me refiero a que murieron en la misma fecha o a la misma edad, sino que murieron en el mismo lugar exacto.
Ciertamente dos personas que sufren de cáncer y se conocen en el hospital, o en la quimioterapia, se pueden identificar. Dos automovilistas que se estacionaron y les hicieron un reporte de tráfico aproximadamente a la misma hora y luego se encontraron en la delegación, se pueden identificar.
Es decir, en nuestra humanidad, cuales son los puntos de identificación del ser que no existiera gracias a la religión, raza o nacionalidad.
De eso se trata el universalismo, de identificación, en las acciones del camino, más allá de la religión, raza o nacionalidad.
Los judíos se identifican con los judíos, los negros con los negros, pero ¿acaso los vivos se identifican con los vivos?
Si un OVNI viniera con la intención de conquistar violentamente a nuestro planeta, todos nosotros nos identificaríamos como la raza humana, como un grupo que se defiende a si mismo, un solo grupo.
En cambio, tras un terremoto en Japón no nos identificamos con los japoneses, sino que decimos: ¡pobrecitos!
Un amigo mío, judío jasidico de barbas largas de color dorado, me dijo que extrañaba la guerra y el terror, porque es justamente lo que unifica al pueblo judío, y en especial a los Israelíes. En cambio, cuando no hay guerras o terror, nos odiamos a nosotros mismos, nos comemos unos a otros. Que conste que no lo digo yo, sino un jasid del Rebbe.
Yo no lo veo así, veo puntos de identidad perdidos en el aire y en la naturaleza, y absorbidos de esta u otra forma por nosotros los hombres, los humanos. Nosotros somos el espejo de la naturaleza, y la naturaleza es una parte de Dios. He allí nuestra grandeza.
Por ello veo una vía mas clara al sentido en la pasión por una forma del conocimiento, la literatura por ejemplo, en la que se narra lo humanamente posible.
Y dentro de lo humanamente posible caben tragedias y holocaustos, pero también amores y romances.
En la literatura cabe todo. Los escritores no existen, solo existe Dios que escribe en el cielo a través de los escritores que son su laberinto. La mayoría de los escritores sin embargo, usan lentes para protegerse de la realidad, es decir, para profundizar y narrar desde su universo interior, su propia alma, y no verse perdidos en la parte física de la existencia.
La parte física de la literatura: los libros (papel y tinta, o pantalla digital y dígitos), y la parte física del lector: la luz (y quizás unas gafas).
Con esto quiero decir que voy a dedicar los próximos siguientes sesenta años de mi vida en leer, escribir, y sobre todo investigar y analizar la literatura.
Me llama en lo especial la atención la literatura que no ha sido escrita en mi idioma, como el hebreo o el inglés, aunque en sus niveles más altos e intelectuales, no la entienda del todo.
Me gustaría saber ¿qué es un libro? Y ¿qué es escribir? ¿Qué sentido tiene? Y ¿para quien?
Si todo el sentido es publicar para que el público compre mis libros, no es más que un simple acto de mercadotecnia, sin condenarla, pues ha permitido la abundancia en los hemisferios (en los imperios culturales como el americano, ingles, francés, ruso) y la carencia en los pueblos sometidos.
En la literatura hay de todo, sometedores y sometidos, historias de ficción e historias que son un papel carbón de ciertas realidades, y usted decide por cual de los imperios se inclina, se identifica con el exceso de los sentidos, o con una fragua espiritual, intelectual o histórica.
Veo en los libros calidos amigos, ligeros, fácil de llevar y leer en todas partes, enriquecedores, los guías en donde se puede encontrar el verdadero destino, un vino de pasión para vivir.
No se trata de saber la verdad, sino de embriagarse en ella.
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