Ya tengo el poder

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Al poder se logra llegar de varias maneras, al menos tres principales: por elección de las demás personas debido a las capacidades de quién se le desea dar el poder, pisando cabezas y abusando de los demás, o con mucho dinero o “palancas” que tendrán que ver con dinero.
Las personas que persiguen el poder, a veces lo logran, pero nunca triunfan. Jamás en toda la historia alguien que haya buscado el poder ha triunfado, nunca jamás. En algún momento, no sólo lo perderá sino que fracasará de la peor manera, desde un suicidio hasta una persecución de las personas que hayan o no sido sus “inferiores”, con todo tipo de ignominias.
Una persona que cambiará estar en el poder, no por elección de las demás personas sino por “palancas” o pisando cabezas, debe demostrar que tiene el poder para sentirse poderosos. Ellos creen que ser poderoso no es tener poder, sino demostrarlo aunque todos ya lo sepan.
Esas personas demuestran su poderío de una sola manera que incluye varias cosas: prohibiendo, que incluye imponiendo, censurando, castigando y mintiendo.
En algunos casos, tal vez la mayoría, incluso aquellos que la sociedad les ha otorgado poder por elección, también caen en ese flagelo. Esto aplica para todo tipo de líderes, incluyendo religiosos.
La manera más horrenda que tienen los líderes religiosos de demostrar su poder es no escuchar a los demás o no transmitir importancia demostrando que realmente sí les importa, es decir, mintiendo.
Esto pasa porque las personas creen que no son lo que realmente son, sino lo que los demás ven que ellos son. Lo que se les olvida es que los demás no ven lo que él quiere que ellos vean aunque se los impongan. Los demás ven lo que cada individuo entiende que es. Y eso es justamente lo que lleva al camino de la perdición de esos líderes.
Llámese líderes a todos aquellos que tienen un rango más alto que otros.
Claro que existen personas muy buenas como muchos maestros que son superiores a sus alumnos, que son inferiores en esa materia. Pero pocos son los que saben enseñar. Una cosa es saber mucho y otra muy diferente es saber enseñar.
Me acuerdo cuando era más joven y estaba en la escuela, aprendí en una clase de contabilidad el debe y el haber. Me pidieron que haga una tarea y no la supe hacer bien. Yo pensé que en la columna del debe escribir las entradas de dinero y en la del haber las salidas, luego hacer las cuentas de diferencias para saber si cuento con dinero de ganancia o de pérdidas. Hice mi ejercicio y nunca supe porqué lo hice mal. El maestro me puso ¡MAL!, Y cuando fui a preguntarle por qué, simplemente me dijo “porque así no se hace, está mal”, pero nunca me explicó para que aprenda. Él, como muchos otros, se limitaron y se limitan a dar la clase y no a enseñar para que el alumno aprenda.
El Quijote, a fin de conseguir ser Caballero, se mintió a sí mismo con una pantomima ya que al final reconoció que todo lo hizo haciéndose el loco y que realmente estaba muy consciente de cada cosa. Lo primero que hizo una vez que tenía “su poder” es exigir que no se le debe cobrar la pensión por ser armado Caballero. Así es como actúa el mundo actual.

Acerca de Rob Dagán

Mi nombre es Gabriel Zaed y escribo bajo el seudónimo de Rob Dagán. Mi pasión por la escritura es una consecuencia del ensordecedor barullo existente en mis pensamientos. Ellos se amainan un poco cuando son expresados en tinta, en un escrito. Más importante es expresarse que ser escuchado o leído, ya que la libertad no radica en hablar, sino en ser libre para pensar, analizar.

2 comentarios en «Ya tengo el poder»
  1. Pues no tengo nada que decir . Me ha gustado . Salvo a mi querido D. Quijote . Seguro esra de su comentario ? . Seguro qye ha sabido interpretar su idea ? . Repáselo siempre es bueno y dele otro Giro
    Flora

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